miércoles, abril 24, 2024

Expediente 2019

Veracruz, peor que el infierno
Luis Velázquez

13 de febrero de 2019

La vida cotidiana en Veracruz se ha vuelto peor que en la película «El infierno» con Joaquín Cosío y Damián Alcázar, uno de los héroes cinematografías de la Cuitlamanía.
Los días y las noches están dejando huellas traumáticas imborrables en el corazón social.
Por ejemplo, los ríos y lagunas convertidas en un cementerio flotando de los carteles y cartelitos, y en donde, de pronto, ¡zas!, en una curva del río las aguas arrastran a uno y otro y otro cadáver y hasta los niños rurales jugando a la orilla del río los han descubierto, aterrorizados y atemorizadas con las aguas del mal.
La semana anterior, por ejemplo, cuando hacia el día 70 el número de muertos era de trescientos veintiséis, los cadáveres de dos personas aparecieron flotando en el río «Chamizal» de El Higo, en el norte de Veracruz.
Eran un martes en la tarde.
Los dos, ejecutados.
Y para evitar que escaparan, amarrados de pies y manos.
Y sus cuerpos, putrefactos.
El mismo día, en un arroyo de Actopan, en el centro de Veracruz, apareció el cadáver de un hombre flotando en las aguas y luego atorado a la altura de unos cañales.
Ni siquiera en «El infierno», la película laureada de Damián Alcázar, la muerte en su dimensión más sórdida.

ESCURRIENDO SANGRE CAMINÓ A LA MUERTE

El 5 de febrero, la muerte también apareció en su forma más siniestra, ahora, en Acayucan, y que rebasa por completo «El infierno» de Damián Alcázar y parece mudada en la novela de Gabriel García Márquez, «Crónica de una muerte anunciada», más porque el muerto ignorara que lo iban a matar en tanto la población lo sabía, por la crudeza con que Santiago Nassar, el protagonista del Gabo, enfrentó la muerte.
En Acayucan, al salir de su casa el jefe policiaco en Juan Evangelista, Mariano Rodríguez, de 54 años, teniente en retiro de la secretaría de Marina, fue emboscado por un par de pistoleros que lo andaban cazando.
Sus disparos lo hirieron de muerte, pero no lo mataron al instante, sino lleno de coraje y pasión por la vida, herido, escurriendo sangre, la población lo miró caminando a la clínica más cercana para ver si lo podían salvar.
Era de noche. La noche del martes 5 de febrero, día de la Constitución.
Caminó una o dos o tres calles, pero la muerte le ganó la jugada cuando intentaba salvar su vida.
Su asesinato quedó insertado en el programa estelar de la secretaría de Seguridad Pública bautizado con el nombre de «Unidos para la Construcción de la Paz».
La paz de los sepulcros.
La paz de las balas.
«Plomo o plomo» es la jugada de los carteles y cartelitos ante las fuerzas policiacos.
Por eso, en el pueblo de Mariano Escobedo, en el centro de Veracruz, un día el presidente municipal camino al palacio del Ayuntamiento quedó absorto, alucinado, en estado catártico, leyendo las mantas colocadas por la población la noche anterior donde le avisaban que si detenían a un malandro…simple y llanamente, lo lincharían.
En Tierra Blanca, para desventura de la ganadera, diputada local de MORENA, Margarita Corro Mendoza, los malandros se están robando las vacas, los becerritos y los toros, con una modalidad:
Las matan, las descuartizan, las decapitan, se llevan el resto del cuerpo y dejan la cabeza en los potreros.
«El infierno» de Damián Alcázar se quedó corto y al guionista cinematográfico le faltó imaginación basada en la realidad real.

LOS CADÁVERES FLOTAN EN LOS RÍOS 

En Coatzacoalcos, la población está sublevada contra la inseguridad y hasta escribieron a la ONU para que los voltee a mirarlos.
En Orizaba, las mujeres marcharon en contra de los feminicidios.
En Mariano Escobedo, las mantas de la muerte tendidas por los vecinos.
En Pánuco, el diputado local, Rodrigo García Escalante, denunció que los policías estatales roban a familias y negocios.
Y en los ríos y lagunas, los cadáveres siguen flotando como si fueran, o son, el cementerio flotando más largo y extenso de los carteles, pues sus aguas desembocan en el Golfo de México.
Y el secretario de Seguridad Pública, Hugo Gutiérrez Maldonado, intocable e intocado.
En «El infierno», «El Benny» Damián Alcázar rafaguea en el día patrio y en el palacio al presidente municipal y a sus policías y a sus escoltas y a su gabinete, incluida su esposa, porque al mismo tiempo es uno de los jefes narcos de la plaza.
La actriz jarocha, Ana de la Reguera, filmará su vida en diez capítulos y que protagonizará y estrenará por el canal Comedy Center.
Y si tanto bien está generando en La Antigua, en Veracruz sería canonizada si mejor filmara la historia truculenta que se vive y padece en la Cuitlamanía.

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