Barandal

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•La era Cuitláhuac

•Coleccionar poder

•El altiplano, su mundo

Luis Velázquez

11 de diciembre de 2018

ESCALERAS: El gobernador de Veracruz, como todos los políticos, tiene una sola obsesión, como es ganar cada vez más y más poder.

De acuerdo con Suetonio en su libro “Los doce Césares”, los emperadores coleccionaban poder y cuando de pronto descubrían que ya nada quedaba, entonces, pensaban que su gabinete legal y ampliado y/o su equipo se habían ido “cabezones”. Entonces, los ajusticiaba.

Tiempos aquellos y que con frecuencia suelen parecerse tanto, pues como afirmaba Carlos Marx, la historia se repite a veces como una comedia y otras como tragedia.

Algunos ejemplos en el caso del góber jarocho son los siguientes.

Uno. Claudia Sheinbaum, toda su vida militante de la izquierda, tomó posesión como jefa de Gobierno de la Ciudad de México. A su lado, camino al palacio, iba flanqueada por el góber de Veracruz y el senador de la república, Manuel Velasco Coello, ex tlatoani de Chiapas. Nada más indicativo que regodearse con el poder, los hombres y mujeres del poder sexenal…desde la izquierda de AMLO.

PASAMANOS: Dos. En la euforia del poder, el góber local exclamó la siguiente frase bíblica. “Todos los secretarios del gabinete federal de AMLO me conocen”.

La plenitud, pues, aun cuando el millón de indígenas de las ocho regiones étnicas de Veracruz apenas, apenitas, quizá, lo hayan visto en la cantina de la tele del pueblo o algún periódico por ahí extraviado.

Tres. Otra frase bíblica que retrata su prioridad. “AMLO rescatará a Veracruz”. Primero, ajá, dijo que Andrés Manuel López Obrador le daría treinta mil millones de pesos. Después, corrigió. Habrá recursos para pagar sueldos y aguinaldos, pero serán anticipos a las participaciones federales.

En todo caso, en la cancha política, papá AMLO.

Cuatro. El góber ya forma parte de la CONAGO, Conferencia Nacional de Gobernadores. La semana anterior, la primera junta estelar de tres horas con AMLO. Cuitláhuac García, una vez más, a su lado. La primera, el dos de diciembre en su visita a Xalapa. Somos, alardeó eufórico, la primera entidad federativa en ser visitada por el presidente de la república en funciones.

CORREDORES: Cinco. Igual que el bravucón del barrio, nada más efectivo en el corazón social que alardear la relación con los jefes máximos. Cuitláhuac, por ejemplo: “Ya le dije a Olga Sánchez Cordero, secretario de Gobernación, que nos ayude para la caída del Fiscal Jorge Wiínckler”. Días después, reviraría. Que serán los diputados locales los encargados, pues así, además, establece la ley.

Seis. El regodeo con el presidente de la república, el jefe de jefes. Por ejemplo, el anuncio cacareado de que estaría como estuvo con el presidente en Tabasco para la primera piedra de la refinería a cargo, claro, de la secretaria de Energía, Rocío Nahle.

Siete. Su proclividad para tejer alianzas con las entrañas del poder federal. Guadalupe Victoria, Antonio López de Santa Anna, Miguel Alemán Valdés y Adolfo Ruiz Cortines, bordaron alianzas y se volvieron presidentes de la república. Heriberto Jara, a la secretaría de Marina. Fernando Gutiérrez Barrios llegó a la secretaría de Gobernación, Ignacio Morales Lechuga, a la Procuraduría General de la República. Cuitláhuac, oteando hacia el país del futuro.

Claro, la leyenda popular dice que si al gobernador le va bien con el poder central, también a Veracruz. Y si le va, peor a Veracruz.

RODAPIÉ: Ocho. Yo soy el nuevo Príncipe parece decir Cuitláhuac con sus hechos y declaraciones. Pero más aún, el nuevo tlatoani, el hombre de fierro, el mero mero. Y yo, lograré lo que nunca antes Roberto Madrazo, Elba Esther Gordillo, Emilio Chauyffet, Fidel Herrera Beltrán y Rafael Moreno Valle, como es descarrilar a Miguel Ángel Yunes Linares, su antecesor.

Por lo pronto, el juicio político al Fiscal Jorge Wínckler. Segundo, la libertad de varios duartistas. Tercero, el aviso a Yunes de que será auditado con microscopio. Y cuarto, el aviso al Yunes azul de que hay delitos que perseguir en su contra.

Nueve. Soy el nuevo Príncipe, y asesta manotazos como parte de una política autoritaria. Por ejemplo, logró la dispensa para ungir al secretario de Seguridad Pública, Hugo Maldonado, originario de Nuevo León, pues la Constitución local establece que para ser secretario del gabinete legal se deberá haber nacido aquí.

Diez. El autoritarismo en su dimensión estelar es el siguiente. En diez días del sexenio de la izquierda, el 90 por ciento del gabinete legal vive en el limbo. Mejor dicho, en la oscuridad. Los únicos en el carril político, social y mediático son el gobernador y el secretario General de Gobierno. De ahí, para adelante, ninguno. Nacidos para vivir en las sombras, como los vampiros, aun cuando los vampiros, ya se sabe, chupan la vida.

BALAUSTRES: Once. Desde el primero de julio, día de las urnas, Cuitláhuac ha inventado y reinventado un enemigo. Es Yunes Linares. El bueno y el malo. La lucha histórica del bien y el mal. En contraparte, AMLO ya dejó de hablar de “la mafia del poder” y anunció la amnistía política para cinco de los ex presidentes de la república que están vivos, como son Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón, Vicente Fox, Ernesto Zedillo y Carlos Salinas de Gortari. Se le olvidó Luis Echeverría con el movimiento estudiantil del 68.

Doce. Dueño del poder, su palabra se impone. Tan es así que hasta develó su vida privada, cuando dijera a Milenio que en dos ocasiones ha intentado casarse pero ni modo, han sido intentos fallidos. Por lo pronto, tiene novia. Es una modelo. Trabaja en Liverpool. Y como un solterón de 50 años, el político o el hombre más importante del estado de Veracruz, con más poder, poder político, poder económico, poder social, poder educativo, poder legislativo, poder en materia de salud, seguridad y procuración de justicia, un solterón codiciado. En el fondo, el ejercicio del poder.

Profesor, dice, durante veinte años en la Universidad Veracruzana, nada le atrae tanto como el poder público.