jueves, abril 18, 2024

Escenarios

•Seis mujeres con Cuitláhuac

•Las 6, en cargos menores

•Hombres, en grandes decisiones

Luis Velázquez

UNO. Seis mujeres con Cuitláhuac

El góber electo anunció seis nuevos cargos públicos el domingo 25 de noviembre del año que casi termina en el parque Juárez. Seis mujeres (algunas exdiputadas), digamos, encumbradas en el poder efímero de un sexenio. Pero al mismo tiempo, en cargos, digamos, inofensivos. Lejos de las grandes decisiones del poder. Lejos del manejo presupuestal. Lejos de los negocios.

Su lugar, sin embargo, era otro, y más porque son, y salvo excepciones excepcionales, millón de veces más honestas que los hombres,

Una mujer, por ejemplo, para la secretaría de Protección Civil, donde enfrentará los esperados (por recursos del FONDEN) desastres naturales. Otra, para el Medio Ambiente. Otra, para el DIF, listo para desaparecer. Otra, para la Oficialía Mayor de Educación, y en donde, bueno, negocios jugosos suelen existir porque en el pasado inmediato manejó la relación con los sindicatos, además de que en la cancha pública para nadie constituye un secreto que opera, hasta con discrecionalidad, el mayor presupuesto oficial.

Otra mujer, en la dirección del instituto de Pensiones, de hecho y derecho, en condiciones de quiebra financiera.

Y otra mujer, para la Contraloría, la vigilante, digamos, de la honestidad, pero sin acceso a los negocios lícitos e ilícitos, acaso, digamos, y como ha sido frecuente en administraciones anteriores, una dependencia para meter calambres a los políticos pillos y ladrones y lo que significa una amplia capacidad para vigilar el desempeño gubernamental.

Atrás de las 6 mujeres, los ejecutores de las grandes decisiones, todos hombres, con todo y que la mayoría de ellas son unas desconocidas en la cancha pública y siembra la incertidumbre en el resultado social esperado.

De cualquier forma significa un precedente indicativo, pero insuficiente, si se considera, primero, que en la secretaría de Turismo hay otra mujer, siete, por lo pronto, en el gabinete legal y ampliado.

Pero al mismo tiempo, insuficiente, porque entre los cargos mayores del sexenio suman treinta, y lo que significa que quince serían para mujeres y quince para hombres, considerando que de cada diez habitantes de Veracruz seis son mujeres, y por tanto, la población femenina manda.

DOS. Políticas encumbradas y descarriladas

Y más, como en el caso, cuando han sido enviadas a cargos, digamos, menores. Casi casi, de protocolo. Figuras decorativas, a menos, claro, que aprieten tuercas, como el caso, por ejemplo, de la secretaria del Medio Ambiente en un Veracruz con tanta protesta social contra las mineras que tanto contaminan.

Además, con todo y que una mujer fue nombrada en el Medio Ambiente, la secretaría estaba ofrecida ene número de veces para el biólogo Pablo Robles Barajas, y de pronto, la reversa.

Incluso, en el pasillo político trascendió que cuando el biólogo se lo recordó al góber electo fingió amnesia.

Y en todo caso, y en una segunda vuelta de la desmemoria y el olvido le habría ofrecido otro cargo por ahí, aun cuando a su hermana Mónica ya le dieron la diputación local pluri, es decir, sin hacer campaña, sin gastar un centavo y sin exponerse a una derrota.

Otro gallo cantaría a las mujeres políticas si las hubieran destinado como en la yunicidad, con todo y sus desplomes.

Por ejemplo, Clementina Guerrero García, en la SEFIPLAN, y de pronto renunciada sin que nunca, jamás, se conocieran las razones.

Indira Rosales San Román, premiada con la Senaduría pluri, todo por vestirse de indita para echar tortillas en Soledad Atzompa.

Mariana Aguilar López, quien en el Medio Ambiente pasó dos años en el limbo.

Yolanda Baizabal Silva, de quien se conoció su trabajo sólo en la comparecencia anual en el Palacio Legislativo.

María Laura García Beltrán, en el DIF estatal, con su mayor escándalo de la migración poblana a Xalapa.

María Angélica Méndez Margarito, directora del Instituto de Asuntos Indígenas, ni fu ni fa.

Shaira Desyanir Tienda Haces, en el Instituto de Educación para Adultos, en un Veracruz con 600 mil analfabetas de 14 años de edad en adelante, y sabrá el viejito del pueblo el número de alfabetizados.

Y Maribel Sánchez Lara, en la UPAV, quien luego enseguida fue destituida porque era incómoda para el secretario Enrique Pérez Rodríguez.

Ya se verá, entonces, lo que vaya pasando con las mujeres de Cuitláhuac García en el poder sexenal.

TRES. Camino al Gólgota

En el gobierno del estado hay secretarías claves. SEFIPLAN, Educación y Seguridad Pública, por ejemplo, sin que los nombres de los futuros titulares hayan trascendido, aun cuando el góber electo dijera que serán revelados el primero de diciembre cuando tome posesión.

Otro cargo público clave por el manejo presupuestal es la dirección de Comunicación Social, todavía en el limbo.

Y ni se diga en la UPAV, Universidad Popular Autónoma de Veracruz, donde y de pronto fue descubierto “el oro molido” que significa operar y manejar la educación superior.

Ya se verá.

Pero si con los seis cargos otorgados a mujeres el domingo 25 de noviembre, más la secretaría de Turismo, que ya estaba, se trata de puestos públicos de menores expresa la reticencia del góber electo a confiar en las mujeres.

Quizá pudiera deberse a que la senadora y futura secretaría de Energía de AMLO; el presidente electo, Rocío Nahle, trae azorrillado al góber electo, y ni hablar, tiene miedo a la inteligencia y el talento, y a la intensidad femenina como mujeres.

Pero mientras exista el trato discriminatorio, xenófobo y racista a las políticas en Veracruz, ninguna posibilidad real existe de enaltecer a la población femenina de Veracruz, por más y más apapachos a las madres con hijos desaparecidos, por ejemplo.

Un gabinete de izquierda como el que tomará posesión el próximo domingo expresa su madurez humana, primero, distribuyendo los cargos públicos en base a la paridad entre mujeres y hombres, y segundo, nombrando a las mujeres en puestos claves con la misma deferencia que a la población masculina.

Pero si de entrada el racismo domina y predomina y a las secretarías claves son enviados hombres, y más aún, amigos, cuates, aliados, socios, cómplices, nada marca la distancia con los gobiernos anteriores.

“Es la misma gata”, ni siquiera revolcada que los panistas y los priistas.

La lucha femenina todavía carga la cruz a cuestas camino al Gólgota.

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