jueves, abril 25, 2024

Barandal

•Soberbia del exfiscal

•Muy echado pa´lante

•ONG claman justicia

Luis Velázquez

04 de julio de 2018

ESCALERAS: La soberbia y la envidia fueron los dos peores males salidos de la caja de Pandora. Y la soberbia del exfiscal Luis Ángel Bravo Contreras cuando compareciera en el juzgado de Pacho Viejo fue una bofetada social dicen las ONG de los desaparecidos.

Después de la orden expresa para desaparecer cadáveres en el sexenio anterior, acatando órdenes de Javier Duarte, lleno de altivez y porte de galán se declaró inocente, dice la señora Aracely Salcedo, la madre de Fernanda Rubí, secuestrada en un bar de Orizaba.

Aún más: exigió su libertad.

“Yo sólo di la orden, pero no la ejecuté”, dijo, la orden de desaparecer trece cadáveres tirados en la barranca de la muerte, “La aurora”, ubicada en el municipio de Emiliano Zapata.

El corazón humano y social de la ONG se estranguló cuando, por ejemplo, escucharon que el ex Fiscal aseguraba que el delito de desaparición forzada no es grave, ni siquiera, vaya, puede compararse con un delito de robo menor (La Jornada, Celia Díaz, 23 de junio, 2018).

PASAMANOS: Soberbios fueron la mayoría de los duartistas del gabinete legal y ampliado del sexenio anterior.

Además de pillos y ladrones internados en el penal de Pacho Viejo, soberbios y cínicos. Todo apunta, insaciables con los bienes materiales como cuando, por ejemplo, en estado de ebriedad giraban un mapa y en pleno vuelo lo detenían con el índice para elegir el lugar donde comerían o cenarían así fuera en el otro extremo del mundo.

Soberbia cuando Bravo Contreras tomó posesión de la Fiscalía y se declaró azorado y desconcertada porque su antecesor, Felipe Amadeo Flores Espinoza, tenía ratas y cucarachas en su oficina y “así, dijo, pueden imaginar el estado de los expedientes”.

Soberbia cuando se pitorreaba de los Solecitos y Colectivos y gritó al país que en las fosas clandestinas denunciadas sus policías sólo habían encontrado restos de perros.

Soberbia cuando en cada nuevo amanecer aparecía en el carril social y mediático como un galán, un fajador, un conquistar, un seductor azteca como siempre se ha creído.

CORREDORES: De los 34 duartistas presos en Pacho Viejo entre políticos, jefes policiacos y policías, Bravo Contreras es el más aguerrido. Está muy echado pa´lante. La soberbia le sigue ganando. Quizá, como una escafandra. Acaso, porque está convencido de su grandeza.

Encarna, sin embargo, el duartazgo. La desaparición forzada y el saqueo. El desdén por los pendientes sociales.

Igual como otros, fue el primero en negociar y pactar con la yunicidad y entregó la Fiscalía de nueve años así nomás, a cambio de nada.

Acaso le habrían ofrecido impunidad. Pero al mismo tiempo, y si así fue, entonces, olvidó el principio fundamental de un político y de un jurista como es conocer y profundizar en la naturaleza humana.

Más, en un gobernador fogueado en el campo de batalla, habituado a romper sus propios pactos.

Pocos meses le duró el gusto de la Fiscalía donde se creía eterno, pues el nombramiento trascendería tres gobernadores al hilo.

Creyó en la palabra oficial y salió estafado. Y seguro de su misión en la tierra, consciente de que el mundo ha de girar a su alrededor, en ningún momento la adversidad en contra ha eclipsado su vertiginosa soberbia.

Cada vez que comparece en la barandilla penal de Pacho Viejo, los Solecitos y Colectivos le ponen el tendedero fotográfico de sus hijos desaparecidos.

El destino lo alcanzó y lo persigue.

RODAPIÉ: El mejor amigo del ex Fiscal dejó de ser Javier Duarte, preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México y asustado con el delito de desaparición forzada, igual que Arturo Bermúdez Zurita, pues nunca prescribe y la conciencia del país y del extranjero está atrás.

La soberbia es la aliada indestructible de Bravo Contreras.

Y eso que la yunicidad, con quinientas denuncias penales por desvío de recursos oficiales en contra de duartistas interpuestas por la Contraloría y el Órgano de Fiscalización Superior, ORFIS, en la Fiscalía, ha omitido, por el momento, ocuparse de sus propiedades.

Su rancho, “El gavilán”. Su edificio en construcción, o terminado en Córdoba. Sus socios en Córdoba. Su mansión en la ribera jarocha. La versión de que su ex fiscal, Leopoldo Muñiz, era su presta nombre. Etcétera.

Desde luego, ha de considerarse su fama de buen litigante, tiempo cuando los vientos eran favorables.

Pero considerando la fogosidad del gobernador, por ahí podrían, digamos, apretar el botón nuclear en su contra.

BALAUSTRES: Nadie como el exfiscal tiene la soberbia tan arraigada.

Por lo general, a una mujer y un hombre presos se les baja la bilirrubina. El desánimo crece vertiginoso. En las noches, durmiendo en el reclusorio, las pilas se nulifican por completo y el derrotismo se implanta en las horas eternas del amanecer.

La cárcel, dice el sicólogo, siempre marca, así estés un día, un mes, un año, varios años.

Por eso, y a pesar de todo, resulta admirable la obsesiva obsesión del exfiscal para seguir mostrándose como un galán, una figurita, un playboy, en la bandarilla.

De muchas cositas lo acusan las ONG. Una más, las pruebas falsas de ADN. Dice Araceli Salcedo, quien encarara a Javier Duarte y Karime Macías en Orizaba:

“Confiamos en que se haga un buen proceso penal. Sería una indolencia que saliera libre”.

Publicidad




Otras noticias

Bitácora Política

SENTIDO COMÚN

Bitácora Política

SENTIDO COMÚN