jueves, mayo 2, 2024

“LA REPUBLICA DEL ODIO”

LUNES 14 DE MAYO DE 2018

DE PRIMERA MANO

ROLANDO QUEVEDO LARA

“LA REPUBLICA DEL ODIO”

Faltan 47 días para las elecciones.

Coatzacoalquenses bien nacidos tienen miedo, no por las tropelías que comenten los malandrines que se dice pertenecen a la delincuencia organizada. No.

A estas alturas del proceso electoral, miedo por doquier.

Respetados cuatrochos bajo la sombra que permiten las frondosas ramas del árbol de mango, pusieron sobre la mesa de las discusiones, tema de mayor interés nacional: Elecciones 2018.

Ufffff. Vaya para bronca. Cada quien con su cada cual. Y lo peor, los nuevos morenistas, antes recalcitrantes priistas, sin control por la soberbia que les lleva creer a pie juntillas en las encuestas, esas que no tienen valor, la buena el 1 de julio, en las urnas. Los hoy morenistas, jactanciosos, perviven en total engreimiento, alardes, vanagloria, vanidad, arrogancia, chulería, petulancia, altanería, altivez, envanecimiento, presunción, desdén.

Imposible dialogar con ellos, los invade la testarudez, cabezonería, empecinamiento, obcecación, obstinación, pertinacia, terquedad, tozudez, tesonería, porfía, emperramiento. Prejuiciosos, recelosos, suspicaces, ofuscados, arbitrarios, monomanos, convencionalistas, tercos.

Armando y Juve, los más juiciosos con su verdad, sacaron de sus talegas escritos de los que más saben: Federico Reyes Heroles y Pablo Hiriart.

El uno con su leidísima columna La República del odio, El otro con, Así será el futuro con AMLO.

“LA REPUBLICA… DEL ODIO”

Exigieron los cuatrochos se publicaran, por esto del espacio, va primero la de FeReHer que a la letra dice:

“Qué lleva por dentro. De qué madera está hecho. Cuáles son sus verdaderas intenciones. Si el poder magnifica bondades y mezquindades, debilidades y resentimientos, en esa consistencia emocional nos va la vida.

“Ingratos”, “siniestros”, “traficantes de influencias”, “corruptos”, son palabras que desnudan una furia interior. “Sentimiento profundo e intenso de repulsa hacia alguien que provoca el deseo de producirle un daño o de que le ocurra una desgracia”. Allí una de las definiciones del odio. El odio nos ciega, el odio degrada la razón, el odio envilece al ser humano. El que pierde la capacidad de razonar es un bárbaro, un esclavo de la barbarie.

Con su permanente sonrisa —que mucho oculta— lanza los nombres de seres humanos a los que no conoce, no les ha estrechado la mano, no los ha visto a los ojos, no sabe nada de sus familiares, de sus creencias, pero él ya los tiene en una categoría: “minoría rapaz”.

“Si los odia, qué mal les desea. Y menciona algunos nombres y al hacerlo provoca el odio hacia Roberto, Claudio, Alejandro, Eduardo y otros. Es el mismo odio que, desbocado, galopa en las redes sociales, que tan buen servicio le han hecho, odio contagioso. Y el ‘líder moral’ calla y con su silencio otorga respaldo cómplice a las masas de odio que está convocando. Sintiéndose ganador, suelta su venenosa lengua y ofende a los empresarios, también en abstracto, ignora que la gran mayoría de los mexicanos vive día a día de los círculos concéntricos de actividad económica que desprende la empresa. Nadie debe odiar a quienes generaran bienestar.

“Está muy confundido. Odia en lo concreto, con nombres y apellidos; odia en lo abstracto, “minoría rapaz”; odia por actividad laboral, ser empresario; odia, punto. Pero después aparece la idea del perdón divino, perdón cargado de religiosidad, no habrá persecución, bendito sea el señor que nos perdona por encima de las leyes. Ésa es la Presidencia que lleva en su cabeza.

Odia a los intelectuales “fifís”, odia a la sociedad civil, en la que muchos mexicanos entregan su vida por los otros. Pero su capacidad de odio pareciera insaciable y, por ello, a los que no voten por él los tilda de antemano de “cómplices de la corrupción”.

“De nuevo divide a la República entre los honestos —que votarán por él— y los cómplices de la corrupción que, todo indica, serían seis de cada diez mexicanos… o más. Entonces, vale la pregunta, ¿cómo gobernaría para los cómplices?, palabra compleja porque el cómplice colabora con la causa macabra que él lleva en su imaginación.

“¡Qué país! Pobre tipo, porque vive entre minorías rapaces, guerras sucias en su contra, mafias del poder, intrigas y conspiraciones, enemigos, cómplices casi todos. Su vida debe ser un infierno. El horror es que desea trasladar ese infierno, ese odio, a nuestro país, a México”.

DEL PRINCIPIO AL FIN

“AHÍ LA trampa, que los odiados por él, muchos, los miembros de la mafia del poder y la minoría rapaz, los empresarios todos, los conspiradores, los millones de cómplices, los ‘fifís’, los de la sociedad civil, se envenenen con el odio que él prodiga generosamente y entonces terminen odiándolo. También eso está en juego, si llega al poder difícilmente podrá recoger todas las ofensas que ha lanzado. Y si no llega, que también es muy factible, su derrota alimentará aún más el odio de sus huestes. Nada hay de república amorosa, desde ahora ya trabaja para la república del odio”.

Servidos.

 

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