La tumba corresponde al periodo Preclásico o formativo de la Cuenca de México y es el primero en el que se identifica una cantidad tan numerosa de individuos. De acuerdo con las arqueólogas, el entierro presenta características de ritual, ya que los cadáveres fueron colocados de manera entrelazada y con varios objetos como cajetes, cuencos, ollas y tecomates. Algunos también presentaban esferas cerámicas y piedras en las manos.