La confianza está a tope y el compromiso más. El equipo del Pedregal recordó sus orígenes y pundonor, ingredientes suficientes para alzar la cara en busca del triunfo. Atlas fue la víctima en turno y el Olímpico Universitario la caldera de pasión.

El factor Alustiza pesa y pesa mucho, marca la diferencia y multiplica las virtudes de su acompañante, un Nicolás Castillo que luce más suelto, siempre listo para definir; el 1-0 no podía llegar de otra forma y fue el andino el encargado de marcar.

Desborde por izquierda, centro pasado y control en el área chica: Nicolás hizo lo que más sabe y al minuto 6 definió suave ante la salida del arquero, quien nada pudo hacer para salvar su portería. Las secuelas vendrían casi al instante.

Al 13′, Mauro Formica avisó con un gran disparo desde la media luna que fue atajado por Toselli, pero quien no habría de fallar, 20 minutos más tarde, sería Alustiza, justiciero frente a su ex equipo y respetuoso en la celebración.

El ‘Chavo’ no tuvo más que empujar el balón, en asistencia de un aguerrido Castillo, para un 2-0 que parecía contundente: Apenas pasaba la media hora de partido y los embates rojinegros jamás llegaron a buen puerto. Así culminó la primera mitad.

En la segunda parte no bajó la enjundia y ante la constante busca del arco rival, un penalti rojinegro fue cometido. Haciendo fácil lo difícil, Castillo volvió a cobrar con paciencia y desde los once pasos escribió el 3-0, marcador merecido por un cuadro insaciable.

Ya al 78′, más como un consuelo personal, Ravel Morrison clavó el balón al ángulo en un excelso tiro libre: La más clara para el Atlas fue a balón parado y no hubo más, el 3-1 fue el claro reflejo de lo que ocurrió en la cancha. Pumas amenaza con despertar y Atlas se mantiene a la deriva.