Xalapa, Ver.
En plena recta final del duartismo, el ex titular de la Contraloría General del Estado (CGE), Ricardo García Guzmán, intentó deslindarse de todas las irregularidades cometidas durante ese sexenio y comenzó a enviar oficios a funcionarios de la Secretaría de Finanzas y Planeación (Sefiplan) para que dieran fin a la licuadora, reintegraran recursos e intentaran solventar todas las irregularidades que él supo y toleró.
En agosto de 2016, tras la derrota del PRI en la elección a gobernador, García Guzmán decidió nuevamente cambiar de intereses políticos, alineándose con el entonces gobernador electo Miguel Ángel Yunes Linares, y al mismo tiempo recibía oficios de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) que le exigían aclarar presuntos desvíos cometidos en el año 2014.
La acción tomada por el entonces titular de la CGE fue deslindarse y enviar los oficios a funcionarios de la Sefiplan, y con ello ya no tomar ninguna acción de sancionar o determinar a los responsables de los desvíos de recursos.
Esto consta en los oficios que obran en poder de La Jornada Veracruz, mediante los cuales la ASF le advierte al contralor que no se han hecho las aclaraciones debidas a diversas irregularidades, que el propio Ricardo García Guzmán aseguró se habían solventado, cuando Javier Duarte aún era gobernador.
Incluso en sus últimas dos comparecencias ante el Congreso local, el ex contralor mintió al afirmar que todas las observaciones de la ASF y del Órgano de Fiscalización Superior habían sido solventadas y presumía la transparencia y honestidad en el manejo de los recursos públicos durante el duartismo.
Ahora como un aliado más del gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, ha tratado de permanecer ajeno a la vida política, salvo cuando intentó ser candidato a presidente municipal de Pánuco por las siglas del PAN.