miércoles, abril 24, 2024

Escenarios

El padrinazo priista

Protector de Tarek Abdalá

Yunes, todo a su tiempo

Luis Velázquez

Uno. El padrinazo del PRI

Por lo pronto, los diputados federales, el karemista Tarek Abdalá y el duartista Alberto Silva Ramos, han librado el fuero y también la denuncia penal de la Fiscalía de Veracruz para ser llevados a proceso penal por desvío de recursos.

El góber azul ya les dijo. “Los espero a la salida”, advirtió, y a la salida de cuando el año entrante se les termine el tiempo legislativo y entonces, al primer minuto del día correspondiente sean aprehendidos.

Tarek, acusado del desvío de unos 26 mil millones de pesos, y Silva, de más de dos mil millones de pesos.

Atrás de tal suerte política y legislativa en uno y otro caso está el coordinador de la bancada priista en el Congreso de la Unión, César Camacho Quiroz, ex gobernador del estado de México y ex presidente del CEN del PRI en el tiempo aquel del priismo cuando en el carril político se afirmaba que Tarek le llevó, en abonitos, mil millones de pesos, ordenados por Duarte, para las campañas electorales de otros candidatos tricolores.

Y, bueno, y de ser así, Camacho Quiroz sabe que si Tarek es llevado al paredón de la justicia en el reinado de Miguel Ángel Yunes Linares, el legislador originario de Tres Valles, estrella del basquetboll en Estados Unidos, “mi hermano” le llama Karime Macías, bien podría despepitar y arrastrarlo al precipicio.

Dos. Operadores legislativos

El caso del desafuero de legisladores federales está en manos de la Comisión Instructora de la Cámara de Diputados.

Tal comisión está integrada por cuatro diputados, dos del PRI, uno del PAN y otro del PRD.

Y para que el desafuero proceda debe existir mayoría de votos.

Ricardo Ramírez Nieto, originario de Guanajuato, es priista y presidente de la Comisión.

Sandra Méndez Hernández es priista y originaria del Estado de México, crecida a la sombra de Camacho Quiroz.

Juan Pablo Piña es del PAN y originario de Puebla.

Y Omar Ortega Álvarez es del PRD y originario de la Ciudad de México.

Y en tales circunstancias, los dos priistas se han opuesto al desafuero, y por tanto, se ha declarado un empate, y al darse el empate, marcha atrás.

Y por eso mismo, Tarek y Silva la están librando.

Incluso, en el caso de Tarek hubo dos, tres solicitudes de desafuero del Fiscal Jorge Wínckler y fue torpedeado, y en el caso de Silva, en una sola ocasión.

Por eso, el gobernador Yunes fue categórico:

“Los espero a la salida”.

También, digamos, esperaría a la salida a Érick Alejandro Lagos Hernández y Jorge Alejandro Carvallo Delfín (“El hijo más ruin que he tenido” diría su padre), uno y otro miembros de la llamada guardia pretoriana que formaban con Adolfo Mota y Alberto Silva alrededor de Javier Duarte, sin que nunca, jamás, dejaran pasar ni el aire.

Por eso, que nadie “coma ansias”, porque la Fiscalía tiene cien denuncias penales en contra de igual número de duartistas y todavía resta un año al góber azul para proceder.

Bastaría mirar el par de anuncios promocionales del primer informe de gobierno con Javier Duarte enmascarado y diciendo a Karime que merece la cárcel.

Tres. Someterse al escrutinio público

En la voz popular existe la certeza de que los duartistas se fregaron la lana.

Y, bueno, si son inocentes y están acusados por la Fiscalía y el góber azul, entonces, nada más digno que someterse al escrutinio público.

Algunos duartistas fueron colocados en puestos claves donde había presupuesto que manejar, entre otras cositas, “para meter la mano al cajón”.

Más aún, entre ellos se intercambiaban los cargos públicos claves.

Por ejemplo:

Érick Lagos: secretario General de Gobierno y presidente del CDE del PRI. Favorito de Duarte para la candidatura a gobernador.

Alberto Silva: secretario de Desarrollo Social, vocero en dos ocasiones y presidente del CDE del PRI. Súper favorito de Duarte para la sucesión.

Jorge Carvallo: secretario de Desarrollo Social y presidente del CDE del PRI.

Tarek Abdalá: ultra contra súper tesorero de la secretaría de Finanzas y Planeación, donde estaba por encima del titular en turno, pues por ahí caminaron seis en total.

Adolfo Mota: secretario de Educación. Favorito de Duarte para la silla embrujada.

Vicente Benítez: tesorero de SEFIPLAN y Oficial Mayor de la SEV, encargado de las relaciones con los líderes sindicales.

Juan Manuel del Castillo: secretario particular de Duarte y subsecretario de Finanzas y Planeación, encargado del manejo financiero.

Javier Duarte los fue reciclando en los puestos claves para manejar los centavos millonarios del erario.

Cuatro. Todo a su tiempo…

En el Congreso de la Unión, los vientos soplan a favor de Tarek y Silva, entre otras cositas, por los favores dispensados desde el duartazgo en el sexenio anterior a políticos del altiplano.

Pero en el caso, la yunicidad ha de sentarse en un sillón tlacotalpeño en el corredor de su casa a esperar que los tiempos se cumplan el año entrante para ir en contra de ellos.

Y si creen que sobrevivirían a los dos años de Yunes Linares, ninguno puede descartar que el primogénito gane la elección de gobernador en las urnas el año entrante, y entonces, con más razón y furia serán perseguidos.

Claro, si el 2018 lo ganan Pepe Yunes Zorrilla (PRI y PVEM) o Cuitláhuac García Jiménez (MORENA), entonces, y en nombre de la institucionalidad la librarían.

Con todo, en las redes sociales el Santo Tribunal del Internet ya los ha juzgado y de aquí a que sean otra vez candidatos a un cargo de elección popular más fácil será hallar una aguja en un pajar.

Aun así, su paso en el duartazgo les habría permitido enriquecerse.

Y el dinero, ya lo decía María Félix, “no es todo… pero ¡como ayuda!”.

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