martes, julio 8, 2025

Barandal

•La caída de Javier Duarte
•De la gloria al infierno
•La generación perdida

Luis Velázquez

ESCALERAS:
Y Javier Duarte se derrumbó. De la gloria al infierno. Del paraíso al reino de las sombras. De los vientos favorables a los huracanes y tempestades en contra.
Nada le ha quedado. Y de ñapa, descarrilado a su familia. Y a su séquito, aquel que todo le aplaudía y festinaba.
De los ocho mil millones de pesos gastados en casi seis años única y exclusivamente en medios a la peor avalancha mediática de un ex gobernador en la historia nacional.
Del montón de apologistas que tenía, a muchos de los cuales enriqueciera, a los Judas del siglo XXI.
Del dinerito oficial gastado para su dieta y quitarse lo gordiflón y hasta publicar sus fotos y videos haciendo ejercicio seguido por parte del gabinete legal  que también vivía angustiado con la panza caída.
De las barbies que lo aclamaban a las mujeres que intentan «tapar el sol con un dedo» y negarlo. Simple y llanamente, negarlo.
De la lanchita italiana que comprara en nueve millones de pesos (con cargo a los impuestos pagados por los contribuyentes) y pasear como un campeón en el Golfo de México y desembarcar en Tlacotalpan, al Reclusorio Norte en la Ciudad de México, y en donde los políticos moderados hablan de treinta años de cárcel y los acelerados de noventa años.
De su rancho «El faunito» con todo y sus 190 cuadros de pintores famosos, entre ellos, Diego Rivera y Botero y el rancho «Las mesas» con hospital y alberca para caballos en el Valle de Bravo a una crujía en el penal, aislado por completo, primero, por su hígado grasoso, angustia y depresión, y segundo, para evitar que algún preso le entierre un puñal en su gigantesca panza de la que estaría Rius orgulloso con su famoso libro «La panza es primero».
Del pitorreo que solía hacer con su gabinete legal sobre los desaparecidos, secuestrados, asesinados y sepultados en fosa clandestina («Aquí no pasa nada») a que la mitad del país y la otra mitad se pitorree de él y de ñapa lo declare el político más corrupto (y asesino) de la historia nacional.
Del «mundo color de rosa» creado a su imagen para solaz y felicidad de todos ellos a festín de los caricaturistas de la prensa nacional que en un mismo día le han publicado cuatro, cinco, seis caricaturas exaltando su panza y su barba y sus ojos coléricos y sus dichos y su risa.
¡Vaya destino de un político que arribó al poder sexenal como uno de los más jóvenes en la historia local y uno de los más jóvenes de norte a sur y de este a oeste del país!
El mismo político que con sus homólogos Roberto Borge (Quintana Roo) y César Duarte (Chihuahua) fueron declarados los símbolos de la nueva generación de políticos que daría mucho, demasiado, que decir.
Y, claro, Enrique Peña Nieto nunca se equivocó.
Javier Duarte, preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México.
Roberto Borge, preso en una cárcel de Panamá, en trámite para ser extraditado.
Y César Duarte, prófugo de la justicia.
¡Vaya generación perdida!


BANDERILLA: ¡Ay, tiempo aquel cuando éramos duartistas y éramos felices!
Y cuando ningún vendabal azul anunciaba «el infierno tan temido» como decía la monjita satanizada por la iglesia, Juana Inés de Asbaje.
Entonces, el góber tuitero (porque demostró a Donald Trump que la mayor felicidad es gobernar  través del twitter) era como era y todo le valía.
Le valió, por ejemplo, que en una tragazón de mariscos y alcohol en un restaurante de Boca del Río le diera un besito, primero, a una guapísima y sensual diputada de piel blanco que tenía a la derecha, y luego, otro besito a Carlos Romero Deschamps, líder del gremio petrolero.
Y luego, dijera al gabinete legal y ampliado que tenía enfrente:
«¡Dicen que soy un besa-hombres! ¡Sí, lo soy, y qué?».
Y callaron, fingiéndose sordos.
Entonces, delante de todos ordenó al Procurador de Justicia que detuviera y refundiera en la cárcel al ex alcalde de Minatitlán, ex diputado federal y ex tesorero del sindicato nacional de petroleros, Pablo Pavón Viñals, porque Romero Deschamps se lo había pedido para vengarse porque fue su competidor por el trono sindical.
Le valió, por ejemplo, haber despedido y cambiado a 87 funcionarios en el transcurso de cinco años y medio, sin rendir cuentas a nadie, absolutamente a nadie.
Le valió que sus asesores políticos, los vi-vis, viejos vividores (Pepe Murat, Enrique Jackson y Carlos Brito, casi 450 años entre los tres), percibieran un millón de pesos de sueldo mensual, sin recibo, sin un beneficio social para el millón de indígenas y los dos millones de campesinos.
Le valieron los escándalos con algunas de sus barbies, de una de las cuales su nombre fue convocado en la audiencia penal sabatina que durara trece horas.
El mundillo político de Veracruz sabía en aquel tiempo que Duarte es bipolar, cambiable, influenciable, con una expresa tendencia a la depresión y a la angustia, alcohólico y colérico, impertinente y grosero, y soez y barbaján con los suyos, el gabinete.
Días aquellos cuando, por ejemplo, llamaba a su oficina a un secretario del gabinete, lo regañaba, le hundía el dedo flamígero en el pecho reprochándole una conducta, una declaración, un hecho, una omisión, le mentaba la madre y lo corría.
Y al día siguiente, como si nada le llamaba por teléfono y resultaba que la secretaria en turno le decía que había renunciado el día anterior que porque él mismo, el góber, lo había despedido.
Zavalita, el reportero personaje en la novela «Conversaciones en la catedral» de Mario Vargas Llosa pregunta a sus amigos en una parte de la novela cuándo se jodió Perú?
Tal cual, más que preguntarse cuándo se jodió Veracruz con Javier Duarte la gran interrogante es por qué y cómo se jodió Duarte.

 

CASCAJO: La mitad de la población de Veracruz y casi casi la otra mitad está feliz de la justicia divina en el caso Javier Duarte.
Justicia divina:
Uno. Luego de varios meses de andar prófugo fue capturado en Guatemala y ahora enfrenta proceso penal en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México.
Dos: Sin desear mal a nadie, su esposa vive en Londres con sus hijos.
Lejos unos de otros.
Libre ella, preso él.
Tres: Algunos de los duartistas más encumbrados están presos en el penal de Pacho Viejo. Otros, prófugos. Otros, amparados. Otros, azorrillados, temerosos de que la guillotina penitenciaria les caiga encima.
Cuatro: Netflix sopesa filmar una película sobre su historia delictiva, toda vez que el presidente del CEN del PRI, Enrique Ochoa Reza, lo declaró el político más corrupto, más pillo y más ladrón, y todavía de ñapa, asesino.
Cinco: Un grupo de académicos de Estados Unidos y reporteros de la Ciudad de México se integraron en un equipo multidisciplinario para escribir un libro sobre los ex gobernadores deshonestos de México, con Javier Duarte como el símbolo nacional.
Seis: el padre putativo de Javier Duarte, Fidel Herrera Beltrán, se deslinzó por completo del hijo putativo asegurando que «no fue lo que yo esperaba».
La frase bíblica, por cierto, jamás la hubiera pronunciado el padre del hijo pródigo de la biblia y, por tanto, sólo comparable con la frase célebre del padre de Jorge Carvallo Delfín, cuando dijera:
«Jorge es el hijo más ruin que he tenido».
Siete: Desprestigiado por completo, hasta sus barbies abandonaron al pobrecito de Duarte, y ni se diga sus amigos, sus socios y sus prestanombres, varios de los cuales se volvieron testigos protegidos de la PGR para salvarse de la cárcel, simple y llanamente, porque también saborearon las mieles del poder.
Ocho: Yunilandia ya le expropió sus ranchos «El faunito» de Fortín y «Las mesas» del Valle de Bravo y su lanchita italiana de nueve millones de pesos.
El antiguo Príncipe, descobijado.
El rey, sin corona.
Todo en su conjunto, más otros puntitos que el lector deseara agregar, se catalogan como las expresiones más puras de la justicia divina.
Lo dice el viejito del pueblo:
«El que a hierro mata… a hierro muere».
Lo dice el otro viejito del rancho:
«El que la hace… paga».
Lo dice el jefe de los viejitos:
«El que se mete con el pueblo… se le pudre el alma».
Lo dice la Biblia:
«Los carniceros de hoy… serán las reses del mañana».

Publicidad




Otras noticias

Bitácora Política

Bitácora Política

Bitácora Política

Bitácora Política