domingo, abril 28, 2024

Malecón del Paseo

Por: Luis Velázquez

  • Hay 3 mil enfermedades
  • A todas expuesto el ser humano
  • El infierno cotidiano de la vida

 EMBARCADERO: El cuerpo humano es prodigioso… Tanto que, por ejemplo, está expuesto, dice el médico, a unas tres mil enfermedades… Y en muchos casos, asombrosas e inexplicables… Más aún, en un montón de males emanados de la caja de Pandora, la ciencia médica se ha declarado incompetente para desaparecer los achaques… El relato bíblico, la leyenda popular, la filosofía, dice que uno viene al mundo para ser feliz, pero a la primera de cambios, las señales son en contra, como por ejemplo, la mortandad infantil… Tiempo siniestro y sórdido en la historia que cada momento ha tenido enfermedades incurables, por ejemplo, con Antón Chéjov, el gran escritor ruso, que padeciera tuberculosis y desde la adolescencia andaba con un cucurucho en la mano donde escupía la sangre y luego buscaba un lugar donde existiera fuego o de plano lo provocaba para tirarlo… Y con tal murió a los 42 años de edad, dejando una obra literaria imborrable… Cada quien, según le ha ido en la vida, tendrá experiencias y vivencias sobre el tipo de enfermedad más terrible… Pero, por ejemplo, y entre otras, el Alzheimer, en que poco a poco, de manera silenciosa, se van perdiendo las neuronas y la memoria y los recuerdos y se vive una existencia vegetativa, donde a nadie se conoce ni reconoce… Un día, por ejemplo, Gabriel García Márquez descubrió que el Alzheimer llegaba a su puerta y confesó a un amigo colombiano que pronto dejaría de escribir, porque estaba olvidando los hechos, los hombres, las vivencias, los recuerdos… Mal terrible la depresión, el espantoso “viaje a la oscuridad” donde el estado de ánimo de la persona se hunde en el rincón más angustiante, sin ganas de vivir ni de estar ni de ser, lleno de indiferencia ante la vida y los demás, los familiares sobre todo, que tanto sufren… Y en donde un día, una tarde, una noche, una madrugada, la persona llega a suicidarse, como aquel amanecer en que Ernest Hemingway se levantó, bajó al sótano donde tenía sus armas de cacería en África, tomó una escopeta y se pegó un tiro en la boca…

ROMPEOLAS: Prodigioso, enigmático y asombro el cuerpo humano… Por ejemplo, de norte a sur y de este a oeste hay vasos comunicantes… De acuerdo con el médico, todos los males entran por las neuronas y caminan… Y caminan de la cabeza al dedo gordo del pie y viceversa… Un caso dramático está en la artritis, por ejemplo, en los pies que desde ahí trepan por el cuerpo y llegan hasta los ojos y de pronto, zas, los ojos se ponen rojos, rojos, rojos, como si la sangre los inundara… Y el enfermo va al médico y luego enseguida le dice que la artritis de los pies agarra camino derecho, derechito, a la vista… Y lo peor sucede cuando cada oftalmólogo tiene una receta infalible para curar, sin que ninguno, y por desgracia, acierte… El Parkinson, por ejemplo, en que cuando la química se ha perdido en los huesos y en las venas, agarra una tembladera en las manos y en los pies que nada ni nadie la detiene… Y en que, claro, hay personas que así enfrentan los días y las noches y siguen llevando su vida regular, pero en contraparte, hay otras que se hunden por completo hasta encerrarse como lamas en el monasterio, sin salir a la vida… Oh paradoja: el VIH, que viene, ya se sabe, de la relación sexual pecaminosa, incluso, de la promiscuidad y, claro, de la transmisión de una persona a la otra… Y es que si la vida está construida para vivirse a plenitud y por añadidura, entre otras cositas, para el placer, caray, la mala suerte se atraviesa y de pronto una persona enferma lo transmite… Y la vida, ni modo, se va pudriendo de manera lenta, inexorable…

ASTILLEROS: Con todo, los estragos de tantas enfermedades son terribles, más, mucho más, en las regiones indígenas y campesinas… En la zona urbana, por ejemplo, y de acuerdo con la posibilidad de cada quien, hay médicos particulares para atenuar, digamos, los síntomas… También hay doctores en los hospitales públicos… Pero en las demarcaciones rurales, en medio de la pobreza, la miseria, el desempleo y el subempleo con salarios de hambre (6 de cada 10 habitantes de Veracruz atrapados y sin salida en la jodidez), sólo el Señor Todopoderoso de cada quien tendría piedad de ellos… Por ejemplo, si en la ciudad hay un enfermo de la próstata (a partir de los sesenta años, de cada diez personas nueve la padecen) hay medicinas que pueden, quizá (aunque valgan unos 1,600 pesos) sobrellevar los días y las noches… Pero en las demarcaciones étnicas, ya podrá el lector visualizar la tragedia de un senil miccionando cada media hora en el transcurso de la noche sórdida y con lo que la calidad de su vida diaria es cien por ciento, más que dañina, angustiante… Ni hablar, un segundo después de nacer, el bebé está expuesto a una enfermedad… Y con frecuencia, oh Señor, hay niños que nacen con un mal congénito y dura toda la vida… Y nada, ningún científico médico, encuentra la medicina… Por eso, mucho se duda del apotegma bíblico de que el ser humano es traído al mundo para la felicidad… Además, la adolescencia y la juventud son etapas de la vida que duran muy poco ante la larga y extensa noche de la vejez… Lo dice un amigo: en el primer tramo la vida se escurre en los antros, las cantinas y los moteles, y en el tercer tramo, hacia la senectud, la vida se va en el consultorio médico, en las farmacias, en el quirófano y en la iglesia pidiendo a Dios el perdón y la clemencia…

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