martes, mayo 7, 2024

Barandal

•Movilidad educativa en la UV

•Posgrados en el extranjero

•Desarrollar el talento: Jorge Manzo

Luis Velázquez/Parte II

PASAMANOS: En el Centro de Investigaciones Cerebrales, el doctor Jorge Manzo Denes como director, se aplica en las siguientes tareas:

Una: la movilidad educativa. La mayoría de estudiantes cursan en otras universidades del país.

Dos: la internacionalización. Los alumnos cursando estudios, incluso posgrados, en el extranjero. Y con becas CONACYT.

Y tres: el impulso a los educandos talentosos que por sí mismo lo merecen.

Tal cual, entre otro sueño del doctor Manzo, ahora cuando aspira a la rectoría de la Universidad Veracruzana, UV, está traspalar a los más más de 60, 65, 70 mil estudiantes de la máxima casa de estudios su programa de acción que ahora tiene en marcha, y desde hace ratito, en el Centro, donde todos los días estudian el cerebro.

Se busca, dice, que los alumnos tengan la más alta competencia en un mundo tan disputado y reñido, donde, claro, está fuera de duda, una licenciatura, una maestría, un doctorado (“Soy doctor UPAV” dicen muchos), resultan insuficientes como herencia para los hijos.

Se necesita, asegura el doctor, una competencia de primer nivel.

Y mostrar al joven, en el terreno de los hechos, la ferocidad del mundo que vivimos en lo que resume como desafíos.

Por ejemplo, de 62 alumnos en el Centro de Investigaciones Cerebrales, el 90 por ciento están en la movilidad, y el 30 por ciento en el extranjero.

Y de los 90… han confirmado que el diez por ciento (nueve en total, y por ahora) son dueños de una inteligencia desbordada, incandescente, fuera de serie, pues, ni hablar, la naturaleza humana es así, si se considera que por ejemplo sólo hay un Beethoven y un Mozart y un León Tolstói y un Albert Camus. Y un loco que “se pasó de tueste”, Donald Trump.

BALAUSTRADAS: La estrategia es clara, dice Manzo.

Por ejemplo, el maestro ha de evolucionar como tutor. Un tutor que, en efecto, oriente y guíe.

De entrada, el estudio de la vocación de cada tutorado para incentivar y alentar sus aptitudes, habilidades, atributos, destrezas, cualidades, etcétera.

Después, para canalizar su vocación.

Y aun cuando la figura ya existe en la UV, su desarrollo es lento y torpe. Lo peor: maestros improvisados como tutores y que lo desempeñan como un paso burocrático obligatorio, sin dimensionar su significado y repercusión.

Peor aún: en muchas facultades han abierto las puertas a simples egresados de universidades públicas y privadas, pero sin ninguna formación pedagógica.

Y cuando se topan con el tutorado, lo cumplen, digamos, según su sabio entender, al ahí se va, a ver qué sale, por más y más cursitos de fin de semana y/o por Internet o en Wikipedia que tomen.

Es más: aún cuando hay una normatividad para los tutorados, los alumnos suelen andar atrás del profe, como unos pordioseros académicos, recordándole la tutoría correspondiente.

Los tutorados ahí están en la UV, cierto. Y desde hace tiempecito. Pero sin una mística de servicio magisterial, cuando en las universidades más prestigiadas del mundo se cumplen como una religión.

En el Centro de Investigaciones Cerebrales, por ejemplo, donde Manzo es el director, se cumplen “al pie de la letra” como un apostolado, evaluando resultados, a partir de experiencias en casas de educación superior, pero del mundo.

Incluso, pudiera escribirse que el Centro es una especie de oasis en el desierto de la UV que anda en el sótano de la calidad pedagógica nacional.

ESCALERAS: Soy optimista dice Jorge Manzo. Y con los pies de la tierra.

Por ejemplo: más allá de la facultad que será de la Junta de Gobierno para elegir al nuevo rector y/o todo caso, reelegir a la doctora Sara Ladrón, es la hora, dice, de estructurar ideas reales, posibles, tangibles, imposibles pero reales, para enaltecer el destino presente y futuro de la UV.

Está consciente, entre otras cositas, que tanto Raúl Arias Lovillo y Víctor Arredondo Álvarez, fueron reelegidos desde que el gobernador Patricio Chirinos Calero, 1992/1998, otorgó la autonomía a la máxima casa de estudios.

Pero también acaricia la posibilidad democrática para elegir al académico que mejor convenga a la UV, entre otras razones, por el proyecto (aterrizable) que presente y ofrezca.

En todo caso, si nadie posee la verdad absoluta, muchas veces ni la verdad a medias, entonces, sólo queda sumar ideas, sueños, proyectos, posibilidades, porque se trata del bienestar social de los jóvenes…que apenas comienzan en la vida.

El sueño del doctor Manzo Denes ya está cumplido en el Centro de Investigaciones Cerebrales. Ahora desea proyectarlo en la UV de norte a sur y de este a oeste de Veracruz.

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