sábado, mayo 4, 2024

Niño de 14 años, entre víctimas de explosión

Por Ignacio Carvajal

Tierra Blanca.-Las cuatro personas que perdieron la vida en una explosión, producto del derramamiento de combustible por una toma clandestina en este municipio, no se dedicaban a perforar los ductos de Pemex, como se ha especulado entre autoridades y algunos medios de comunicación.

Ante esos comentarios, que se han ido colando en notas informativas, la población de Cerritos (234 habitantes) están molestos.

En el cuadro de pelota, que colinda con la casa de tres de las víctimas, se arremolinan pequeños montones de jóvenes entre los 15 y los 20 años. La mayoría se notan tristes y de vez en cuanto se dan apretones de manos, palabras de aliento y abrazos.

Todos son conocidos de los hermanos Felipe y Rodrigo Reyes Morales, de 19 y 14 años, respectivamente.

Ellos han venido a presentar sus condolencias a la familia, pues en la tragedia que ya es noticia nacional, también perdió la vida el padre de los dos, Cayetano Reyes Medina, de 50 años.

La mañana que murieron, cuentan en su casa, los tres iban  rumbo a Cuitláhuac a dejar a Rodrigo a un curso de computación que toma desde hace unos meses. Su otro hermano, Felipe, dejó de estudiar y se dedicaba  a las labores del campo con su padre.

“Mi tío y mi primo iban a dejarlo a la Universidad de Cuitláhuac, así se conoce el sitio donde estudia, mi otro primo no tenía nada que hacer, y los acompañó,  y el otro muerto es un señor que les había pedido el aventón, un vecino, don Martín”, relata una de las familiares.

El joven Rodrigo tenía esa rutina desde tiempo atrás, y la ruta  para llegar a la ciudad no era la que tomaron este sábado y que les llevó a la muerte, siempre tomaban otra más corta, pero que esta vez se vio bloqueada por las anegaciones dejadas por la lluvia, horas antes, esa madrugada.

Cuando ellos pasaron en su coche y notaron el charco de agua, no sintieron temor, pues acababa de llover, jamás pensaron que había gasolina condensada que se había fugado toda la madrugada de una toma clandestina detectada en el poliducto Minatitlán-Ciudad de México, que lejos de dejarles algún beneficio, siempre les causa problemas.

Ante la fuga, tampoco se pudieron percatar del aroma del hidrocarburo, era muy temprano para que sus vapores comenzaran a subir. Cuando el coche cruzó el charco, un chispazo de la bujía, tal vez la temperatura del escape, piensan,  generó el flamazo el cual se llevó de golpe la vida de cuatro personas.

“Nombre, escuchamos la explosión, y jamás pensamos que eran ellos, según esto ellos habían tomado otra ruta.

La explosión les cambió la vida, cuentan los deudos mientras se organizan para el triple funeral del padre y los dos hijos. Quedan en la soledad la esposa y una hija menor de edad, hermana de los chicos.

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