martes, mayo 21, 2024

Escenarios

•Priista al parque Jurásico

•Mil años de Carlos Brito

•El tlatoani del viejo PRI

Por: Luis Velázquez

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El PRI en Veracruz está desarticulado. Mira el huracán y por nada se arrodilla. Y de cara a la elección de candidatos a presidentes municipales, con Carlos Brito Gómez al frente de la Comisión de Procesos Internos, derrota anunciada.

Brito tiene unos 83, 84 años. Y en vez de estar con los nietos, quizá bisnietos, intenta “sacar juventud de su pasado” una vez más para hacer competitivo a su partido que está entre la espalda de MORENA y la espada filosa del PAN y lo que resta del PRD.

Brito, dice Gustavo Arróniz Zamudio, dos veces presidente municipal de Cosamaloapan, ex diputado local y federal y notario público fast track, “está tan viejo y arrugado que lo ve un gato y se lo quiere comer”.

El cuenqueño define así los mil años que caen y pesan sobre el subsecretario de Gobierno de Rafael Hernández Ochoa, 1974/1980, que perdiera su legítimo sueño de brincar a la gubernatura, porque Agustín Acosta Lagunes, ni modo, se le atravesó.

Sabrá sus razones el presidente del CDE del PRI para tiempos adversos y atroces, Renato Alarcón, quien lo ratificó en el cargo.

Pero en un Veracruz donde el 60 por ciento de la población tiene menos de 30 años de edad…

Y con un PRI derrotado en las urnas el 5 de junio del año anterior y con lo que perdiera la gubernatura y la mayoría en el Congreso por vez primera en la historia local…

Y un PAN ansioso de ganar, y desde ahora, el trono imperial y faraónico el año entrante…

Y un MORENA que sigue creciendo, el PRI necesitaba un cambio radical.

Nunca se dio.

Y es que en la posición inmejorable que Brito está, ni modo que concesione el derecho de escudriñar a los candidatos a los puestos edilicios.

En la realidad, los mismos vicios aprendidos en el sexenio pasado en la talacha priista ahora los ha pulido y refinado, pero con sentido patrimonialista.

Las versiones indican que el señor es propietario de unas cincuenta concesiones de taxis, todas con prestanombres, además de su compañía constructora que maneja con un asociado y con bajo perfil.

2

En su biografía política Brito acumula los siguientes cargos, entre otros:

Subsecretario de Gobierno con Hernández Ochoa, hombre todopoderoso.

Fue entonces cuando acuerpó a varios jóvenes, algunos de los cuales se han mantenido a su lado y otros tomando caminos mejores.

Entre ellos, Flavino Ríos Alvarado, Adolfo Mota Hernández, Marcelo Montiel Montiel, Gonzalo Morgado Huesca y Edel Álvarez Peña.

Con ellos, sembró para el futuro. Y para su futuro, claro.

Fue diputado local y líder parlamentario y presidente del CDE del PRI.

Anduvo de delegado del CEN del PRI en algunas latitudes demográficas de la nación y en el duartazgo fue asesor del góber tuitero, tiempo aquel cuando se afirmaba que José Murat Casab y Enrique Jackson Ramírez ganaban un millón de pesos mensuales, y sin recibo.

Ahora, desde el sexenio anterior, cuando Javier Duarte cumple 140 días huyendo de la Procuraduría General de la República, PGR, las Fiscalías del país y la Interpol, Brito se mantiene como presidente de la Comisión de Procesos Internos y palomea, como en sus mejores días, a los candidatos rojos a los puestos edilicios.

Veracruz ya es otro. En materia política cambió desde el año anterior cuando la doble derrota en las urnas. Y otros han de ser los nuevos dirigentes para un PRI de oposición, y más porque fue impuesto por el dedazo inventado por Plutarco Elías Calles en 1929.

Brito, sin embargo, se tragó a todos. Les mostró su vigencia.

3

Es el viejo PRI. El partido con viejas mañas. El PRI que por ningún concepto se resiste a morir. El PRI de Fidel Velázquez, el jerarca de la CTM longevo, igual que Carlos Brito. Brito, aferrado al poder. El tlatoani que palomea.

El Brito que celebra cada año con pachangón en su casa con las elites políticas en su mesa, todos aclamándose.

Elizabeth Morales García, en su tiempo de alcaldesa de Xalapa, solía llegar con su ejército de barbies y amazonas para recrear la pupila.

Brito pidiendo a Mario Tejeda Tejeda, líder de la “Vía Veracruzana” que le lleve más garrafones repletos de frijolito recién cosechado en el sur porque a sus hijos también les gustan.

Incluso, con su obsesión por el poder lo miran como parte del inventario tricolor, pero al mismo tiempo, con el látigo en la mano, dada, digamos, su lucidez para apretar el puño cuando se necesita.

Morirá en la raya. Dejará el cargo en el PRI, aunque cometa errores, cuando de plano, igual que sucedía con los dictadores en América Latina que morían en su cama rodeado de los suyos, Brito también.

Ya se verá si su experiencia le alcanza para la resurrección tricolor, primero, en las elecciones municipales, y luego enseguida, en la disputa por el Congreso local y federal, y la gubernatura el año entrante.

En 1974, con Hernández Ochoa, se topó con Miguel Ángel Yunes Linares, quien ocupara seis cargos públicos en aquel sexenio, carrera meteórica.

Ahora, lo tiene enfrente en el otro lado del ring.

De igual manera a un MORENA que está creciendo, y en serio y en serie.

El PRI, y los otros partidos, han de enviar a sus dinosaurios al parque Jurásico.

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