sábado, mayo 4, 2024

Escenarios

•Sorpresas que da la vida

•Insólita cloaca duartiana

•Nunca Yunes lo imaginó…

Por: Luis Velázquez

1

22 días después, todo indica que la Yunicidad jamás imaginó el mundo duartiano que heredaba.

Por ejemplo:

En algunos casos, sus antecesores se llevaron hasta la computadora con el disco duro de la verdad sospechada.

Dejaron escritorios viejos, casi derrumbándose, y por añadidura, edificios descuidados, sin mantenimiento en seis años.

En todas las secretarías del gabinete legal y direcciones del gabinete ampliado un insólito exceso de personal, donde las tareas se multiplicaban, y en el peor de los casos, los burócratas en la contemplación mística.

El número de “aviadores”, así denominados a los seres extraterrestres que solo cobran la quincena, resulta inverosímil, incalculable, más allá de la lógica y la sorpresa.

Y no obstante el exceso de personal, la vida burocrática en medio del desorden, trabajando y operando sin eficacia ni eficiencia.

Ene número de casos en que, por ejemplo, reportaban una obra pública, un camino pavimentado, una escuela inaugurada, un parque al servicio de la población, y era inexistente.

Todavía peor: cada secretaría caminaba por obra y gracias de un Ser Superior, por inercia, digamos, pero al mismo tiempo, en rara y extraña circunstancia era una estrategia para hacer negocios y seguir “ordeñando la vaca”.

Por eso, y por ejemplo, el secretario de Infraestructura y Obra Pública, anunció que auditará cien obras, porque tiene la ligerita sospecha de que son irreales.

Así, por un lado cada secretaría “hacía que trabajaba”, y por el otro, cuando llegaba un funcionario federal lo paseaban y cortejaban, porque aquí, en Veracruz “no pasaba nada”.

Y tan “no pasaba nada” que un estilo personal de ejercer el poder y gobernar de Javier Duarte era ocultar información al gobierno central.

Secuestros a la baja, desaparecidos a la baja, muertos a la baja, fuego cruzado a la baja, fosas clandestinas a la baja, desempleo a la baja, era la filosofía duartiana.

Tal cual lo resume el politólogo Carlos Ronzón Verónica.

2

Fue el duartismo una bomba envuelta en papel celofán.

Por ejemplo: ante el expreso despapaye (“desorden administrativo y caos financiero” le denominó el senador Pepe Yunes Zorrilla con toda oportunidad), el prófugo de la justicia recurrió a lo siguiente:

Contrató el despacho de Pedro Aspe Armella, ex secretario de Hacienda y Crédito Público con el presidente Miguel de la Madrid, y todo el desmadre en las finanzas le arreglaron… para aparentar lo que no era.

La basura sucia escondida debajo de la alfombra.

Pero además, como unos químicos contables, el cabildeó incluyó la impunidad.

Por ejemplo, hacia el primer trimestre del año 2014, el Auditor Superior de la Federación, Juan Manuel Portal, detectó irregularidades de 35 mil millones de pesos federales entregados a la secretaría de Finanzas y Planeación, SEFIPLAN.

Y, de acuerdo con la normatividad, lo reportó al secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso, quien fue (o es) socio del despacho de Pedro Aspe.

Y según la ley, Videgaray estaba obligado a congelar las participaciones federales hasta aclarar paradas.

Y nunca, jamás, aplicó la ley.

Y Duarte “se creció al castigo”.

Siguió creyéndose intocable.

Y más, por la manifiesta complicidad del Órgano de Fiscalización Superior, Antonio Lorenzo Portilla, quien ahora, en la yunicidad, oh sorpresas que da la vida, está

detectando la porquería cuando antes calló, guardó silencio, fue negligente, peor tantito, cómplice.

También hubo silencio oficial cuando el primer titular de SEFIPLAN, Tomás Ruiz González, el famoso creador del SAT, Sistema de Administración Tributaria, negoció, ajá, la deuda pública y la canalizó a tres bancos.

Uno, propiedad de Carlos Slim. Otro, de Olegario Vázquez Raña. Y el otro, de Roberto González, “El maseco”.

Y la renegociación significó el pago de la deuda en mayor número de años, pero sólo pagando los intereses y dejando que la deuda creciera.

La cloaca duartiana tiene sorprendida a la Yunicidad.

Nunca imaginaron el estado de cosas.

Y más, muchas más hediondez que saldrá, como las reveladas por un escolta de que Karime Macías utilizaba el avión oficial dos veces al mes para viajar a la Ciudad de México a darse manicure en un salón de belleza de Polanco, además de compras, todo con cargo al erario, SEFIPLAN convertida en la gerencia de una hacienda porfirista.

3

Bienvenidos, pues, a la realidad.

Ahora, por ejemplo, necesitan liquidar a un montón de burocracia excesiva y las arcas están vacías.

Y por añadidura, la orden ha sido contundente: ningún empleado será movido, mientras SEFIPLAN esté vacío, a tal grado que según el góber azul ningún funcionario está cobrando (ni cobrará un tiempecito) su quincena.

Por un lado, la crisis económica.

Por el otro, la inverosímil corrupción política y que, bueno, de nada servirá la exhibida mediática mientras todos sigan libres y nadie termine en la cárcel.

Y la inseguridad que sigue asfixiando la vida social, pues si cambiaron al secretario y subsecretarios y directores de Seguridad Pública, los mandos bajos y medios son los mismos, y como todo el cuerpo burocrático ahí sigue, la incertidumbre y la zozobra se multiplica.

El colmo: mientras la llamada “Decena Trágica de Veracruz” causa más estragos, desde el consulado de Barcelona, el góber fogoso ya lanzó a su hijo, el diputado federal, Javier Herrera Borunda, como el candidato del PVEM a la gubernatura en el año 2018, toda vez que en la cancha azul el alcalde de Boca del Río, Miguel Ángel Yunes Márquez, trabaja la plaza atrás del mismo objetivo.

Y de ñapa, el ex diputado federal, Juan Manuel Velázquez Yunes, lanzó a su señora madre, Emilia Yunes, como candidata independiente a la presidencia municipal de Perote, que antes él mismo usufructuara.

Las elites políticas creyéndose mesiánicas, impolutas, el ombligo del mundo y dueñas del destino social.

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