domingo, abril 28, 2024

Agoniza selva tuxtleca

Investigadores independientes lanzan un llamado de auxilio a las autoridades: se necesitan 150 años para reforestar una cuarta parte de lo que alguna vez fue la selva de Los Tuxtlas. “Nuestros hijos ya no lo podrán ver”, lamentan los habitantes de la montaña que alguna vez fue verde.

Por: Viridiana Reyes Cruz

Los Tuxtlas, Ver.- Sólo queda una pequeña parte de lo que alguna vez fue la selva tropical de Los Tuxtlas. En los últimos 50 años la actividad del hombre acabó con 91 por ciento de tu extensión  original, aseguró el biólogo investigador Refugio Cedillo Trigo, quien por convicción sigue trabajando para salvar lo que todavía queda de ella.

Al internarte en la selva de Los Tuxtlas se siente el descenso de la temperatura, la espesa neblina no permite ver mucho; el intenso ruido que originan las chicharras es ensordecedor.

A lo lejos se escucha el maullido del mono araña, en el trayecto del camino, por el único acceso a la Reserva de la Biosfera, se ha atravesado un coyote.

Los árboles son gigantescos, aún se respira aquíí   vida﷽﷽eros. eremos oblugadosde ella.ecto ques cimiento economicoen las sos en hasta puntos mlos ganaderos. eremos oblugados el aire puro, al menos el tiempo que le resta de vida, lamenta Don Refugio.

Pese a estar jubilado como guardabosques e investigador de la reserva ecológica que administra la UNAM en la selva ubicada al sur de Veracruz, Refugio Cedillo Trigo continúa investigando acerca de la preocupante situación que vive ese bosque.

En un recorrido por las zonas consideradas como reservas ecológicas, el investigador platica que sólo queda un 9 por ciento de la extensión de la selva original, esto según estudios de investigadores independientes.

“El problema radica en que no saben explotar bien los recursos naturales, desde hace años se han venido haciendo proyectos de reforestación para intentar resolver un problema que no se compone en 20 años, se necesitan 150 años para recuperar parte de la selva que se ha perdido en menos tiempo, porque acabarse las cosas es más fácil”, expone el biólogo.

Falta hacer conciencia

La variedad de plantas exóticas y árboles que existen en la reserva es inmensa, al menos eso se aprecia para los ojos que desconocen la realidad, pero para quienes han entregado parte de su vida a estudiarla, ha sido lacerante ver como en los últimos años se ha acabado con gran parte de este recinto verde.

Cedillo Trigo explica que a pesar de que los gobiernos invierten en proyectos de conservación y rescate, no dan la capacitación a la población, vigilancia y continuidad a la hora de aplicar los proyectos, por lo que los lanzan en vano.

“De qué nos sirve que los gobiernos lancen programas de rescate o reforestación, para qué quiere un campesino 20 palmas o 20 árboles de cedro, lo siembra, sí, pero no sabe cómo cuidarlo y preservarlo, otro problema son los viveros, ahí están el montón de plantitas echándose a perder, puedes sembrar miles, pero no capacitan al campesino en el cuidado y por eso las plantas se secan”.

El investigador opina que una alternativa para reforestar y ahorrar tiempo en las germinaciones de semillas, plantación y crecimiento, puede ser la reforestación de las mismas plántulas que se encuentran en la  selva, púes estas ya están adaptadas.

Se trata de pequeñas plantas que han nacido ahí dentro la misma reserva, son de un color verde chillante, sus hojas largas y puntiagudas le dan forma como de una palma pequeña, pero su especie es otra. Son varias, los ciudadanos desconocedores las vemos todas igual, sólo quienes viven internados en el corazón de esta selva las distinguen.

El biólogo detalla que sólo se tienen que cambiar de lugar y darle el tratamiento adecuado, con lo que podrían ahorrar un promedio de un año, mientras que las posibilidades de vida de una plántula es 99 por ciento mayor que la de una semilla.

“Es una alternativa que no se aplica, pero es efectiva, yo le he hecho y se ahorra tiempo, además que las posibilidades de lograrse el crecimiento de la plántula son de 99 por ciento encima de una semilla y de un planta cualquiera que quieras introducir en un ecosistema que no es el suyo”, apunta el investigador.

Cedillo Trigo comenta que la falta de conciencia que hay en la población, han provocado que sea alarmante la tala inmoderada y caza clandestina, incluso dentro de la misma reserva ecológica tropical.

De la original selva tropical sólo quedan islas selváticas porque se encuentran a distancias grandes, divididas por lotes talados y secos dentro de la zona que se supone tiene protección.

“Mis hijos no lo podrán ver”

Los pocos habitantes de la reserva que se mantienen al cuidado de ella, externaron la tristeza de ver que parte de su casa se está acabando y no pueden hacer nada para detenerlo.

“No podemos evitarlo, en las noches se meten a talar y se meten cazadores a agarrar a los tepezcuintles y venados, necesitamos más vigilancia, no’ más estamos nosotros y no nos damos abasto, cuando veo unos de mis árboles cortado es como si me arrancaran un brazo”, dice doña María Victoria, habitante de la montaña.

“Desde que vivo aquí hace más de 40 años ya no veo el Apipi (árbol utilizado para hacer cercados de ganado), ya casi no hay tucanes, ni puercoespines, no… ya es raro verlos, yo creo que ya mis hijos no lo podrán ver”, dice Samuel, hijo de doña Victoria.

Y es que pese a que la zona de Los Tuxtlas ha sido declarada de suma importancia para el sexenio del Gobernador de Javier Duarte, es la fecha, a escasos 5 meses del final de su gobierno, que no se destinó ningún proyecto de importancia que colabore en el rescate y conservación de esta selva.

El sexenio de Los Tuxtlas no ha dejado de ser más que un eslogan publicitario, la realidad es otra. El tráfico de plantas exóticas extraídas del corazón de la selva es una realidad que se aprecia a orillas de la Carretera Federal Matamoros-Puerto Juárez, de esta situación la Semarnat ha hecho caso omiso, las autoridades se hacen los ciegos.

Solamente quienes saben la realidad de lo que está pasando en la Reserva de la Biosfera, la sufren, la sufren como si fuera una extremidad propia.

Los tiempos cuando al caminar por las veredas de la selva se apreciaban diferentes especies de animales, quedaron atrás. La misma fauna lo sabe, queda poco de ellos.

Al pasar por la selva los animales se esconden, huelen el peligro, porque la mayoría de los que se internan en su casa van a dañarles, a talar sus árboles que les dan sombra, a llevarse a uno de ellos.

El mismo hombre está acabando con la el pulmón de Los Tuxtlas, el mismo hombre no hace nada para conservar lo que queda, las nuevas generaciones quizá no lleguen a conocer ni ese 9 por ciento que aún queda de la Reserva de la Biosfera de Los Tuxtlas.

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