martes, julio 22, 2025

El desafío de ser madre soltera

* Una ardua batalla

*Ser madre soltera puede ser un trabajo difícil y muchas veces solitario. Usted debe ser padre, madre y amiga, juez y jurado, consejera y maestra. Y debe hacerlo sin el ánimo, apoyo e inspiración que vienen de compartir la responsabilidad de criar hijos con un compañero amoroso.

Viridiana Reyes Cruz

San Andrés Tuxtla.- No había sillas, así que nos sentamos en el piso. María (no es su nombre verdadero) compartía la casa de dos piezas con sus tres hijos. Los únicos muebles eran una cama y una mesita baja, sobre la cual había unos adornos baratos y una tarjeta de felicitaciones. Era una tarjeta del día de la madre, y adentro, en la escritura de un niño, estaba el simple mensaje: «Para la mejor mamá». Nada que pueda escribir transmitirá lo que deseo decir tan elocuentemente como esa tarjeta.

Una ardua batalla

Ser madre soltera puede ser un trabajo difícil y muchas veces solitario. Usted debe ser padre, madre y amiga, juez y jurado, consejera y maestra. Y debe hacerlo sin el ánimo, apoyo e inspiración que vienen de compartir la responsabilidad de criar hijos con un compañero amoroso.

«A veces me preocupo de que no soy una buena madre», confesó María

«Usted es una buena madre», rápidamente le aseguré. «Tres personas pequeñas aquí parecen creer que usted es la mejor de todas».

Pero no es fácil ser la mejor amiga de alguien cuando usted misma está luchando por sobrevivir. María tiene 28 años, trabaja duro para proveer a su familia. Frecuentemente trabaja horas extras. Aun así, nunca hay suficiente dinero para las necesidades, aun menos para los lujos.

Al final de un día largo, María desearía que hubiera alguien que le de apoyo, para compartir la carga y para hablarle. Alguien que la ame. En cambio, hay más preocupación y más trabajo. Los niños necesitan alimento. Necesitan ayuda con sus tareas. Su ropa necesita ser remendada. Necesitan zapatos. La necesitan a ella. Y eso es lo que le da ánimo para seguir.

«Me siento mal por mi mamá porque ella tiene que trabajar todos los días. Amo mucho a mi mamá, y no hay nadie quien me pueda alejar de ella. Es la mejor amiga», confiesa Alicia, 14 años, hija de una madre soltera.

El poder de mamá

El amor de una madre es el amor que se asemeja más al amor divino que el apóstol Pablo describe en la Biblia como un amor que «Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta» (1 Corintios 13:7).

A veces ese amor también es ciego, rehusando reconocer faltas que son evidentes para otros. Una madre busca algo positivo en sus hijos, aun cuando otros ven poco bueno. Aun los que tienen menos esperanza tienen una madre que espera lo mejor.

“Ella todo lo cura con solo estar ahí, con sana, sana colita de rana” reveló José de 6 años.

María trabaja limpiando casas, algo muy común en esta región de Los Tuxtlas, apenas sabe leer y escribir, a su corta edad ya sabe de los embates de la vida, de los golpes y el fracaso, pero eso, eso María no le importa, ya no hay tiempo para recordar; el hambre no espera y debe continuar.

Rayos de sol

Van a dar las 8 de la noche, María se inquieta, debe preparar la cena, este 10 de mayo, lavó, cocino, limpio baños, preparó comidas para otros; al llegar a casa se encontró con la sorpresa, la tarjeta de felicitación, rápidamente se disipó el cansancio, se disipó el dolor, la razón estaba ahí mirándola a los ojos, de frente, iluminándole el alma como rayos de sol.

Los niños pueden aprender algo positivo acerca de cómo es Dios por la manera como uno los ama. Los hijos necesitan experimentar amor incondicional y aceptación. María los ayuda a los suyos a entender la vida, por la manera en que los trata.

“Todo se borra cuando llego aquí, tú crees que a veces no me siento harta, sola, cansada. Pero ellos que culpa tienen, los miro a ellos y recupero fuerzas, no sé si hago las cosas bien o mal, sólo sé que lo hago con todo el amor del mundo, como nadie más, con todas mis ganas” confesó.

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