Ciudad de México.-La guerra contra las drogas que ha dejado miles de víctimas también ha dejado enormes ganancias al poder político, declararon integrantes de la Caravana por la Paz, la Vida y la Justicia, mientras que su dirigente Alejandro Solalinde, el pasado domingo denunció que es una política utilizada para justificar el Ejército en las calles y reprimir a la gente.
La Caravana que realiza un recorrido desde Honduras y llegará hasta Nueva York para llegar a Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas, es acompañada por religiosos, académicos, investigadores, intelectuales y activistas quienes también exigen fin a la guerra contra las drogas, la cual es impulsada por los intereses económicos de países poderosos.
La guerra contra las drogas ha dejado que en países centroamericanos y México la militarización, el desplazamiento interno forzado, desapariciones, tortura, ejecuciones extrajudiciales, detenciones arbitrarias, corrupción e impunidad, lo cual los posiciona como de las naciones más violentas a nivel mundial, declaró la Caravana durante un foro en el Museo de la Ciudad de México.
El objetivo de llegar a la Asamblea General de Naciones Unidas el próximo 18 de abril es para exigir a la ONU un diálogo para discutir políticas alternativas a la guerra contra las drogas, priorizando el respeto a los derechos humanos y la disminución de la violencia, declararon integrantes de la Caravana como Laura Carlson, directora del Programa de las Américas; Martín Baraona, obispo emérito de la Iglesia Episcopal Anglicana de El Salvador, y Alex Sierra, de Global Exchange.
Para la Caravan uno de sus objetivos es recuperar la solidaridad entre los pueblos y que el trabajo colectivo trascienda fronteras, posicionándose contra la muerte y trabajando por la paz y la justicia.