martes, julio 1, 2025

Diario de un reportero

•La pasión social de un periodista

•La vida por una causa común

•Prohibido pensar diferente

Por: Luis Velázquez

DOMINGO

Pasión por la lucha social

Según Paco Ignacio Taibo II, y a propósito de su novela “Olga Lavanderos”, que cuenta la historia de una reportera brava y bragada, el periodismo constituye “la última pinche barrera que nos impide caer en la barbarie”.

La frasecita sirve para escribir que en el gremio reporteril hay una nueva generación que mucho se parece al periodismo de los años de Benito Juárez, Porfirio Díaz y Francisco I. Madero, cuando en la lógica del historiador Daniel Cosío Villegas, los reporteros de la época (Francisco Zarco, Ricardo Flores Magón, Ignacio Manuel Altamirano, Ignacio Ramírez, Guillermo Prieto, Filomeno Mata, etcétera) “eran hombres, pero parecían gigantes”.

Tal cual, los trabajadores de la información (reporteros, fotógrafos, camarógrafos, editores) son escribidores, pero también, activistas sociales.

Pertenecen, por tanto, a aquella generación que alternaba la pasión de escribir con la pasión de la lucha social, quizá, acaso, porque el periodismo es insuficiente para mejorar y dignificar la vida cotidiana de los precaristas.

Ricardo Flores Magón, por ejemplo, fundó un periódico, Regeneración, pero también un partido político, el Partido Liberal, y era un activista social a quien Porfirio Díaz envió 41 veces a la cárcel.

Los otros, en cambio, fueron diputados federales y ministros de Estado, pero un día descubrieron que el periodismo los apasionaba más que la política y entregaron la vida para contar la historia de cada día.

Muchos reporteros en el Veracruz de hoy viven sus días y noches alternando la vocación periodística y la social.

LUNES

La vida por una causa común

  

Hay en la tierra jarocha un montón de diaristas que en primera instancia abanderan la causa social desde la trinchera informativa.

Y más en un Veracruz con 17 reporteros y fotógrafos asesinados, más tres desaparecidos, más tres exiliados, más un número incalculable de intimidados y amenazados.

Otros han dado el paso siguiente y entregan su tiempo, conocimientos, relaciones e inteligencias a la causa de los secuestrados, desaparecidos y asesinados de norte a sur y de este a oeste del Estado.

Muchos hay entregados a la causa ambientalista para defender al lado de los activistas el medio ambiente y la ecología y los recursos naturales.

Otros más están con los migrantes de América Central (Honduras, Guatemala, Salvador y Nicaragua) en su paso por Veracruz desde aquella ocasión cuando el sacerdote José Alejandro Solalinde Guerra, fundador del albergue “Hermanos en el camino” aseguró que Veracruz “es el cementerio de migrantes más largo y extenso del país”.

También hay colegas animalistas que en defensa de los animales, perros y gatos en su mayoría, apuestan la vida.

Y hay colegas militando de lleno en un partido político.

Pero al mismo tiempo, corren grandes riesgos en un Veracruz… reino de la inseguridad y la impunidad.

MARTES

La lucha de los otros es de uno

Cuenta el tundeteclas Ignacio Carvajal:

“Un día, sin darte cuentas, la realidad te va absorbiendo. Los hechos te atrapan. Pero más te atrapan el dolor y el sufrimiento humano.

También te indigna la inseguridad, y más, mucho más, la impunidad.

Escribes y publicas una historia y le das seguimiento y registras, por ejemplo, que la autoridad engaña a las víctimas. Incluso, se burlan y hasta se pitorrean.

Un campesino gestionando un camino que el político ofreció a la comunidad. Una madre reclamando justicia por la desaparición de su hija. Un padre luchando por esclarecer el crimen de un hijo. Unos vecinos oponiéndose a la planta hidroeléctrica que acabará con los recursos naturales. La huelga de hambre de unos trabajadores exigiendo las garantías establecidas en la Ley Federal del Trabajo.

Así, de pronto, la frustración de los demás se te va metiendo en las neuronas y en el corazón. Y de pronto, la lucha de ellos también es de uno. Y la realidad lleva a que el reportero se funda con las víctimas y cuando te das cuentas eres reportero, pero también activista”.

MIÉRCOLES

La lucha por la patria

Ryzard Kapuscinski tiene un libro. Se llama “Con el fusil en la mano”.

Cierto, el fusil de la palabra, pero también el fusil de la acción.

Insólita paradoja: según Ricardo Ravelo, autor de 8 libros, el último, “Los expedientes, ejecuciones de reporteros”, editorial Grijalbo, la Procuraduría General de la República, PGR, descartó que Moisés Sánchez Cerezo, secuestrado y asesinado en Medellín el 2 de enero de 2015, era reportero, y por el contrario, unas veces era taxista y otras activista social.

Diríase, entonces, que con el activismo de las nuevas generaciones de diaristas, se ha vuelto a los siglos XX (Porfirio Díaz) y XIX (Benito Juárez), pero también a la época de la Independencia, en que por ejemplo, Miguel Hidalgo, el sacerdote que inició la Independencia, publicaba el periódico “El Despertador Americano”.

Nada ilustra más en el continente latinoamericano la doble función del reportero que José Martí. Cronista y soldado luchando por la libertad de Cuba, su patria.

Rodolfo Wash en Argentina. Reportero y novelista, también fue guerrillero con el grupo de los Montoneros. Y combatiente contra la dictadura militar durante los años 1976 a 1983. Forma parte de los 30 mil desaparecidos por la milicia.

El periodismo, ejerciéndose a plenitud desde la trinchera social.

JUEVES

Políticos que intimidan

El activismo social de una parte de reporteros de Veracruz está lleno de sombras y claroscuros y de represión intimidante.

Por ejemplo, desde alguna zona oscura y siniestra del poder público, el bombardeo de las redes sociales en su contra. La calumnia y la difamación como eje central.

Y si al juicio del poder político las circunstancias lo ameritan, entonces, el rafagueo desde otros espacios periodísticos.

Se han dado casos de robos en casas habitación, y de paso, hasta de sus automóviles estacionados en la vía pública.

Sórdidas llamadas telefónicas a la mitad de la noche y en la madrugada.

Y si de pronto, la muerte los acecha y alcanza, entonces, en automático, la desacreditación. Lo asesinaron por su culpa. Lo ejecutaron por sus malas amistades. Lo mataron porque traicionó a un grupo de los malandros…, sin que en ningún momento aporten pruebas.

Todo, para que el reportero activista social deje de abanderar una causa común, incómoda para la elite política en el poder sexenal.

VIERNES

Entierro o destierro

Diarista incómodo y activista social integran un cóctel explosivo en Veracruz y en el mundo.

Y si la palabra fue dada al ser humano para informar del orden y el desorden instaurado por las elites políticas, el reportero y el activista mudan en una pesadilla para el político sexenal.

Y más si cada día y cada noche el funcionario público se fundamenta en el concepto bíblico de Luis XIV de que “Yo soy el Estado”.

Tal cual, el reportero se topa con un muro de Berlín:

Si se vuelve incómodo, el entierro o el destierro.

En el mejor de los casos, el exilio. En el peor, la cárcel o el panteón.

En el peor de los casos, la represión que suele llegarse a la familia como una estrategia política para intimidar y sembrar la incertidumbre y la zozobra.

En el mejor de los casos, la indiferencia y la apatía política hacia su trabajo, dejándolo hablar sin ton ni son.

Muchos años después se advertirá una circunstancia desalentadora: luego de publicar la realidad documentada, nada ha pasada, nada ha trascendido. Las cosas siguen igual. El gobernante continúa ejerciendo el poder de manera excluyente y con sentido patrimonialista.

Un día, el político amanecerá con la bilirrubina contrariada y un narco/policía levantará al diarista en la esquina de la avenida y/o en la carretera que por conducir un automóvil sospechoso, y lo entregará a los malosos y lo matarán y lo incendiarán y lo triturarán en un viejo molino de caña de azúcar y tirarán sus cenizas al brazo de un río y desaparecerá para siempre.

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