Marchas en Veracruz
Luis Velázquez
La marcha por la UV. Desde Fernando López Arias en 1968, cuando el movimiento estudiantil en México, París y Checoslovaquia, jamás Veracruz se había estremecido con una manifestación de tal dimensión. Miles y miles y miles de estudiantes, profesores y burócratas, padres de familia y ciudadanos solidarios, en legítima defensa del patrimonio de la Universidad Veracruzana.
Del tamaño de la marcha, efectuada en cada uno de los campus de la UV, es el tamaño de la cerrazón de Javier Duarte, el góber tuitero que habría desviado los 2 mil 70 millones del subsidio estatal y federal de la máxima casa de estudios.
Se ignora si a otros programas, a otras regiones, a otros bolsillos, al jineteo bursátil.
Ahora, inventó una reforma, según alardeó, para la autonomía financiera. Pero ¿y en dónde está el dinero oficial que según la ley pertenece a la UV?
Una estudiante molesta, irritada, aseguró ayer en la marcha: “Javier Duarte saqueó a la UV”.
La marcha por la niña Karime Alejandra. Si una de tantas marchas pacíficas en Veracruz es imborrable es la organizada por los padres de la niña de 5 años, Karime Alejandra, que con su tía fueran secuestradas en Coatzacoalcos, asesinadas y sepultadas en una fosa clandestina.
Después, el Fiscal inculpó a un sicario novio, dijo, de la tía. Pero de igual manera como en tantos tantos tantos otros crímenes, a nadie convenció.
Entonces, los padres y los ciudadanos solidarios del sur de Veracruz lanzaron la propuesta de que la Gendarmería cuide a los 8 millones de habitantes de la tierra jarocha.
Con todo, incluso, de que tal significara tener la sensación de vivir en un Estado de Sitio, pues resulta peor la angustia frente a la posibilidad de más atropellos a los derechos humanos, como escribiera Jorge Volpi.
Una cartulina que la madre de Karime Alejandra cargaba en las manos, decía así:
“Hoy fue mi hija Karime. Mañana será tu hija”.
La profecía se ha ido cumpliendo cada día, cada semana, cada semestre.
JAVIER DUARTE SE DESHONRA A SÍ MISMO
La marcha de los desaparecidos. Los padres, más aún las madres de los desaparecidos de norte a sur y de este a oeste de Veracruz han organizado marchas en contra de la inseguridad y la impunidad en el régimen duartista.
En Córdoba, el obispo Eduardo Patiño Leal fue a las calles y avenidas con sus feligreses, cargando la cruz, clamando seguridad en la vida y en los bienes.
En Orizaba, la señora Aracely Salcedo, maestro de Fernanda Rubí, encaró a Javier Duarte.
Todas ellas se han integrado en ONG y colectivos para seguir buscando a sus hijos.
La respuesta oficial es la misma. Indolencia. Promesas incumplidas. Tomaduras de pelo.
El dolor y el sufrimiento en la alma ciudadana. Pero también, el coraje y la indignación social que se ha vuelto crónica.
La marcha de los indígenas. Ene número de veces han caminado desde Soledad Atzompa a Xalapa los indígenas de la sierra de Zongolica.
Todos atrás de un sueño: servicios públicos en su demarcación. Pero además, obra de infraestructura que los políticos sexenales les ofrecieron.
En todos los casos han sido bloqueados en el camino, a la altura de Fortín, por los elementos policiacos del secretario de Seguridad Pública, que para eso sirven, mientras en Veracruz han implantado el gobierno del terror y del horror, incluso, hasta involucrados en desapariciones forzadas.
Incluso, en una ocasión hasta el góber tuitero se vio obligado a viajar a Fortín para, según él, con su presencia, garantizar el cumplimiento.
Nunca, jamás, cumplió. El mismo deshonró su palaba y se deshonró a sí mismo.
INDOLENCIA, ESTILO PERSONAL DE GOBERNAR
La marcha de los pensionados. En el Veracruz duartiano los pensionados también han caminado reclamando el pago puntual de su jubilación luego de 30 años de servicio ininterrumpido.
Oh paradoja: el Estado de Derecho se manifestó con toda su crudeza. “Yo di la orden” de apalearlos exclamó, rapidito, el secretario General de Gobierno, Flavino Ríos Alvarado, para, digamos, lavar el nombre (tan desacreditado) del general de “Los policías strippers”.
Y ni así la SEFIPLAN ha cumplido. De cualquier manera, los cheques siguen llegando atrasados. Pero además, cheques sin fondo, cheques de hule les llaman en el mundo delincuencial del “cuello blanco”.
La marcha de los alcaldes. Presidentes municipales del PAN y PRD (la mayoría de priistas aguantan vara) se han plantado en la escalinata de la Catedral de Xalapa, reclamando lo que cientos de proveedores, prestadores de servicio, maestros, pensionados, estudiantes becados, deportistas discapacitados, músicos, y un extenso y largo etcétera, han exigido a Javier Duarte, JD, es decir, los pagos pendientes.
Incluso, el diputado local, Jorge Vera, y el presidente del CDE del PRD, Rogelio Franco Castán, dijeron que la SEFIPLAN jineteaba el dinero público en el mundo bursátil.
Nunca, pues, un góber tuitero ha originado tantas marchas pacíficas como JD.
Y lo peor, bipolar, irritable, colérico, rencoroso y vengativo, le vale.
Y más, mucho más le vale, porque mientras Enrique Peña Nieto desaforó a los gobernadores de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero, y de Michoacán, Fausto Trejo, por la violencia tan desatada, JD se siente intocable.
Algún favor le deberán Los Pinos, aun cuando en las reuniones sociales se asegura que el presidente lo protege porque en su campaña electoral JD le entró a la alcancía, unos aseguran que con 750 millones de pesos, en tanto otros que con 3 mil millones de pesos…, con cargo al erario, según la versión de la fama pública.
Por eso, la monumental marcha por la UV, como tantas otras protestas, ni le ocupan ni le preocupan.
La indolencia y la cerrazón como un estilo personal de ejercer el poder.