viernes, abril 26, 2024

Escenarios

•Vientos huracanados vs el PRI

•Gubernaturas en la cuerda floja

•Cae Duarte o perderá Héctor Yunes

Por: Luis Velázquez

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Al CEN del PRI de Manlio Fabio Beltrones, y por añadidura, a Los Pinos, se le está descomponiendo el panorama electoral.

Y de igual manera como en Nuevo León, el tricolor mantuvo a Rodrigo Medina no obstante tanta inconformidad social, en Veracruz, sosteniendo a Javier Duarte, JD, en el trono, podría, asegura el politólogo Carlos Ronzón Verónica, repetirse la historia, ya como tragedia (la derrota de Héctor Yunes Landa), ya como comedia (el triunfo, digamos de Armando Méndez de la Luz, Movimiento Ciudadano, y/o de Cuitláhuac, García, Morena, es decir, lo inverosímil).

En Chihuahua, por ejemplo, el empresario José Luis Barraza, un rostro fresco, se ha lanzado como candidato independiente, siguiendo el ejemplo de Jaime “El bronco” Rodríguez.

En Quintana Roo, el medio hermano de Pedro Joaquín Coldwell, secretario de Energía de Enrique Peña Nieto, se ha lanzado como candidato de la alianza PAN y PRD, luego de las puertas cerradas en el PRI.

En Oaxaca, la imposición del priista Alejandro Murat alienta la inconformidad y su nominación está en litigio jurídico y resolverá la Suprema Corte de Justicia de la nación, pues nació en el estado de México.

En Zacatecas se está descomponiendo más, porque el cuñado del gobernador va por otro partido.

Y en Veracruz, Beltrones, con todo y su hoja biográfica que va de subsecretario de Gobernación con Fernando Gutiérrez Barrios y gobernador de Sonora, diputado federal y senador, fue doblado, oh paradoja, por Javier Duarte, JD, a quien primero exigió la rendición de cuentas, y luego, se le tiró al piso.

Peor tantito si se considera, advierte el profe Ronzón, que mientras la Ciudad de México está en manos del PRD y Morena, y Jalisco del Movimiento Ciudadano, Veracruz es la gran reserva electoral que todos los partidos se disputan para la elección presidencial del año 2018.

Por delante solo se miran vientos huracanados para el tricolor, con riesgo de que si Beltrones sale derrotado, entonces, adiós a la sucesión presidencial.

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Y más por lo siguiente:

Cae JD, y/o mínimo, Arturo Bermúdez Zurita y Luis Ángel Bravo Contreras, quienes junto escenifican la inseguridad y la impunidad, hermanas gemelas, o Héctor Yunes Landa expone su triunfo en las urnas.

Simple y llanamente, por una sola razón: tal cual es el hartazgo.

Pero más aún:

El Yunes rojo ha comenzado a subir de tono en su discurso en contra de Javier Duarte, olvidando la indolencia de los duartistas, y si de aquí al 5 de junio, JD y/o Bermúdez y Bravo siguen en el cargo, entonces su perorata se habrá estrellado en la realidad adversa.

Así, quedará mal ante la población electoral por despotricar contra JD, sin mayor trascendencia política.

Palabras de papel.

Y es que una cosita es marcar la distancia del gobernador y el Veracruz revolcado y turbulento, y otra lograr una acción específica, digamos, de la Procuraduría General de Justicia de la nación con la denuncia penal de la Auditoría Superior de la Federación de que aquí, en la tierra jarocha, con JD está el peor cochinero administrativo de la nación y que significan palabras mayores.

De nada sirve, observa Ronzón, que te la pases acusando, sin que la autoridad correspondiente proceda.

Los otros candidatos a la mini/gubernatura también han agarrado a JD de piñata, como resulta lógico en cualquier proceso electoral, pero por eso mismo, el discurso del Yunes rojo ha de traducirse en hechos y resultados, para que en caso de proceder se lleve el aplauso popular.

Cierto, dirán los hectorizados, en ningún momento JD irá en la boleta electoral, pero en contraparte estará el logotipo del PRI, el partido de Humberto Moreira (el cliente de la justicia española), Rodrigo Medina (el góber derrotado por un independiente), Andrés Granier (el góber de los 200 pantalones y 400 camisas), Mario Marín (el góber precioso), Ulises Ruiz (el góber rijoso) y Mario Villanueva (el góber maloso).

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El Yunes rojo, igual que el Yunes azul y los otros aspirantes a la mini, conservan viva la promesa de la cárcel para JD y los políticos “pillos y ladrones que metieron la mano al cajón”, y al mismo tiempo, la población electoral habla de su caída, pero todo parece una entelequia, una utopía, una esperanza.

Y la esperanza, dice Albert Camus, es el peor de los mundos, porque significa la resignación católica, que es cruzarse de brazos y esperar la justicia divina, que con frecuencia tarda mucho, demasiado en llegar, y por lo regular, nunca aterriza.

Y si ningún manotazo Peñista se genera, entonces, el ciudadano común y sencillo, el contribuyente, terminará enojándose, y por consecuencia, votando en contra del candidato priista.

El efecto dañino del duartismo resulta imprevisible, con todo y que en el búnker del Yunes rojo festinen la encuesta de la secretaría de Gobernación en que va arriba en la preferencia electoral, si es que tal versión es cierta.

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Por un lado, el CEN del PRI dejó correr la percepción de que JD sería renunciado como queda constancia en algunas columnas políticas y caricaturas de la prensa defeña, y por el otro, hasta el mismo Beltrones reculó.

En Nuevo León, recuerda el profe Carlos Ronzón, era tanto el resentimiento y el odio en contra del priista Rodrigo Medina (igual que en Veracruz con JD) que el tricolor perdió la gubernatura.

Por eso, el ciudadano necesita un guiño político del altiplano para que el Yunes rojo se fortalezca y cada contribuyente sienta, crea, llegue a convencerse de que la cuchilla de Héctor Yunes Landa va en serio.

Más aún cuando como ahora la sensación de muchos ciudadanos es que con todo y su rafagueo discursivo, si el Yunes rojo gana en las urnas terminará negociando con Javier Duarte y ni siquiera algún duartista caerá en el penal de Pacho Viejo.

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