viernes, mayo 3, 2024

Barandal

Por: Luis Velázquez

•Muchos agravios en Veracruz

•Atropellos a derechos humanos

•La vida aquí un infierno

PASAMANOS: El peor agravio en Veracruz ha sido a los derechos humanos, de los que ya se hablaba en la revolución francesa, pero también en la biblia.

Agravio, ha sido, en los últimos días, la satanización de la reportera Anabel Flores Salazar, a quien el Fiscal culpó de su muerte por amistades peligrosas.

Agravio, de igual manera, a los derechos humanos, pero además, con todo el desparpajo cínico, de la subfiscal de Coatzacoalcos, Samyra Colorado, quien rechaza la existencia de desaparecidas porque “les entra el cariño y se van con el novio”.

Agravio al presidente de la Canaco jarocha, Belgio Amaya Rizzo, a quien en la semana que hoy termina los ladrones robaron la joyería de su padre de 80 años de edad y todavía lo amarraron.

Y dos días después, robaron su domicilio particular, donde se llevaron un auto, joyas y computadoras, y de ñapa, encerraron a su esposa e hija en el baño.

Todo, porque meses anteriores, el líder de la Canaco tuvo un roce con el secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita, en cuestiones de seguridad y quedara tan irritado y molesto que anunció una convocatoria para que la población electoral vote en contra del candidato priista a gobernador y los candidatos a diputados locales.

Pero más agravio cuando horas después fue anunciado que sería relevado en la presidencia de la Cámara de Comercio.

Agravio imperdonable, como todos los demás, que 7 policías al mando del delegado de Seguridad Pública, Marcos Condes Hernández, levantaran a los 5 chicos de Playa Vicente en Tierra Blanca y entregaron a los malosos.

Y aun cuando fueron encarcelados en el penal de Cosamaloapan, horroriza el vejamen a los derechos humanos cuando los acusaron de desaparición forzada.

El mismo señalamiento de la Comisión Nacional de Derechos Humanos cuando los policías de Bermúdez desaparecieron al cantante de “La Voz México”, Gibrán Martiz.

BALAUSTRADAS: Muchos agravios a los derechos humanos se han juntado en los últimos días.

Por ejemplo:

La nueva estafa a la rectora de la Universidad Veracruzana, a la que una vez más, con todo el cinismo del mundo, el sexto titular de Finanzas y Planeación, anunciara que pronto pagarán los dos mil millones de pesos y que ha obligado tanto a profesores como alumnos a marchas pacíficas, como en Coatzacoalcos, y a la publicación de desplegados periodísticos.

Y de paso, el anuncio de la Barra de Abogados de que también marcharán.

Agravio que ahora el Congreso local, jefaturado por el cacique magisterial, Juan Nicolás Calles Arroyo, aprobara que “ni un peso más a la UV” será autorizado, y con lo que, digamos, el dueño de la sección 32 del Snte desde hace 33 años amarra la candidatura pluri a diputado local para su hijo, el Callejitas.

Agravio fuera de serie el rechazo, por un lado, a la Alerta de Género por tanto feminicidio; por el otro, la ley aborto, que está en proceso legislativo, aprobado en el primer cabildeo legislativo.

Agravio a los derechos humanos de la población que el CDE del PRD una vez más abandera la causa de sus 33 presidentes municipales a quienes han retenido el pago de las participaciones federales.

Agravio de igual manera a los derechohabientes y jubilados del Instituto de Pensiones, porque Javier Duarte pretende disponer de la millonaria Reserva Técnica para manejarla en el mundo bursátil a través del grupo financiero Value, como si fuera dinero de su propiedad “ganado con el sudor de su frente”.

Si “muchas cornadas da el hambre” como se intitula una novela de Luis Spota, entonces, muchos agravios a los derechos humanos asesta el duartismo.

ESCALERAS: Agravios a los derechos humanos la pobreza y la miseria.

También la jodidez en la vida cotidiana.

Y ni se diga el desempleo, el subempleo y los salarios de hambre.

Y la migración a la frontera norte en el Valle de San Quintín, campos de concentración, y a Estados Unidos, con todo y que en 19 de los 50 estados hay leyes xenófobas y racistas.

Y el millón de indígenas y los dos millones de campesinos utilizados como carne de cañón electoral.

Y la baja calidad educativa.

Y la pésima calidad de salud.

Y la inseguridad y la impunidad.

Todo en su conjunto significa un atropello a las garantías constitucionales, a la dignidad humana, a la libertad, al legítimo derecho a una vida mejor.

Y por supuesto, un agravio la letanía de promesas de los candidatos a la mini/gubernatura que como mesías se la pasan repicando que “sacaremos a Veracruz de la lista negra y de la nota roja” y que “los ciudadanos viven bajo la sombra del miedo” y que “Veracruz tiene delincuencia autorizada”, cuando nunca antes, en otros cargos públicos, lucharon contra la corrupción y la indolencia.

Desde antes, y de aquí pa’lante, solo se mira un tsunami siniestro en la tierra jarocha, pues la libertad y la dignidad de la población ha sido ultrajada.

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