Por: Luis Velázquez
•Javier Duarte con Aurelio Nuño
•Presidente de su club de fans
•Los Pinos se juega en Veracruz
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A mitad de semana, el secretario de Educación, Aurelio Nuño Mayer, estuvo en Coatepec, y Javier Duarte se desvivió y derritió por él.
Incluso, y por ejemplo, el gabinete legal y ampliado, más los delegados federales, pasaron lista en el evento, donde el Golden boy del presidente Enrique Peña Nieto anunciara una inversión de 2,500 millones para la educación, aun cuando el politólogo Carlos Ronzón Verónica, agnóstico como es, asegura que una parte considerable sería ocupada para la campaña presidencial del titular de la SEP.
Y más, mucho más, porque Duarte es el presidente del club de fans de los gobernadores del país para su candidatura presidencial.
Por eso, entre otras razones, el despliegue mediático insólito que Aurelio Nuño está teniendo en los medios y que rebasa por completo a los otros aspirantes a la sucesión presidencial.
Es más, ahora cuando algunos medios defeños vislumbran que Duarte ocupará un cargo en el gobierno federal luego de terminar el mandato constitucional arribaría a una subsecretaría en Educación, pues como ningún otro mandatario se ha expresado con enjundia y sin rubor como su fans.
De ser así, caray, y si el candidato de la alianza PAN y PRD a la mini, Miguel Ángel Yunes Linares, se quedara con la gubernatura, habrá de poner en juego toda su capacidad jurídica y maniobra política para llevar a Duarte a un juicio penal y político para luego confinarlo en algún penal de Veracruz, donde el pueblo que tanto ha amado le lleve chicles, papitas, Pingüinos y Frutsis.
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Queda claro, entonces, que hacia el 2018, algunos políticos de Veracruz estarían jugando en las grandes ligas, cada uno con su candidato presidencial.
Javier Duarte, y los duartistas, entre ellos, su cuarteto de diputados federales, “compañeros de proyectos”, con Aurelio Nuño Mayer.
Héctor Yunes Landa y los hectorizados, entre ellos, Felipe Amadeo Flores Espinoza y Mario Tejeda Tejeda, con Manlio Fabio Beltrones.
Pepe Yunes Zorrilla, en un par de carriles, con Luis Videgaray Caso y/o José Antonio Meade, secretarios de Hacienda y Crédito Público y de Desarrollo Social.
Marco Antonio Torres Hernández, delegado federal de la SAGARPA, con Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación.
Jorge Uscanga Escobar, con Eruviel Ávila, gobernador del estado de México, a través de Emilio Chuayffet Chemor.
Y Miguel Ángel Yunes Linares, con Ricardo Anaya, presidente del CEN del PAN.
Parte de la elite política de Veracruz, jugando en las grandes ligas, como nunca antes sucedió, desde Miguel Alemán Valdés y Adolfo Ruiz Cortines; ambos fueron gobernadores, secretarios de Estado y presidentes de la república.
Si Aurelio Nuño queda fuera de la contienda presidencial, entonces, en automático, Duarte también.
Pero y si sale candidato, entonces, Duarte, a los cuernos de la luna.
Ha sido, al momento, el gobernador más expresivo con Aurelio Nuño para Los Pinos.
Nadie dudaría de la generosidad duartista con el titular de la SEP para “la grande”.
En la ola de la cresta se treparía con más intensidad el diputado federal, Alberto Silva Ramos, quien en su efímero tiempo como presidente del CDE del PRI, soñando con la mini, cacareaba que cuando Nuño era asesor del senador Enrique Jackson, él era del senador fogoso, Fidel Herrera.
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Osorio Chong, Videgaray, Meade y Eruviel Ávila, incluso, Rafael Moreno Valle, el otro aspirante presidencial del PAN, han estado en Veracruz y nunca como ahora con Nuño Mayer, Javier Duarte fue tan expresivo.
Todo el gabinete y sus delegados federales desfilando ante su majestad, el titular de la SEP.
Además, la risa gigantesca más grande que dobles tajadas de sandía en Duarte en su deseo de agradar al mesías educativo que anda predicando una nueva revolución pedagógica más completa que la de José Vasconcelos en 1924 como secretario de Educación del presidente Álvaro Obregón, por cierto, uno de los héroes históricos de Enrique Peña Nieto, y sobre quien escribiera su tesis profesional analizando el presidencialismo.
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Tal enroque le parece interesante a Carlos Ronzón por lo siguiente:
La ciudad de México está en manos de Morena, Andrés Manuel López Obrador, y el PRD, Miguel Ángel Mancera, los dos soñando con la candidatura presidencial.
El estado de Jalisco, la otra gran reserva electoral, está controlada por el Movimiento Ciudadano de Dante Delgado Rannauro, de tal forma que el góber Aristósteles Sandoval ya perdió el control político, y por añadidura, su legítimo sueño de llegar a Los Pinos.
El estado de México está gobernado por Eruviel Ávila, quien también se derrite por la candidatura priista, y por eso mismo, su insólito despliegue mediático en una parte de la prensa defeña.
Así, a los aspirantes priistas solo les quedaría el control de Veracruz, donde con Duarte, por ahora, Aurelio Nuño es mano, aun cuando para el año 2018, otro será el gobernador, y las circunstancias cambiarán de manera radical.
Por ejemplo, si Héctor Yunes ganara la mini, entonces, pondría toda la carne al asador a favor de Beltrones.
Si Yunes Linares, Veracruz estaría a los pies de Ricardo Anaya, y/o en todo caso, de Rafael Moreno Valle.
Y, bueno, si otro fuera el ganón (desde Juan Bueno Torio como candidato independiente o Cuitláhuac García por MORENA), entonces, otro gallo cantaría.
Por lo pronto Duarte sigue haciendo creer a Aurelio Nuño que tendrá el control priista de Veracruz hasta el año 2018, pensando, digamos, en el llamado voto duro del tricolor, controlado a su vez por los actores políticos que ahora están al mando estatal.