sábado, mayo 4, 2024

Malecón del Paseo

Por: Luis Velázquez

•La milenaria sumisión azteca

•Obediencia a Huitzilopochtli

•Pleitesía a papá gobierno y al PRI

EMBARCADERO: En su último libro, “Antes de la conquista”, el politólogo José Antonio Crespo, describe una serie de anécdotas, sucesos y relatos que existían en el país antes de que el sifilítico Hernán Cortés y sus huestes avasallantes desembarcaran en las playas de Chalchihuecan camino a Tenochtitlán… Por ejemplo, un lastre sicológico, siquiátrico y neurológico que advirtieron en las tribus indias fue que era una población “dispersa y sumisa” y que, bueno, todavía predomina hoy en la llamada raza de bronce, pues tal cual somos los mexicanos, que ya lo dijera Octavio Paz en “El laberinto de la soledad”… Según Crespo, los conquistadores también registraron que los aztecas vivían en permanente conflicto con ellos mismos y con sus vecinos, incluso, en guerras tribales, con el más intenso y frenético odio y resentimiento… Pero además, en un país pródigo en recursos naturales, jamás ejercieron la imaginación para vivir mejor, a diferencia, anota el maestro, de los indígenas europeos… Por ejemplo, teniendo caballos y burros amarraban las piedras gigantescas que utilizaban para construir sus casas y las arrastraban entre todos… Por ejemplo, se alumbraban con tizones… Más aún, vivían atemorizados con una lista interminable de dioses, entre ellos, Huitzolopochtli, a quien sediento de sangre ofrendaban tanto hombres, los príncipes, como a mujeres, las doncellas vírgenes… Más aún: los tlatoanis, los jefes máximos, ejercían el derecho de pernada, de igual manera como por ejemplo, el general Rafael Leónides Trujillo, en su dictadura de 33 años en la República Dominicana, y/o que Idi Amin en Angola… El tlatoani, por ejemplo, llegaba a tener hasta 150 mujeres preñadas al mismo tiempo, todas viviendo bajo los mismos techos que el gurú les construía… Y lo insólito, todas felices… Pero el colmo, “persuadidas por el diablo, dice Francisco López de Gómara, todas abortaban”, porque el tlatoani odiaba heredar su riqueza a los hijos…

ROMPEOLAS: Las características anteriores, entre tantas otras, quizá la que más llama la atención, por ahora, es la sumisión que la población tenía, incluido el tlatoani mayor, como el caso de Cuauhtémoc quien enviara el oro y la mirra y veinte doncellas a Hernán Cortés cuando desembarcara en el puerto jarocho… Una sumisión vigente de norte a sur y de este a oeste del país, como es el caso y por ejemplo, del millón de indígenas y de los dos millones de campesinos en Veracruz, y el colmo, de una parte, digamos, considerable, de las jóvenes maestras aspirantes a una plaza de la secretaría de Educación, que para merecerla han de participar en orgías del Oficial Mayor, Vicente Benítez, como se aprecia en el video que le tomaron, por más y más que lo defienda la titular, Xóchitl Adela Osorio… Un pueblo sumiso que, cierto, a veces reacciona como las mulas, que a la mitad del camino se harta de la carga, se detiene, se sacude y la tira y se enmula, sin dar un paso más… La misma rebeldía que se da, por ejemplo, en algunos pueblos del estado de México, Hidalgo y Tlaxcala, en que ellos mismos se hacen justicia y linchan a los ladrones y sicópatas sexuales… La misma irascibilidad popular que se diera en Michoacán y Guerrero con las guardias comunitarias y que de algún modo se reprodujo en Veracruz cuando los vecinos se organizaron ante la creciente inseguridad… La misma insumisión que ha caracterizado a los padres de los cinco jóvenes de Playa Vicente levantados en Tierra Blanca por elementos policiacos de Arturo Bermúdez Zurita, condecorado por la DEA, y que los ha llevado a acampar en la agencia del Ministerio Público reclamando el regreso a casa, vivos y sanos, de sus hijos…

ASTILLEROS: La sumisión que Hernán Cortés y sus huestes descubrieron en las tribus indígenas ha caminado al Veracruz actual, cuando estamos en víspera de la elección del mini/gobernador y de los 50 diputados locales que integrarán la LXIV Legislatura…Por ejemplo, según el politólogo Carlos Ronzón Verónica, mientras la oposición al PRI tiene ganada la mayor parte de las ciudades, el partido tricolor tendría ganado el voto para sus candidatos en las zonas indígenas y rurales, donde la sumisión, a través de la clientela electoral (compra de votos, despensas, techos y pisos firmes, becas estudiantiles, Progresa y 70 y más, etcétera) está garantizada, digamos, como una especie de voto duro… Y, bueno, si hace 450 años los conquistadores descubrieron que en Zempoala el cacique gordo tenía un harem pero de 50 chamaquitos, que a cada rato renovaba para tener carne fresca y variada, sin que nadie protestara, ahora tal sumisión milenaria beneficiaría por completo al tricolor en regiones rurales con la peor calidad educativa y de salud pública y de seguridad en Veracruz… Y más aún, con una población diezmada por la miseria, la pobreza, el hambre, la jodidez, el desempleo, el subempleo, los salarios de hambre y la migración, y en donde un jornal lo pagan a 70 pesos desde antes de que el sol aparezca hasta cuando la luna alumbra el surco… La inferioridad con que se sentían los indígenas en tiempo de Hernán Cortés y que los llevaba a entregarse a Huitzilopochtli es la misma que ahora se identifica como la sumisión a papá/gobierno, y por añadidura, y en el caso de Veracruz, al partido tricolor…

Publicidad




Otras noticias

Bitácora Política

Bitácora Política

Bitácora Política

Bitácora Política