jueves, mayo 2, 2024

Escenarios

Por: Luis Velázquez

•Habla Héctor Yunes de la esperanza…

•Pero la esperanza fue prostituida…

•Por Fidel Herrera y Javier Duarte

1

La esperanza es una palabra, un concepto, inventando por la iglesia para alentar la posibilidad de la felicidad en el otro mundo.

Un día, los políticos se adueñaron de la palabra y, entonces, y como dice Jaime Sabines en uno de sus poemas memorables, “la emputecieron”.

Por ejemplo, en el fidelato, la esperanza fue prostituía a la más alta dimensión, cuando el góber fogoso decía que “la esperanza dura más que la lealtad” de los políticos… que trabajaban a su lado, a tal grado que él mismo inventó el término de “Los niños fieles” y luego él mismo lo transformó en “Los niños infieles”.

La iglesia ha observado que el Papa Francisco vendrá a México solo a sembrar esperanzas en un país con más de 26 mil desaparecidos.

No obstante, el virtual candidato priista a mini/gobernador aseguró en el discurso el mediodía de su registro que trabajará para rescatar la esperanza de la población, porque “la esperanza es más ancha que sus aflicciones”.

De entrada, resulta inverosímil que una vez se esté emputeciendo (¡Oh, Jaime Sabines!) el concepto de la esperanza cuando la Docena Trágica, que inicia con el fogoso y llega al duartismo, ha aniquilado por completo la posibilidad.

Pero más aún, cuando además de la estafa, la gran estafa, los duartistas se han pitorreado de la esperanza, quizá porque hasta allí llegan sus neuronas.

Cinco años después, con un mes y 29 días de duartismo, la esperanza se ha convertido en decepción y desencanto, y al mismo tiempo, en miedo, terror, temor, zozobra e incertidumbre.

Y más porque Veracruz es un estado, como dicen los políticos, pródigo en recursos naturales pero con gente empobrecida.

Seis de cada diez habitantes están en la miseria y la pobreza según ha documentado el CONEVAL.

Pero además, un millón y medio de habitantes solo aplican una o dos comidas al día, y mal comidas, dada la jodidez económica y social.

Y lo insólito, las ciudades con más pobres son Veracruz, Xalapa y Banderilla.

Peor tantito, todas y cada una de las familias tienen un hijo, un tío, un sobrino, un pariente, un amigo, un vecino, un conocido… tanto secuestrado y desaparecido y asesinado como migrante en la frontera norte en los campos agrícolas del Valle de San Quintín (en realidad, haciendas porfiristas) y en Estados Unidos, que huyeron del Veracruz de Érick Porres, Ramón Ferrari y Gabriel Deantes, por la falta de oportunidades laborales y por el desempleo, el subempleo y los salarios de hambre.

En tales circunstancias, ni Héctor Yunes ni tampoco Miguel Ángel Yunes Linares ni los llamados candidatos independientes ni los demás rescatarían el concepto de la esperanza en 24 meses.

¡Basta, pues, de atole con el dedo!

2

Nunca, como dice el precandidato tricolor a la mini, “la esperanza es más ancha que las aflicciones” de la población jarocha.

Por ejemplo, según el diccionario la aflicción es un estado de “abatimiento, tristeza, sufrimiento físico, molestia, pena, pesadumbre, amargura, desolación y desconsuelo”, entre tantos otros niveles de ánimo y de conducta y actitud ante la vida cotidiana.

Abatimiento: una población en Veracruz diezmada ante tantas esperanzas con que los políticos la han engañado.

Ahora mismo, los familiares de los cinco jóvenes desaparecidos en Tierra Blanca han denunciado al Fiscal General como agarrador profesional de tontos.

Lo peor es que salvo repetirse el antecedente de Juan Sabines, gobernador de Chiapas, con su Fiscal, Herrán Salvati, a quien enviara en la cárcel, Luis Ángel Bravo Contreras será soportado 7 años más.

Tristeza: ¿cómo pretende el virtual candidato devolver la alegría de vivir  en dos años a los cientos, miles quizá de familias atrapadas en el sufrimiento del corazón, de las neuronas, del hígado y del alma con sus hijos plagiados, desaparecidos y asesinados?

Amargura: Veracruz se ha vuelto un estado migrante. Las remesas son el sostén de la economía estatal, por encima de los ingresos derivados de la caña de azúcar, el café y los cítricos.

Peor tantito: Veracruz se ha convertido en el estado productor y exportador número uno del país en trabajadoras sexuales que necesitan vender su cuerpo para llevar el itacate a casa.

Así, en el corazón jarocha existe amargura canija. Mejor dicho, molestia, coraje, irritación, porque, y en el caso de los migrantes, y también de la prostitución, lleva a la desintegración familiar.

Tal cual, revertir la tendencia ni con 12 a 18 años, como dijera el virtual abanderado priista, se logrará el milagro.

Y si el priista quiere envolver a la población en el discurso rollero, tarde o temprano será descubierta su pifia.

Por eso mismo priva la desolación en el alma ciudadana.

Cierto, cierto, cierto, en 40 días, Fernando Gutiérrez Barrios pacificó Veracruz con la herencia de Agustín Acosta Lagunes con su “Sonora Matancera” y que hoy se llaman carteles y cartelitos.

Ya se verá, entonces, si el comienzo de Héctor Yunes, en caso de ganar en las urnas, supera por completo los primeros 40 días del llamado “Hombre-leyenda” que otra cosa piensan doña Rosario Ibarra de Piedra y el escritor Fabrizio Mejía Madrid con su última novela, “Un hombre de confianza”.

3

Fidel Herrera y Javier Duarte, JD, y también la mayor parte de sus antecesores, prostituyeron el concepto de la esperanza.

Y así como está Veracruz, las aflicciones son más grandes, más anchas, más extensas que la esperanza, al revés de lo que cree Héctor Yunes.

Con tal discurso, como advierte el politólogo Carlos Ronzón Verónica, a ningún destino llegará, porque le falta una definición concreta y específica y un eje rector.

Y más cuando la esperanza en Veracruz se ha vuelto un odio y un rencor creciente de la población en contra de los políticos.

Claro, en el caso del millón de indígenas y los dos millones de campesinos, más que odio y rencor hay indiferencia, como si de hecho y derecho los políticos nunca hubieran existido.

Y más, como en el caso de JD, quien nunca en el viaje sexenal ha caminado, ni siquiera de fin de semana, en alguna región indígena.

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