jueves, mayo 2, 2024

Barandal

Por: Luis Velázquez

•Veracruz, estado migrante

•Fracaso de tres duartistas

•Migran por miseria y pobreza

VERACRUZ, ESTADO MIGRANTE GRACIAS A DUARTISTAS

PASAMANOS: Cada vez que en la tele exhiben una película sobre migrantes, y sobre migrantes atravesando el desierto y buscando chamba en Estados Unidos, se termina odiando a los secretarios de Desarrollo Agropecuario, Ramón Ferrari Pardiño, y de Desarrollo Económico, Érik Porres Blesa, y de Trabajo, Gabriel Deantes.

Antier, por ejemplo, pasaron el filme “Una vida mejor” con Demián Bichir, y el solo hecho de caminar en el desierto para llegar al otro lado recuerda la muerte en el alemanismo de los 13 migrantes originarios de Atzalan, que cuando “el pollero” los abandonara se fueron caminando en el desierto y uno a uno fueron cayendo por la sed, el hambre y el sol.

Todos ellos entonces, como ahora, migran por la misma razón que los vecinos de América Central: el desempleo, el subempleo y los salarios de hambre.

También, claro, en Honduras, Guatemala, Salvador y Nicaragua, por el alto índice de violencia.

Y si nos concentramos en Veracruz, convertido en un Estado migrante, significa la única posibilidad para tener un empleo digno y pagado con la más elemental justicia laboral.

Cierto, y como dirá el trío duartista, también parten porque aun teniendo, digamos sin aceptar, un trabajo bien pagado, quieren más.

Pero si vamos al mundo descrito en las películas de migrantes, donde enfrentan el infierno caminado en el desierto, expuestos a los malosos, pero también a los polleros, y ni se diga a la policía fronteriza, entonces, resulta inverosímil que expongan la vida porque son ambiciosos.

Por el contrario, el hecho de que Veracruz sea un estado migrante gracias a Javier Duarte expresa el fracaso de la política económica, social y laboral, sin que a ninguno del trío de secretarios le ocupe ni preocupe el destino de la población.

No obstante, incluso, que de acuerdo con el investigador de la Universidad Veracruzana, Rafael Arias Hernández, las remesas se han convertido en el sostén de la economía jarocha, por encima de los ingresos derivados de la caña de azúcar, el café y los cítricos.

VERGONZOSA POLÍTICA MIGRATORIA

BALAUSTRADAS: Cada filme sobre migrantes documenta historias sórdidas que van desde el cruce por el río Bravo y el desierto con todas sus implicaciones hasta las redadas en EU por el simple delito de que camines como mexicano, mires como mexicano, te vistas como mexicano y hables y corras como mexicano.

Nunca como ahora con Barack Obama, el número de repatriados había alcanzado tales niveles estadísticos, como de igual manera la deportación de centroamericanos desde México con Enrique Peña Nieto.

Las películas también han documentado el sórdido mundo de la prostitución femenina y masculina, donde, oh paradoja, a tono con la política policiaca en Veracruz (caso los cinco jóvenes desaparecidos en Tierra Blanca), la policía detiene a los migrantes y los vende a los carteles para la servidumbre sexual, entre otras cositas.

Por eso, desde la frontera sur hasta el camino de los migrantes a Estados Unidos, los prostíbulos están repletos de mujeres de América Central, como fue el caso de Villa Allende, en Coatzacoalcos, donde el reportero Gregorio Jiménez, secuestrado y asesinado en febrero del 2014, denunciara la prostitución de mujeres de AC en una cantina de nombre “El mamey”, y cuya dueña, en venganza, contrató a unos sicarios para ejecutarlo.

Y tal mundo sórdido empieza en Coatzacoalcos, sigue en Medias Aguas y continúa en Tierra Blanca, donde el eje del mal se conjunta, primero, con los migrantes; después, con los chupa-ductos, y por último, con los malandros que plagian tanto a ilegales como a civiles.

Varias películas se han ocupado de este infierno, y sin embargo, al gobierno de Veracruz le vale, pues simple y llanamente, la política migratoria jamás ha estado en su prioridad.

Una o dos veces, por ejemplo, la palabra migrante aparece en el Plan Estatal de Desarrollo 2011-2016.

JAVIER DUARTE TAMBIÉN FUE MIGRANTE, EL POBRECITO

ESCALERAS: El tema de los migrantes ha dado para películas y documentales, novelas y libros de poemas, crónicas y reportajes, foros nacionales y extranjeros y libros académicos.

De igual manera, y de paso, para que los políticos se rasguen las vestiduras inmolándose en la vía pública a nombre de todos ellos.

El Papa Francisco, por ejemplo, también lo ha puesto en su centro discursivo, y más luego de que Europa se estremeciera con la migración de los países árabes, a partir, digamos, de la guerra en Siria.

Y sin embargo, en el caso de Veracruz, la fama pública está vigente.

Según el sacerdote José Alejandro Solalinde, Veracruz “es el cementerio de migrantes más extenso y largo del país”.

Y según el activista Rubén Figueroa, del Movimiento Mesoamericano Migrante, y fray Tomás, Veracruz “es el peor paso de los migrantes en México”.

Tan es así que cuando Solalinde estuviera en el café “La Parroquia” en el semestre anterior al lado de Andrés Manuel López Obrador, el duartismo lanzó a su yuglar  a los evangélicos radicales declarándolo indeseable solo por denunciar el infierno migrante llamado Veracruz.

Podrán, entonces, seguirse filmando películas sobre el sórdido mundo de los migrantes que ningún impacto social tienen en la política migratoria de Javier Duarte.

Y eso que el 12 de diciembre de 2010, cuando iniciara su mandato, viajara a Manhattan, donde cargara el estandarte de la Virgen de Guadalupe (igual que Hidalgo y Vicente Fox) y revelara al mundo que él también había padecido las tribulaciones de un migrante en España cuando estudiara el doctorado en Economía (que de nada le ha servido) súper becado por la Universidad Veracruzana (gracias a Édgar Spinoso Foglia y Víctor Arredondo Álvarez) en la Complutense.

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