miércoles, mayo 1, 2024

Barandal

Por: Luis Velázquez 

•Héctor Yunes, igual que Echeverría

•Está hablando de más, sin control

•Es la hora de escuchar, sólo escuchar

EL SÍNDROME ECHEVERRÍA EN VERACRUZ

PASAMANOS: Apenas fue ungido como virtual candidato priista a la mini/gubernatura, Héctor Yunes Landa enfrenta el síndrome Echeverría: hablar sin control.

Incluso, al grado del mesianismo, donde como reza el adagio popular, “toda alabanza en boca propia es vituperio”.

Más todavía: del discurso público ha mudado al discurso familiar y hasta la familia está metiendo, se ignora si en su lógica política como buen efecto.

Todavía más: ha incidido en la misma frase bíblica de Javier Duarte cuando en diciembre del año 2010 dijera que deseaba ser “el mejor gobernador de la historia”, y el pueblo de Veracruz, sobre todo, ahora, el de Playa Vicente, sabe en qué está terminando, luego de que cinco jóvenes del pueblo fueron desaparecidos hace siete días y nada se conoce, por más que cien policías, háganos favor, los buscan y hay seis polis detenidos.

Se entiende, el momento electoral es de campaña cuando todo mundo habla. Pero al mismo tiempo, Luis Echeverría habló tanto que terminó descarrilado, contradiciéndose a sí mismo, y es más, con el riesgo a que se expuso de que el presidente Gustavo Díaz Ordaz pensara retirar su candidatura.

Terrible, entonces, porque el ciudadano y el contribuyente y la población electoral sabe que la palabra de los políticos ha perdido significado y en realidad se trata de puros rollos, como por ejemplo, el caso del profe Humberto Moreira (amigo de Héctor Yunes) quien acusado de lavado de dinero ahora dice, preso en España, que es dinero de sus empresas.

“Mi prestigio está de por medio” exclamó el virtual candidato cuando, bueno, nadie duda de que, entre otras cositas, encarcelará a los políticos pillos y ladrones, pero de igual manera, está anunciando tantas cosas que los dos años, por ejemplo, serán insuficientes.

Y más, cuando dice a su hija Andrea que “te lo prometo. Yo cambiaré a Veracruz. Te lo juro. Voy a trabajar las 24 horas cambiando a Veracruz”.

Cuidado, pues la naturaleza humana está construida para la chamba como un trabajador de salario mínimo, pero también para el descanso físico, pues de lo contrario, trabajar las 24 horas del día sin reposo, lleva a la muerte por agotamiento.

“TE LO JURO, HIJA, CAMBIARÉ A VERACRUZ”

 

BALAUSTRADAS: Nadie duda de la inteligencia del virtual candidato, como tampoco de la inteligencia del resto de la población.

Tampoco nadie ignora que en la facultad de Leyes de la UV le llamaban “El niño de dieces”.

Y de que como él mismo dice, es “un parlamentario que convive con todos”.

Ajá.

Y de que, además, tiene “principios que seguiré respetando”… que, desde luego, ya se verá.

Pero una cosita es el talento y otra alardear, y de paso, y en nombre de la inteligencia, humillar a los demás con la broma negra, de mal gusto.

En todo caso, más que la palabra, los hechos y los resultados y las acciones de cada día.

Fernando Gutiérrez Barrios, profundo conocedor de la naturaleza humana, afirmaba que un político solo se conoce cuando tiene poder público, pero además, poder social y poder económico.

Nunca en su vida, Yunes Landa ha sido cabeza. Siempre ha sido segundo, tercero, cuarto.

Jamás ha tenido en su mano la facultad metaconstitucional para manejar el presupuesto sin rendir cuentas a nadie.

Y por supuesto, nadie duda de la honestidad que alardea, y la honestidad de su equipo, incluida Yolanda Gutiérrez Carlín, secretaria de Protección Civil, en su paso por el SAS, antiguo Sistema de Agua y Saneamiento.

Pero, bueno, si ha jurado a su hija que “cambiará a Veracruz”, entonces, el millón de indígenas y los dos millones de campesinos jodidos, en la pobreza y la miseria, desempleados, subempleados y con salarios de hambre, todos en la terrible y espantosa desigualdad social y económica, educativa y de salud, estarían, agnósticos como son, en la antesala, digamos, de la esperanza.

LA DIARREA VERBAL SE TRAGÓ A LUIS ECHEVERRÍA

 

ESCALERAS: En su hablar, el virtual candidato priista ha mostrado una debilidad más. Su primo hermano, Miguel Ángel Yunes Linares.

“Me duelen las agresiones de mi familia, porque a mí enseñaron a pelear por la familia, no a pelearme con la familia” dijo.

Dolido, sangrando, sin una cura para detener el fluido sanguíneo, dijo:

“El respeto a la familia se mama desde bebé y yo lo mamé muy bien”.

Mal.

Mal que el todavía el senador de la república respire por tal herida, pues en todo caso, ni modo que Miguel Ángel vote por Héctor en las urnas y ni modo que con sufragio de los panistas yunistas gane la elección.

Ellos son primos hermanos, pero con caminos políticos diferentes, y por tanto, que a cada quien le vaya mejor.

Pero de ahí a seguir llorando cuando Miguel Ángel lo rafaguea, caray, la entereza moral y los principios y los valores de que habla Héctor quedan descarrilados.

Más descarrilados cuando Héctor dice que “ni hay apapachos ni besos de Javier Duarte”.

De entrada, nunca fue su candidato a la gubernatura.

Pero además, siempre que pudo le sembró el camino de cardos y espinas.

Y, por eso mismo, nadie dudaría de que Duarte, un político explosivo, bipolar, influenciable, acelerado, rencoroso y vengativo, financie en todo a su candidato independiente, Gerardo Buganza Salmerón, para descarrilar a Héctor.

Luego de tanto hablar en la contienda interna, para Yunes Landa ha llegado la hora de escuchar y escuchar y seguir escuchando a la población y de hablar lo necesario, lo fundamental, lo básico.

A Luis Echeverría se lo tragó su diarrea verbal.

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