jueves, mayo 2, 2024

Barandal

Por: Luis Velázquez

*Cargada priista

*¡Muerto el rey!

*¡Viva Héctor!

24 MESES PARA “ORDEÑAR LA VACA”

PASAMANOS: Igual que en el teatro, ¡el rey ha muerto… en Veracruz! Y por tanto, ¡todo con el nuevo rey!

La llamada “estampida de los búfalos” priistas en el carril político y burocrático.

Todos, atrás del candidato, por si las dudas gana en las urnas, y le corresponde repartir los nuevos cargos públicos, los jugosos salarios, los contratos de obra pública, las canonjías del poder.

Incluso, si con el fidelato desaparecieron varios barbies de la pasarela y con el duartismo nuevas reinis surgieron, ahora, también la historia las arrastrará y nuevas ladies en el escenario, quizá, claro, lógico, algunas repitiendo, las más hábiles, por ejemplo.

Será, claro, una mini de dos años. Pero al mismo tiempo, serán 24 meses “en la plenitud del pinche poder”, la famosa teoría ideológica para aventurar el paraíso celestial aquí en la tierra.

La historia lo confirma: 24 meses serán suficientes para hacer negocios al cobijo del poder.

Lo peor, vivir en el paraíso, cerca del poder, los privilegiados que ascenderán al trono del Señor.

Si eres amigo del candidato priista, ya fregaste.

Si eres su aliado y cómplice, mucho mejor. Además de chamba en un cargo público (buen salario, mejores prestaciones, súper viáticos), los negocios lícitos  e ilícitos.

Y, por supuesto, a darle tupido y duro a la piñata, porque solo durará dos años, en los que, ni hablar, la vaca será ordeñada para sacar en 24 meses lo que por lo regular otros se llevan en seis años.

Desde hoy el nombre de Javier Duarte se irá descarrilando poco a poco hasta perder la fuerza que todavía pudiera tener.

En contraparte, todos alrededor de Héctor Yunes. El nuevo tlatoani. El nuevo Señor de horca y cuchillo. El dador. El Príncipe benefactor.

Los amigos y cercanos de Héctor se han sacado la lotería dirían en el lenguaje tricolor.

UNIDA, LA FAMILIA PRIISTA VIVE MEJOR

BALAUSTRADAS: En familia, la familia priista se repartirá los bienes y las mieles.

Tal cual ha sido la historia.

Por ejemplo, Plutarco Elías Calles, el fundador del partido abuelito del PRI, nombró a uno de sus hijos gobernador de Nuevo León y al otro diputado federal y luego enseguida ministro de Estado.

También impuso a sus cuatro amigos (Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio, Abelardo L. Rodríguez y Lázaro Cárdenas) como presidentes de la república.

Pero además, sin rendir cuentas a nadie.

Y si entonces, el sistema político fue sabio para mantenerse en el poder, la historia sobrevive y predomina.

Y si Elías Calles repartió el poder político entre los generales y los caciques a cambio de mantener el país tranquilo, la historia se reproduce, a tal grado que hasta forma parte de un derecho natural.

El tlatoani político de hoy con los mismos derechos, incluso, que cuando los españoles llegaron a México con Hernán Cortés al frente y descubrieron que los Príncipes aztecas tenían cada uno, en la ruta de Veracruz a Tenochtitlán, hasta 150 mujeres preñadas al mismo tiempo y, paradójico, todas felices y hasta viviendo bajo el mismo techo.

Por eso la cargada priista en Veracruz ahora cuando el humo blanco del PRI de Manlio Fabio Beltrones se ha inclinado por Héctor Yunes.

¡Todos somos Héctor! ¡Todos, pues, hectorizados!, pues de por medio está la entrada al cielo.

Y más en un Veracruz con una población migrante a los campos agrícolas del Valle de San Quintín y a Estados Unidos para garantizar el itacate en casa.

El Veracruz desempleado, subempleado y con salarios de hambre.

Héctor, el tlatoani, la posibilidad de un gran empleador.

Y lo mejor, en y desde el gobierno, donde todo puede hacerse, entre otras cositas, “meter la mano al cajón”.

Efrén López Meza dijo a Agustín Acosta Lagunes gobernador electo de Veracruz:

“¡Ningún cargo público espero! ¡Solo salúdame en público que yo me encargo del resto!”.

Claro, López Meza es tan vivo que se le escapó al diablo.

EL NOMBRE HÉCTOR SIGNIFICA “ENTRADA AL PARAÍSO”

ESCALERAS: Según la raíz griega, Héctor significa “entrada al paraíso”.

La acepción de Héctor, pues, está ligada a un cargo público, con buen salario y prestaciones, más viáticos.

Más negocios.

Pero también, un cargo burocrático, un salario burocrático, la concesión de un taxi y/o de una notaría, una beca estudiantil, una beca para deportista discapacitado, un subsidio mensual para pensionado sin seguridad social, una chamba en el cuerpo policiaco, una mujer policía.

Igual, una chambita de conserje en una escuela, una placita de maestro en alguna región indígena, el reacomodo de una plaza rural a urbana, el diploma con una maestría o un doctorado en la UPAV, incluso, clases fast track en la UPAV, y si se puede, el tráfico de influencias para entrar como académico en la UV.

Y, por supuesto, Héctor también significa una aviaduría mensual, y si las circunstancias se dan, en dos, tres, cuatro secretarías.

Más aún, una chambita de espía para andar todo el día en el restaurante “parando oreja”, pues ahí, entre otras cositas, el secreto de la sobrevivencia del sistema político.

¡Ah!, la raíz latina de Héctor también incluye el convenio millonario con uno que otro medio de información que esté dispuesto a tirar incienso, pero al mismo tiempo, a ocultar los hechos sórdidos.

Antes de vender a Jesús por 30 monedas, a tal fenómeno social Judas le llamaba “la estampida de los búfalos”

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