miércoles, mayo 8, 2024

Expediente 2015

La familia priista

Luis Velázquez

PORFIS, QUE SIRVAN IGUAL PARA TODOS…

Lo dijo clarito la ranchera Regina Vázquez Saut: en el PRI, señoras y señores, somos una familia priista. Todos nos queremos. Y, bueno, como en toda familia podemos tener problemillas, diferencias, puntos de vista encontrados, desaguisados, pleitecillos, pero pasado un ratito, de veras, nos perdonamos y nos contentamos y otra vez pa’lante, como si nada.

Y, bueno, si lo dudan, vean, por ejemplo, luego de tanto rafagueo entre Javier Duarte y Héctor y Pepe Yunes, ahí está la comidita en el rancho San Julián. Todos, juntitos. Todos, alegres, sonrientes, como si nada.

¡Pinche José López Portillo que desde Los Pinos nos aguó la fiesta cuando dijo que los políticos hemos convertido a México en un país de cínicos!

Pero con todo que hablen, y en todo caso, allá ellos, familia somos, familia seremos.

Tan es así que ya ven, el domingo, en el WTC, otra vez la familia estuvo juntita en el tercer informe senatorial de Pepe Yunes.

Es más, sorpresas gratas que da la vida: Javier Duarte llegó 15 minutos después de la hora señalada para el inicio del evento, lo que, bueno, nada significa cuando un día llegó tres, cuatro horas regrasado a la comida de Alianza Generacional de Héctor Yunes y que nadie comía porque significaba una grosería comer antes (aunque las tripas se retorcieran) de que llegara el Jefe Máximo de la Familia Tricolor.

Familia, pues: todos los parientes vestidos con guayabera blanca y también el anfitrión número uno, Pepe, con su guayabera blanca de manga larga en su pantalón color café, mientras el Jefe Máximo con camisa azul y pantalón gris

Pero, bueno, alguien ha de desentonar, como ocurre en todas las familias del mundo.

Claro, a veces también ocurren desaguisados. Un guarurita por ahí no dejaba entrar al WTC a la mamá del senador; pero luego se dieron cuenta de la pifia, le pidieron una disculpa y pa’lante.

Son, claro, las cositas que siempre ocurren hasta en las grandes familias.

Pero lo importante, caray, es que la familia está unida, juntita, y como sostiene el dicho ranchero: cuando hay una peleíta por ahí, como en el amor, las reconciliaciones son intensas, volcánicas, febriles.

Aquí, pues, en el PRI, recordadlo, príncipes y vasallos, no podemos pelear un ratito; pero somos familia, y si lo dudan, ahí está la química entre Regina y Fabiola Vázquez Saut con sus medios hermanos Cirilo y Ponciano Vázquez Parissi, que al papá, el caciquito que en paz descanse, le gustaban las italianas de apellido y por eso unos y otros carnalitos llevan apellido tipo Michelangelo Mastronioni.

¡Y porfis, que sirvan igual para todos!

ALLÍ DONDE HAY AMOR… EL DESAMOR HACE TRAVESURAS

A veces, cierto, cierto, cierto, las familias pelean, avilonas como son, con más derechos que se sienten, por la fortuna de papá y mamá.

Pero ni modo, el pinche de Judas tuvo la culpa cuando lleno de ambición, de dinero, de mostrar poder, aceptó 30 monedas y entregó al maestro, a Jesús, al hombre más fregón en toda la historia de la humanidad.

Además, la historia es clarita, nítida, transparente, cuando devela que en la familia, entre los padres y los hijos y los hermanos y los tíos, uno al otro se traicionan, pues la lealtad dura menos de lo que canta un gallo.

Pero se insiste, todo es normal.

Además, en la vida como en la viña del Señor la naturaleza humana está formada por el día y la noche.

Allí donde hay amor, hay desamor.

Donde hay fidelidad, infidelidad.

Donde hay lealtad, traición.

Donde alguien tiene miedo hay un valiente.

Donde hay una persona triste, otra eufórica y alegre.

Ya luego, pasadito el ratito que siempre miraba el cronopio Julio Cortázar en la relación humana, todo se olvida, todo se supera, y todos fumamos lo que se llama la dichosa pipa de la paz.

Por eso mismo, en el PRI todos somos familia y así como van las cosas, apuesten veinte y las malas a que una noche antes de navidad y/o una noche antes de fin de año, Javier Duarte y Pepe y Héctor Yunes cenarán juntos, con vinito y whiskito y hasta un puro Cohiba, de los que gustaba Fidel Castro, para seguir queriéndose como hermanitos putativos, los hermanos que uno y otro siempre han deseado tener en la vida.

EN LAS FAMILIAS MUCHOS SON REINCIDENTES

Somos familia priista dice la ideóloga ranchera, Regina Vázquez Saut, conocedora de vacas y toros y caballos y yeguas y hasta los rinocerontes que pastan en los ranchos de sus medio hermanitos, los Vázquez Parissi.

Vean, pues, priistas, el ejemplo de los Vázquez: dueñas Regina y Fabiola de Acayucan, Cirilo y Ponciano mejor se fueron para Cosoleacaque a causar un dolor de cabeza canijo a Heliodoro Merlín Alor con su cacicazgo; pero, al mismo tiempo, para vivir en paz y armonía con sus carnales, respetándose cada quien sus feudos, sus parcelas, sus ranchos, su dinerito, sus intereses.

La historia, entonces, se repetirá. Mejor dicho, se está repitiendo. Tanto tanto tanto se dijeron Duarte y el par de Yunes priistas que ya ven el viernes en el rancho “San Julián” comieron en la misma mesa, en el mismo plato y el mismo guisado.

¡Salud, pues, y pa’lante!

Y, bueno, si por alguna travesura del diablo las partes volvieran a conflictuarse, caray, las cárceles están llenas de pillos y ladrones reincidentes.

Y es que cuando la semilla de la maldad germina en el corazón, el hígado y el alma, nada puede hacerse más que encomendarse a los astros para que se acomoden y el buen karma pueda llegar.

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