lunes, diciembre 15, 2025

Expediente 2015

El Jefe Máximo

Luis Velázquez

PEOR AUTORITARISMO DUARTISTA

Una expresión más del autoritarismo priista en Veracruz es la imposición del tamaulipeco Gabriel Deantes Ramos como (presunto) candidato a la diputación local por el distrito indígena de Zongolica.

Una frase lo dice todo: Gabriel Deantes “defraudó mi confianza” que dijera el gobernador.

Un hecho lo manifiesta en toda su dimensión: las dos residencias en el fraccionamiento “Las ánimas” de Xalapa, más una plaza comercial, más un edificio de cuatro pisos, todo, en menos del llamado sexenio próspero.

Todavía peor si se considera lo siguiente: el presidente del CDE del PRI, “El Fabiruchis misógino” y la presidenta de la Fundación Colosio se le han tendido al piso para el proselitismo en Zongolica.

Peor tantito: el cacique de la montaña negra de Zongolica, dueño de 110 autobuses de pasajeros, Las adelitas, ex alcalde y ex diputado local y federal, con cargos públicos para parte de su familia, el pudiente Mario Zepahua Zepahua, también está a sus órdenes, lo que significa un atropello insólito a la dignidad humana de la población indígena, por cierto, la más jodida del país según la secretaría de Desarrollo Social, el CONEVAL y el INEGI.

Todo, pues, resume el autoritarismo duartista con que durante cinco años han gobernado y ejercido el poder, dueños de la gran hacienda porfirista llamada Veracruz.

De pronto, el secretario de Trabajo y Previsión Social ha sentido una pasión política de servir a los indígenas.

Y sin pudor, ética, moral, integridad, levantó la mano ante el Jefe Máximo del Priismo para anotarse en el camino a la LXIV Legislatura.

Y se la aceptaron, dueños todos del poder político y económico.

¡Apátridas!

“Yo soy el Estado” dijo Luis XIV a los 19 años de edad cuando le confirieron el poder por herencia familiar.

DEGRADACIÓN POLÍTICA

Muchas cosas más, pues, habrán de verse en el sexto y último año del duartismo, cuando un gobernante, dice Miguel Alemán Velazco en su novela “Si el águila hablara”, va de picada.

Cierto, callará la boca a todos con más obra pública, como exclamara el Jefe Máximo.

Pero más bien se trata de obra política, donde, y con el caso de Gabriel Deantes, se ejerce el poder como un tirano.

El jineteo bursátil. La “Operación licuadora”. La humillación a la rectora de la Universidad Veracruzana (que lo permitió). La terrible y espantosa inseguridad. La inconformidad de los familiares de los desaparecidos. La deuda. Cero infraestructura. Seis de cada diez habitantes de Veracruz en la pobreza, la miseria y la jodidez. La migración a Estados Unidos. La prostitución sexual en primer lugar nacional. El desorden administrativo, el caos financiero y la corrupción política.

Y, bueno, cuando se ha llegado a tal degradación política en la tarea de gobernar, por añadidura, la imposición partidista. Gabriel Deantes, inminente candidato a diputado local, a tal grado que por eso mismo anda de samaritano desperdigando el bien social, con cargo al erario, sólo faltando que invente haber nacido en Mixtla de Altamirano, que para la SEDESOL federal es uno de los municipios más jodidos entre los jodidos de la nación.

¡Pobre Veracruz!

Por eso la población cuenta cada día los días que faltan para que el duartismo termine.

Y más, cuando el Peñismo se ufana del Sistema Nacional de Corrupción y Manlio Fabio Beltrones se cura en salud proyectándose como el Mesías democrático que México esperaba.

“PARA LOS AMIGOS JUSTICIA Y GRACIA”

En menos de un sexenio, el fidelato, la priista Carolina Gudiño Corro, originaria de Oaxaca, fue directora del Instituto de la Mujer, diputada local y federal, donde sólo permaneció unas semanas, presidente municipal jarocha y derrotada candidata a la curul federal.

Gabriel Deantes Ramos ha seguido su camino.

Operador electoral del señor Javier Duarte, donde las manos pueden meterse al cajón en todo lo que da.

El empleado que “defraudó mi confianza” (y de qué forma y cómo, pues nunca se ha precisado, a menos que se refiera de manera visible a las irregularidades de la Auditoría Superior de la Federación, desviando el recurso público federal).

El secretario de Trabajo que continúa operando los asuntos electorales, porque son una vaca suiza que puede ordeñarse tres veces al día.

Tal preferencia sólo puede entenderse a partir de la complicidad que va junto con la rapiña.

La misma saña con que el diputado local, Renato Tronco Gómez, fue desaforado, se traduce en la magnificencia con Gabriel Deantes.

Para los amigos, justicia y gracia, y para los otros, justicia a secas.

El autoritarismo en su más alto significado. Yo soy la ley. Yo soy el dueño del poder. Yo mando. Yo mando y si me equivoco vuelvo a mandar. “Estoy limpio. Ya me lo dijo el Contralor Ricardo García Guzmán”, él mismito que sueña con la diputación local para su hijo, director de Inversión Pública en la SEFIPLAN, luego de haber impuesto a su otro hijo de legislador y presidente municipal.

El Veracruz de Javier Duarte.

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