Respeto al gobernador
Luis Velázquez
El CDE del PRI en Veracruz está delirando.
Por ejemplo: en vez de ocuparse de la pobreza y la miseria, y la desigualdad social y económica, y la corrupción política, incluso de “los peces gordos”, pide, digamos, a la militancia priista, acaso solo a los senadores priistas, que por favor, por favorcito, tengan respeto al gobernador.
Por ejemplo: en vez de convocar al gabinete legal y ampliado a cumplir el Plan Estatal de Desarrollo 2011-2016, se la pasa amenazando a los aspirantes y suspirantes a la gubernatura de que serán apoyados, siempre y cuando sean respetuosos del gobernador.
Por ejemplo: en vez de exigir hechos y resultados para un gobierno austero, insiste una y otra vez en que traten con respeto al Jefe Máximo del Priismo.
Y, bueno, tal obsesión en ningún momento tiene como interlocutor, digamos, a los presidentes municipales y diputados locales y federales del partido tricolor ni tampoco a los tres mil síndicos y regidores.
Ni menos, digamos, a Érika Ayala, la dirigente de la CNOP, y/o a Juan Carlos Molina Palacios, presidente de la Liga de Comunidades Agrarias.
Se ignora si acaso pudiera referirse a los partidos de oposición, algunos de los cuales han pasado criticando el estilo personal de ejercer el poder en el llamado sexenio próspero.
Quizá, en efecto, pudieran referirse a los reporteros que suelen endilgar apodos al góber, incluso, hasta metiéndose con su sobrepeso y exceso de gordura.
Acaso quisieran así evitar que los caricaturistas exalten otras cualidades del ejecutivo.
Pero todo indica que el CDE del PRI tiene como destinatario al par de senadores, Pepe y Héctor Yunes, uno de los cuales, Yunes Landa, ha revirado diciendo que “no le tiene miedo a Javier Duarte”, y al mismo tiempo, precisando, que nunca, jamás, ha formado parte de su equipo político.
EL RESPETO SE GANA
El respeto, no obstante, se gana en el campo de batalla, con hechos y resultados, actitudes y acciones, el respeto a los demás, el dominio de un asunto, la habilidad para resolver pendientes, el ejercicio de la inteligencia y el talento, entre otras cositas.
Nunca, jamás, el respeto, y más a un político, se gana por decreto y/o por el simple hecho de que es presidente de la república, gobernador, alcalde, diputados local o federal, senador, secretario de Estado, síndico, regidor, funcionario de confianza.
El respeto se gana todos los días, pero al mismo tiempo, oh paradoja, todos los días se corre el riesgo de perderse, porque de pronto se comete un desliz y todo el crédito, el prestigio, el buen nombre, ganado en otros espacios y circunstancias se diluye.
Más todavía: el respeto se gana cuando se tiene autoridad moral, ética, social, política y económica.
Y cuando en el ejercicio del poder, en el caso de un político, se actúa con respeto a la dignidad humana, sin pitorrearse ni burlarse de los demás, de los otros, del ciudadano, del contribuyente, del elector.
Por eso, el CDE del PRI delira como un loquito.
Peor tantito si se considera lo siguiente: ¿habrá, por ejemplo, quienes tengan respeto a quien(es) lo están pidiendo para el gobernador, si ellos mismos se exhiben en su inmadurez cívica, social y política?
SEÑORAS SE PITORREAN
Hay señoras que todos los días reúnen con sus amigas para el ejercicio físico en la zumba.
Otras para las tardes pasteleras.
Otras para la manualidad en que tejen y destejen y aprenden bordado, por ejemplo.
Y ocurre que todas las señoras han perdido, además de la confianza en el gobernador, el respeto, a partir de la imagen que los medios han proyectado de Duarte, desde el trato a la población, digamos, gobernada, hasta, incluso, su vocecita tipo Francisco Franco.
Ellas mismas confiesan que cuando prenden la tele y de pronto se topan con un noticiero donde Duarte está hablando en automático lo cambian, pues simple y llanamente, sus hígados resultan incapaces de soportarlo.
Y si el CDE del PRI se la pase solicitando respeto a la figura y a la investidura resulta inverosímil, pues manifiesta que ni idea tienen quienes andan con tal prédica.
PIERDE TIEMPO CDE DEL PRI
Ahora bien, si el CDE del PRI está pidiendo respeto a Pepe y Héctor Yunes, están confundiendo la libertad con la intimidación, y más si se recuerda que la sociedad es plural.
Además, y a diferencia del ciudadano que endilga apodos insólitos a Duarte (los taxistas son unos genios), los senadores solo han ejercido su derecho a la libertad crítica, evidenciando, por supuesto, el estilo de gobernar y ejercer el poder.
Y si el PRI pretende uniformidad al resto de la elite y a la militancia pierde el tiempo.
El Gulag, los campos de concentración, Kolimá, el cautiverio por atreverse a pensar diferente, solo existen hoy en Cuba, por ejemplo, para hablar del continente, además de la presión internacional para liberar a los presos políticos.