- Difícil ser mujer en el sexenio de Javier Duarte, Arturo Bermúdez y Luis Ángel Bravo
- Sus vidas penden de un hilo
- Además de secuestros, ultrajes y asesinatos, las satanizan en las redes sociales
Luis Velázquez
¡Qué difícil ser mujer en el Veracruz de Javier Duarte, Arturo Bermúdez y Luis Ángel Bravo!
90 mujeres asesinadas tan sólo en el transcurso del año que corre.
Mujeres ultrajadas, ejecutadas y tiradas en un río.
Mujeres secuestradas que porque son bonitas y desaparecidas.
Y, lo peor, denigradas, asegurando que huyeron con sus amantes y por eso la familia las busca y por ningún lado las encuentra.
Mujeres asesinadas y sepultadas en fosas clandestinas.
Peor tantito: niñas y jóvenes raptadas y de igual manera desaparecidas y sepultadas en fosas.
Y, de ñapa, la indolencia del gabinete policiaco y de seguridad del duartismo.
Más aún: el gobierno de Veracruz manejado como el club de Tobi, donde la figura de “La pequeña Lulú» es menospreciada.
Por ejemplo, sólo dos mujeres en el gabinete legal del señor Javier Duarte. En Educación y Protección Civil como secretarias.
Por ejemplo, de los 50 diputados locales sólo 13 mujeres.
De los 30 diputados federales sólo once mujeres.
De los tres senadores, los tres hombres.
Y de los 212 presidentes municipales, 37 mujeres, cuando, caray, mínimo, la mitad, es decir, 106 habrían de ser alcaldesas.
Y todavía cuando una madre de familia encara al gobernador para exigir el fin de la impunidad con el secuestro de su hija, Fernanda Rubí, el Jefe Máximo del Priismo la menosprecia y, de ñapa, ordena a sus plumíferos denigrar la memoria de la chica plagiada cuando tenía 21 años.
El colmo: mientras los hombres ganan salarios insultantes las mujeres que realizan el mismo trabajo, incluso, con mayor productividad, empeño, esfuerzo, entrega, pasión y responsabilidad, perciben menos, mucho menos.
Es el Veracruz de Javier Duarte, donde, además, oh paradoja, han privilegiado a las barbies, las reinis y las ladies, tal cual con diferentes categorías porque entre ellas mismas hay clases sociales.
RED DE LENONES EN VERACRUZ
Más aún:
Varias ONG (organizaciones no gubernamentales) se han integrado en un frente común para que la secretaría de Gobernación declare la alerta de género ante tantos feminicidios, como por ejemplo, aquel en Córdoba, donde una chica fue asesinada de 40 puñaladas y aquel otro en Orizaba donde una chica fue asesinada de 20 puñaladas y la chica de Atoyac a quien secuestraron, violaron, mataron y tiraron en un lote baldío a espaldas de la comandancia policiaca y a la que los zopilotes arrancaron los ojos.
Y no obstante, la secretaría de Seguridad Pública a cargo del general de West Point condecorado por la DEA y el Fiscal Mr. Bean, ícono de la egolatría, se han resistido, argumentando que aquí, en el Veracruz de Duarte, “no pasa nada”.
¡Tiempo espantoso y sórdido para las mujeres!
Una niña, de 5 años, Karime Alejandra, secuestrada, asesinada y sepultada en fosa clandestina en Coatzacoalcos.
Las adolescentes de la Costa Esmeralda levantadas por tratantes de blancas y entregadas a los traileros como parte, dijo el Fiscal cruzado de brazos, de una red de lenones que llega hasta Coatzacoalcos.
Fernanda Rubí, secuestrada en el mes de septiembre de 2012 en un bar de Orizaba sólo porque era bonita, sin que hasta la fecha nada se conozca de la investigación, y por tanto, en la impunidad.
De nada, pues, sirve el Instituto de la Mujer de Edda Arrez, ah, declarada por cierto prócer de la paz por el magnate turístico, Arturo Bermúdez Zurita, el incienso y las loas entre ellos mismos, encaramados en “la plenitud del pinche poder”.
Tampoco ningún resultado, hechos específicos, de la llamada Comisión de Igualdad de Género de la LXIII Legislatura, Mónica Robles Barajadas, Gladys Merlín Casto y Jacqueline García.
Y el DIF, que debiera, en su mundo color de rosa, apurado en satanizar a 28 mil seniles, adultos mayores que usurpaban, ajá, dos y tres pensiones, y por eso los dieron de baja.
Quizá la indolencia y el menosprecio a las mujeres en el Veracruz duartista tendría su punto de partida en el fidelato, cuando en el mes de abril del año 2007, la señora Ernestina Ascencio Rosario, de 73 años, fue ultrajada y asesinada, siempre se afirmó, por unos soldados.
Y entonces, mientras Fidel Herrera Beltrán se prestó al juego militar para exculpar a los presuntos violadores, todos soldados, el presidente Felipe Calderón decretó que la muerte de la anciana se debía a “una gastritis crónica”.
Todo, para proteger al Ejército.
Tal cual, la actitud del góber fogoso con doña Ernestina Ascencio podría, digamos cotejarse, quizá, y salvada toda proporción, con la reacción de Javier Duarte ante la señora Aracely Salcedo, madre de Fernanda Rubí, a quien, bueno, ayer jueves 29 de octubre, le pidiera una disculpa por tuiter, luego del menosprecio con que la tratara en Orizaba, pitorreándose del dolor y la tragedia humana.
El club de Tobi, en su máxima dimensión en un Veracruz donde el 57 por ciento de la población es femenina.