México, D.F.
En la Ley del Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios, aprobada en la Cámara de Diputados y actualmente en revisión en el Senado, se incluyó un impuesto a las gasolinas para el próximo año, que ha causado diversas críticas en las redes sociales.
Sin embargo, esto no representa una novedad, pues lo encontramos al menos desde el 2013. No obstante, llama la atención cómo ha aumentado este impuesto.
Para el próximo año se espera que las cuotas del IEPS sean fijas para gasolinas y diésel, quedando de la siguiente forma: gasolina menor a 92 octanos (Magna), 4.16 pesos por litro. Gasolina mayor o igual a 92 octanos (Premium) en 3.52 pesos por litro. Diesel 4.58 pesos por litro. Combustibles no fósiles 3.52 por litro, de acuerdo al Dictamen que modifica la Ley del IEPS.
Este impuesto no significa como tal que la gasolina aumente, pues el monto ya está incluido en lo que cobran los operadores y así seguirá ocurriendo. Lo que sí podría significar es que los precios no bajen tanto en comparación a como se encuentran actualmente: Magna: 13.57, Premium: 14.38, Diésel: 14.20.
Al impuesto se sumará el costo del combustible, cuya venta ya no será exclusiva de Pemex, después de la reforma energética.
Plantea la liberación del precio de los combustibles a la oferta y la demanda y el establecimiento –por parte del gobierno– de un costo de referencia mensual al cual se sumaría dicho gravamen.
Raúl Feliz, especialista del Centro de Investigación y Docencia Económica, explicó que dichos montos se cobrarían durante todo el año sin importar si el costo de referencia que publique el Gobierno suba o baje.
Además, señaló que, de acuerdo a lo aprobado por los diputados, las secretarías de Hacienda y Energía harían un análisis del precio internacional de los combustibles para fijar un precio de referencia, al cual se le aplicarían los impuestos antes mencionados.
“Si baja el el precio internacional, tendremos precios más bajos –independiente del impuesto especial por el tipo de gasolina que compremos–, pero si suben por factores externos como una baja en los inventarios por un crudo invierno, podríamos llegar hasta el doble del costo actual”, dijo el investigador del CIDE.
El problema, apuntó, es que los consumidores de nuestro país no están preparados para lidiar con la volatilidad internacional de los energéticos, porque están acostumbrados a un precio fijo; lo cual podría generar conflictos sociales.
En el caso de que bajarán los precios al menos en algún lapso de 2016, Raymundo Tenorio Aguilar, director de las Carreras de Economía de la Escuela de Negocios del Tec de Monterrey, campus Santa Fe, reconoció que no existe la garantía de que los transportistas (de pasajeros o de carga) reduzcan sus tarifas cuando baje el valor de los combustibles y, por el contrario, no se tocarán corazón para subirlas si se dispara el precio de las gasolinas“.
Lo que sí garantiza el Gobierno Federal es la recaudación del impuesto especial al combustible, y deja una eventual reducción en el precio de las gasolinas en manos del mercado y de la participación de las empresas que importen energéticos para competir con Pemex.
En el mismo sentido, el líder de la Canacintra Yucatán, Mario Can Marín, refirió que el “nuevo impuesto” a las gasolinas, no es otra cosa más que fijar el gravamen del Impuesto Especial sobre Producción y Servicio (IEPS), lo que se traduce en que para el próximo año se adelante la liberación del precio del combustible.
El dirigente de los industriales expuso que “actualmente el IEPS se le va sumando, pero con estas modificaciones ya aparecerá fijo, sobre todo porque el próximo año el precio de las gasolinas ya variará con la entrada de nuevas compañías gasolineras”.