- Cada uno con su estilo personal de ejercer el poder y de construir la candidatura priista a gobernador, el par de senadores se mueve en las arenas movedizas del duartismo
Luis Velázquez
Pepe Yunes y Héctor Yunes juegan sus pelotas cada uno en su carril, atrás de la candidatura priista a gobernador.
Punteros en la tendencia de la encuesta histórica, ambos tienen sus padrinos políticos en el altiplano.
Pepe, con Luis Videgaray Caso y José Antonio Meade, secretarios de Hacienda y Crédito Público y de Desarrollo Social.
Héctor, con Manlio Fabio Beltrones, presidente del CEN del PRI, y Alfredo del Mazo González, el jefe máximo del grupo Atlacomulco y tío del presidente Enrique Peña Nieto.
Ambos, no obstante, carecen de la simpatía y el buen karma del señor Javier Duarte, quien con su tlatoani, el góber fogoso, cónsul de México en Barcelona, suspiran por uno de los suyos para la sucesión.
Héctor suele publicar una columna semanal en la prensa escrita, mientras Pepe para conservar la vigencia se reúne con alcaldes y productores, aun cuando en el mes de octubre le ha bajado a su periplo.
Pepe tiene a su lado a exalcaldes y exdiputados y exfuncionarios y feligreses priistas, de igual manera como Héctor tiene a los suyos, todos, en igualdad de circunstancias.
Una parte del gabinete duartista está con Pepe y otra con Héctor y otra con Duarte para su cruzada electoral.
En la última semana, Pepe se movió en la prensa defeña redoblando el paso, mientras Héctor se concentró en un objetivo anterior, como fue insistir en la Gendarmería en Veracruz dada la inseguridad y la impunidad que se está dando.
Durante un tiempo, Héctor fue considerado el candidato oficial del duartismo, pero luego de declarar que metería a la cárcel a “los peces gordos” del sexenio que corre, le regalaron una caña de pescar y sobrevino la ruptura con el Jefe Máximo del Priismo en Veracruz.
Ahora, sin embargo, el politólogo Carlos Ronzón Verónica mira que en tanto Héctor pasó a ser el rebelde de los senadores, Pepe Yunes pareciera ante los feligreses priistas el candidato del oficialismo, aun cuando también percibe un doble, triple juego perverso.
En la mayor parte de eventos que puede, Héctor aparece con su esposa y hasta con su hijo, en tanto Pepe nunca, jamás, porque su estilo personal de hacer político es diferente, que se respeta.
Héctor rindió su informe senatorial en el WTC de Boca del Río, mientras Pepe planea efectuarlo en el estadio Heriberto Jara, de Xalapa, al que le caben treinta mil personas.
Por lo regular Pepe anda solo en su periplo, si acaso con una sola persona que le maneja, mientras Héctor siempre aparece acompañado de su séquito.
Desde hace muchos meses, Héctor tiene un equipo multidisciplinario trabajando por la candidatura, mientras Pepe se reduce a unos, aun cuando a su alrededor hay muchos que sobrevuelan.
LA BRECHA QUE CRECE CON JAVIER DUARTE
A diferencia de Jaime “El bronco” Rodríguez, gobernador independiente de Nuevo León, Pepe ni Héctor apuestan a las redes sociales como la forma de comunicación más efectiva, y por el contrario, canalizan su imagen a través de la prensa convencional.
Tanto Héctor como Pepe han marcado una distancia kilométrica, años luz, de Javier Duarte, y más, mucho más, de Fidel Herrera, quien en el año 2010 engañó y estafó a los dos, ofreciéndoles la candidatura a gobernador.
Los dos expresidentes del CDE del PRI, tanto Pepe como Héctor marcaron la raya del candidato de Duarte a la presidencia tricolor, Alberto Silva Ramos, quien será ungido el próximo 25 de octubre.
Los dos se han vuelto unos críticos implacables del estilo personal de ejercer el poder de Duarte que ha trascendido en el altiplano y cuyos estragos por ahora se desconocen.
Incluso, y no obstante que en plan conciliador pudieran intervenir Luis Videgaray, en el caso de Pepe, y Beltrones de Héctor, las heridas sangran tanto que se antoja que nunca, jamás, cicatrizarán.
Es más, en la percepción ciudadana creen, están seguros, de que si Pepe y Héctor quedaran exentos de la candidatura y la nomenclatura darían el brinco, digamos, a otros partidos, a una candidatura independiente y/o uniéndose a otro candidato, que sería Miguel Ángel Yunes Linares, con tal de descarrilar por completo a quien fuera el nominado priista del duartismo.
Pepe está involucrado en un proyecto político nacional con Videgaray y Héctor a otro con Beltrones, en tanto Duarte sólo sueña con terminar bien el sexenio y trasladarse a vivir en Estados Unidos, en Arizona, y/o en España, pues le faltó sembrar en tierra fértil en el peñismo para pertenecer a una corriente política.
En fin, que en víspera del día de muertos y antes del V informe de gobierno del señor Javier Duarte, tal cual es el estado que guardan las cosas priistas en Veracruz.