sábado, abril 27, 2024

Escenarios

  • En el Duartismo…
  • Sobra perversidad…
  • Y escasea inteligencia

Luis Velázquez

1

A veces pareciera que en el gobierno de Veracruz sobra la perversidad y escasea la inteligencia.

Por ejemplo:

Por un lado, anuncian el despido de 2,173 “aviadores” asignados sólo a la Secretaría de Educación y claman que desde hace diez años están así, y por el otro, el señor Javier Duarte ha de creer que el contribuyente y la población electoral se tragan la píldora de una lucha contra la corrupción cuando ya lleva casi cinco años del sexenio, y por tanto, se desprende que los más de dos mil “aviadores” han estado ahí durante todos estos años.

Por un lado, se vanaglorian de limpiar a la SEV de “aviadores”, y por el otro, el ciudadano está seguro de que Duarte estuvo enterado y hasta participó con las órdenes correspondientes, pues ni modo que los 2,173 hayan sido nombrados por Adolfo Mota, Flavino Ríos y Xóchitl Osorio, los tres titulares que han desempeñado el cargo.

Por un lado, el gobernador saca los dientes pa’fuera diciendo que el presidente Enrique Peña Nieto designará al candidato priista al trono imperial y faraónico, y por el otro, hace todo para imponer al suyo, que es el mismo de su padre putativo y maestro, Fidel Herrera Beltrán.

Por un lado, es el Jefe Máximo del Priismo, y por tanto, ha impuesto a Alberto Silva Ramos como el séptimo presidente del CDE del PRI, y por el otro, ha venido repitiendo que en ningún momento intervino para tal nombramiento, como si creyera que la población electoral y la militancia priista creen a ciegas en su palabra.

Por un lado, es el dueño del poder político, el poder económico, el poder social, el poder legislativo, el poder judicial y hasta del poder mediático, y por el otro, garante de la unidad partidista, se ha lanzado con todo en contra de los senadores Pepe Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa sólo porque en ningún momento pertenecen a su equipo y se han atrevido a pensar diferente.

2

Por un lado, gritan a los cuatro vientos que Veracruz es ya un estado tranquilo, sin sobresaltos, ni lucha sórdida de los carteles, y por el otro, en un mismo día, el lunes 19 de octubre, diez ejecutados, la mayor parte en un poblado de Emiliano Zapata, donde una familia completa fue masacrada, incluido un niño.

Por un lado, el góber alardea de que la paz se ha restablecido gracias a los marinos y soldados, y por el otro, la ciudad de Xalapa, la sede de los tres poderes, está convertida en un infierno, donde todas las semanas hay fuego cruzado, muertos, secuestrados y desaparecidos, que por lo regular ocultan los medios.

Por un lado, se ufanan de que fueron a la rectoría de la Universidad Veracruzana para arreglar el pago de los dos mil millones de pesos pendientes de entregar (1,600 millones del subsidio estatal y 400 millones del subsidio federal, entregados en tiempo y forma), y por el otro, las presuntas pláticas entre el sexto titular de la SEFIPLAN y la secretaria de Administración de la UV se han burocratizado, sin que hasta el momento un solo centavo hayan cubierto.

Y más, mucho más, tratándose de los 400 millones de pesos federales que la secretaría de Hacienda y Crédito Público depositó en tiempo y forma y que todo indica en la SEFIPLAN se los chingaron, digamos, con la llamada “Operación licuadora”, consistente en desviar los fondos a otros programas, a otras regiones y/o a otros bolsillos.

3

Por un lado, está claro que el PRI únicamente ganaría la elección de gobernador en las urnas con cualquiera de los senadores Pepe Yunes Zorrilla y/o Héctor Yunes Landa, y no obstante, se empeñan en sacar candidato a uno de los llamados Chamacos de la fidelidad, tronados en la encuesta histórica, pero además, con un hartazgo ciudadano en contra de todos ellos dado el estilo personal, con sentido patrimonialista, con que han ejercido el poder.

Pero, además, por un lado, el señor Duarte cacarea que en ningún momento ejercerá el llamado derecho de veto en Los Pinos (¿lo tendrá?), y por el otro, sigue azuzando a sus llamados candidatos independientes para mostrar el puño ante el altiplano del gran acelere en Veracruz y ante el río revuelto posible ganancia de él dada su vocación de pescador.

Por un lado, crea un código de ética y de honor, y por el otro, al momento lleva 81 funcionarios despedidos y/o enrocados (el último Ranulfo Márquez), sin nunca, jamás, rendir cuentas de los motivos y razones para el cese fulminante, y en muchos casos, de manera humillante, como si fuera el administrador, mejor dicho, el capataz, de una extensa y gigantesca hacienda porfirista llamada Veracruz.

Y aun cuando, ni hablar, es el gobernador y en nombre del derecho divino podría, digamos, aplicar los cambios y caprichos y berrinches que desee, por encima de cualquier funcionario público está la Constitución Política, que incluye las garantías individuales, y que suman los derechos humanos.

Tal cual se gobierna en Veracruz y por eso mismo, el gran desencanto y el gran desánimo en la población hacia el señor Javier Duarte y el resto del gabinete.

Como nunca antes, los días se están contando para que se vaya…

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