domingo, octubre 6, 2024

Expediente 2015

Pepe Yunes, en peligro

Luis Velázquez

Hay quienes temen por la vida del senador Pepe Yunes Zorrilla.

Se basan en la siguiente circunstancia:

Veracruz está atrapado, y sin salida, en días revueltos, turbulentos y revolcados, donde cualquier maloso se lo puede fregar a cambio de un billetito, como por ejemplo, los 5 mil pesos que la señora vecina del reportero Gregorio Jiménez, de Coatzacoalcos, pagara por su plagio, tortura y asesinato.

Y/o como sucedía en el Veracruz de Agustín Acosta Lagunes cuando los sicarios cobraban 50 mil pesos de entonces por liquidar a un cristiano.

Y es que, afirman los angustiados, el senador por lo regular siempre anda solo.

Muchas veces llega a sus citas manejando él mismo su camioneta, que es una unidad móvil común, que ni siquiera llega a los 350 mil pesos.

Otras, en cambio, llega acompañado de un auxiliar, un chofer, que parece un caporal del rancho familiar, San Julián, de Perote.

Así, incluso, y cuando llega solo, significa que solo salió de Perote para su cita y solo regresará al rancho.

Y, bueno, toda vez que se trata del enemigo a vencer en la candidatura priista a gobernador, hay quienes mirando el escenario temen por su vida.

Según ellos, por ahí puede salir un matón a sueldo, un loco drogadicto, dispuesto a ganarse unos centavos.

Incluso, y toda vez que el senador es un buen hombre, un político decente excepcional, fuera de serie, amable y cortés, comedido, hasta le pueden tender una trampa, digamos, en carretera, pues si de pronto ve a orilla del camino a un desvalido, una especie de discapacitado, un hombre pidiendo el aventón, una limosnita por el amor de Dios, se detendría y…

Y pasaría lo peor.

Veracruz está picado y hay malosos a quienes les vale eme arriesgar el pellejo con tal de ganarse el itacate para los chamacos.

UN MÁRTIR PRIISTA

Nadie quisiera que al senador Pepe Yunes, ni tampoco a Héctor Yunes Landa, el otro puntero a la candidatura priista a gobernador, les diera un ataque de caspa.

Pero dada las pasiones políticas sórdidas a que hemos llegado (desde el filme cinematográfico de “La caña amarga de pescar” hasta “El perrito chihuahueño”, y de pasil la nueva película, “El desafuero”) y considerando el asesinato de los 18 reporteros y fotógrafos, y de los veinte activistas sociales y unos 20 abogados y los 1,200 desaparecidos y el secuestro de Gustavo Sousa Escamilla, nada puede descartarse.

Un atentado así convertiría a Pepe y/o a Héctor Yunes en un mártir del priismo, tipo, digamos, Luis Donaldo Colosio Murrieta, y/o en su tiempo, Álvaro Obregón, ejecutado por aquel caricaturista fanático de “La madre Conchita”, a unos días de su reelección como presidente de la república.

Pero ninguna necesidad existe de echar la imaginación a volar si a estas alturas, Pepe Yunes se hiciera acompañar por una escolta.

Algún filósofo por ahí decía que los grandes hombres andan solos en la vida.

Pero una cosita es la grandeza humana, derivada de la confianza en sí mismo, y otra cosita es que Huitzilopochtli esté sediento de sangre humana.

Por menos, mucho menos, José Cristian Morales Carreto fue desaparecido en Xalapa en el fidelato como bien lo sabe el diputado federal, Érick Lagos Hernández, y desde entonces, nada se ha sabido de su destino.

Tampoco se ha conocido el paradero de “El oaxaco”, el constructor socio de José Murat Casab y Fidel Herrera Beltrán, desaparecido en las goteras de Xalapa, luego de una audiencia con Gerardo Buganza, entonces secretario de Gobierno.

A principios del siglo XX, y también ahora, los políticos, desde Plutarco Elías Calles, el fundador del partido abuelito del PRI, para abajo, sabían que sólo existía una regla de oro para derrotar a sus enemigos y adversarios que era el asesinato.

Una gubernatura, aunque sea de 24 meses, como París, bien vale una misa.

UN BOLETO PARA DUARTE

Pepe Yunes anda solo en y por la vida porque así fue educado y tal cual se ha acostumbrado.

Nunca jala escoltas. Tampoco una camioneta con policías. Menos trae una camioneta blindada, a diferencia, por ejemplo, del Fiscal General, Luis Ángel Bravo Contreras, quien cuando se ejercita en el lago del fraccionamiento Las ánimas, suele traer diez ayudantes por delante y otros diez por atrás.

Incluso, el mismo senador lleva su agenda y lista de pendientes y compromisos.

Pero, bueno, un católico místico diría que ahí está una de sus fortalezas, pues como afirmaba don Manuel Buendía, el columnista asesinado por la espalda en el segundo año del sexenio de Miguel de la Madrid, el senador ha de ser un buen tirador, y por tanto, quien intentara asesinarlo habría de ser por la espalda, a traición.

El proceso sucesorio, sin embargo, va caminando, y por fortuna para sus amigos que se ocupan y preocupan, y temen y están angustiados, nada le ha pasado.

Si así fuera (una disculpa, imaginación calenturienta), el señor Javier Duarte caería en automático como gobernador, pues ni modo que aguantara tal ramalazo.

La vida de Pepe Yunes, y también de Héctor Yunes, significa un boleto para que Duarte se mantenga en el poder en estas horas revueltas.

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