Corrupción priista
Luis Velázquez
Tanto del lado del PRI, los senadores Pepe Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa podrán tener pesca abundante de pillos y ladrones como el señor Javier Duarte del lado panista.
Y es que el trío de políticos priistas ha exhibido en la pasarela pública la corrupción política en Veracruz en el tiempo, oh paradoja, del Sistema Nacional Anticorrupción de Enrique Peña Nieto, de igual manera como lo fuera con Miguel de la Madrid en la llamada Renovación Moral y que sirviera para encarcelar, digamos, a un pez grande de José López Portillo, el senador Jorge Díaz Serrano, que también fuera director de Pemex.
Pepe Yunes, por ejemplo, inició el tobogán de la corrupción cuando resumió el estado de cosas en la administración pública, diciendo que se trataba de “un desorden administrativo, un caos financiero y corrupción política”.
Incluso, a los suyos afirmaba que será implacable si llega a la candidatura y gana la gubernatura, de tal manera que el primero en la lista sería Érick Lagos Hernández y el segundo Adolfo Mota, ambos diputados federales.
Luego, Héctor Yunes habló de los peces gordos que pescaría y a quienes sometería a un juicio penal, y de inmediato la presión legal para devolver lo robado y por añadidura la inhabilitación para el ejercicio público.
Entonces, y como el mundo sabe, el señor Duarte le obsequió una caña de pescar…pero para pescar a sus familiares de El Estero, donde también hay corrupción gigantesca, dijo.
Tal cual, entonces, la moraleja es que estamos en Veracruz ante una clase política deshonesta que en ningún momento aguantaría una investigación, pues la mayor parte pararía en la cárcel.
CLASE POLÍTICA LIGADA A LA DESHONESTIDAD
Es más, el senador Héctor Yunes redondeó con la existencia de “un aviador” que cobra medio millón de pesos cada mes en la Secretaría de Finanzas y Planeación.
Y en automático en la percepción ciudadana se tuvo la certeza de que se refería a los siguientes: uno, Enrique Jackson Ramírez. Dos, José Murat Casab. Tres, Antonio Macías. Y cuarto, Fidel Herrera Beltrán.
Pero más aún, siguiendo el rastro de la corrupción, Héctor Yunes fue con el Auditor Superior de la Federación para ver el estado de cosas de la denuncia penal en la procuraduría General de Justicia de la nación en que 19 funcionarios duartistas, muchos de primer nivel (Gabriel Deantes Ramos, Adolfo Mota y Édgar Spinoso Carrera, entre otros), están involucrados.
Entonces, en la versión popular trascendió que Gabriel Deantes y Jorge Alejandro Carvallo Delfín tienen la misma debilidad de Pancho Colorado por los caballos de carrera y en su haber coleccionan algunos, además de “Villa Meona”, en el caso del secretario de Trabajo, y de un avión en el caso de Carvallo Jr.
Todavía más para abundar en la corrupción de la elite política de Veracruz: el mismo señor Duarte denunció en su oportunidad que había cesado a Gabriel Deantes y Édgar Spinoso “por defraudar mi confianza”.
Y “defraudar mi confianza” significa, en términos reales, haberse ido al monte, primero, sin pasar copia, y segundo, excediéndose en lo que Gerardo Buganza Salmerón, como secretario General de Gobierno, llamaba “meter las manos al cajón”…que tal cual estaba controlando, según alardeaba.
Total, que de igual manera como Claudia Pavlovich en Sonora y Jaime “El bronco” Rodríguez en Nuevo León y Francisco Domínguez Servién en Querétaro, como nuevos gobernadores denunciando la corrupción de sus antecesores, la vida pública está llena en Veracruz.
Una clase política en el mando sexenal, ligada a la corrupción que significa enriquecimiento inexplicable, entre otras cositas.
ESPANTOSA CORRUPCIÓN
Total, que si en el fidelato se habló de corrupción en el ejercicio del poder, en el duartismo las cosas están peores.
Peor tantito si se considera la deuda pública, los proveedores y prestadores de servicio tocando la puerta de la SEFIPLAN para un abonito y la locura mensual del Instituto de Pensiones corriendo para el pago puntual de las pensiones.
Pero además, un Veracruz sin obra pública trascendente, anunciando la misma infraestructura a cada rato pero sin aterrizarse y con un sistema de salud pública descarrilado y colapsado.
Tantito peor si se miran a los miles de seniles dados de baja de la ayudita mensual del DIF luego de once meses sin el pago correspondiente, más los miles de estudiantes becarios en la espera, más los miles de deportistas, muchos de ellos, discapacitados, con la mano tendida durante diez meses esperando la bequita de 500 pesos mensuales.
Peor tantito si se recuerdan a los alcaldes en plantones en las escalinatas de la Catedral de Xalapa, frente a palacio, exigiendo el pago de sus participaciones federales que como afirma el líder del PRD, Rogelio Franco Castán, habrían sido jineteadas en el mundo bursátil, como en aquel tiempo de Agustín Acosta Lagunes.
Ahora, el asunto ha sido redondeado.
Todo lo anterior está ocurriendo porque hay una corrupción política espantosa y terrible, inimaginable, que incluye residencias en Phoenix, Arizona, y España, más hoteles en el extranjero, más aviones, más yates, más ranchos, más ganado, más edificios, residencias y y departamentos de lujo frente al Golfo de México.