viernes, enero 17, 2025

Barandal

  • Veracruz, paraíso internacional
  • Disputada por carteles y polleros
  • Descrédito en el mundo

Luis Velázquez

PASAMANOS: Luego del secuestro de un par de políticos duartistas (Antonio Pérez Fraga, ex diputado federal y asesor de Enrique Ampudia Mello, secretario particular del gobernador, y Gustavo Sousa Escamilla, director del Fideicomiso del 2% a la nómina), el Veracruz convulso, turbulento y revuelto se multiplica.

Más todavía luego de que la cónsul de Ecuador, María del Sol Corral, estuvo en el puerto jarocho para atender a sus 26 paisanos accidentados en la carretera Tlalixcoyan-Medellín, y en donde denunció que habían sido cooptados por una banda internacional de polleros que opera en el estado libre y soberano de Veracruz, así sea de paso, como de paso actúan en el mundo.

Peor si se recuerda que tanto la Procuraduría General de la república como la DEA, agencia norteamericana antinarcóticos, aseguran que tres carteles (Jalisco Nueva Generación, del Golfo y los Zetas) disputan el jugoso territorio jarocho.

Todavía más si se recuerda que el mismo Fiscal General, Luis Ángel Bravo Contreras, denunció que desde Costa Esmeralda, en Nautla, hasta Coatzacoalcos, incluyendo todo el sur de Veracruz, opera una banda de tratantes de personas, sin que hasta el momento, digamos, y desde aquel secuestro de una niña entregada a los traileros para la servidumbre sexual, se conozca el resultado de su trabajo.

Es decir, que el duartismo está terminando en el descrédito internacional, debido a que bandas globales han descubierto que aquí está el paraíso, tierra fértil para hacer y deshacer.

Y más porque Veracruz está ubicado en los primeros lugares de la impunidad, que es la aliada y compañera de la inseguridad.

Por eso mismo, el Colectivo por la Paz ha solicitado ayuda a la Comisión Nacional de Derechos Humanos para la vigilancia internacional, pues sus integrantes, entre ellos, padres de los desaparecidos, están hartos de tanto engaño de Mr. Bean.

BALAUSTRADAS: Ya de por sí, el descrédito del gobierno de Veracruz ha paseado en el mundo.

El primer ramalazo fue cuando el asesinato de los reporteros y fotógrafos que se ha acumulado y llegado a dieciocho, por más que otros lo reduzcan a doce y catorce. (Puede consultarse el blog.expediente.mx)

Entonces, las ONG de reporteros, desde Artículo 19 y Reporteros Sin Fronteras y el Comité de Protección a Periodistas de Washington, decretaron que Veracruz era el peor rincón del mundo para el ejercicio reporteril.

Incluso, en Londres, un periódico expuso una galería fotográfica de los trabajadores de la información asesinados en el mundo y en donde Veracruz aparecía como campeón con las fotos de los colegas ejecutados.

Luego, llegó un momento cuando Veracruz fue un infierno con la sórdida pelea de los carteles por adueñarse de la plaza jarocha, a tal grado que alcanzamos el estado de cosas de otras entidades federativas, digamos, como Michoacán, Guerrero, Sinaloa y Tamaulipas.

Entonces, la edición latinoamericana del periódico El País, de España, publicó 55 reportajes y crónicas sólo para hablar del Veracruz duartista.

De pronto, el río se desbordó cuando la Auditoría Superior de la Federación interpuso una denuncia penal contra 19 funcionarios, todavía en proceso, que habrían “metido la mano al cajón” de los recursos federales.

Y otra vez el nombre de Veracruz en el lodazal.

Ahora, caray, desde la banda internacional de polleros operando en Veracruz que denunció la cónsul de Ecuador hasta la versión de la PGR y la DEA del trío de carteles actuando como en su casa.

Tal cual, el antecedente de los ex gobernadores de Tamaulipas, Tomás Yarrington y Eugenio Flores Hernández, a quienes la DEA ha girado orden de aprehensión porque en sus sexenios pactaron con los narcos, se estaría repitiendo en la tierra nuestra a la que tanto cantaran Agustín Lara y Pepe Guízar, Yuri y Paquita la del barrio.

ESCALERAS: ¿Por qué, entonces, hemos llegado a tal límite de cositas y que incluyen el secuestro de un par de políticos duartistas?

Hipótesis una: lo dijo Edmundo Valadés en su novela “La muerte tiene permiso”.

Es decir, los malosos tienen permiso para actuar.

Hipótesis dos: los malandros tienen permiso para actuar desde el aparato gubernamental.

Estaría por definirse si desde el gabinete policiaco y de justicia, y/o si desde otro frente oficial.

Hipótesis tres: los malosos han rebasado por completo al Estado de Derecho que los ha dejado hacer y pasar, por alguna razón, digamos, quizá, la misma con que la DEA juzgó a los priistas Tomás Yarrington y Eugenio Flores Hernández en Tamaulipas.

Hipótesis cuatro: si el gabinete de seguridad tiene una radiografía de la delincuencia en Veracruz, la duda gira alrededor de las razones para las cuales ha dejado de actuar.

Bastaría un ejemplo: si un turista llega al aeropuerto Heriberto Jara y pide al taxista lo lleve al mejor antro y/o a comprar droga, lo lleva.

Tal cual, si el taxista está informado del mundo sórdido, más, mucho más, el aparato policiaco.

Y si los malandros actúan en Veracruz como en su casa, por alguna razón será.

Hipótesis cinco: si el aparato policiaco oficial dice ignorar tales movimientos, entonces, estamos perdidos.

Hipótesis seis: el gobernador Fernando López Arias, 1962/1968, tuvo como director de Seguridad Pública al coronel Manuel Suárez Domínguez, quien años después fuera detenido por sus malas amistades y prefirió ahorcarse en el penal, antes que enfrentar la justicia.

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