- Historias de migrantes
- Disputa por “La bestia”
- El filme de Gael García
Luis Velázquez
PASAMANOS: A través de los documentales y películas sobre el traslado de los migrantes de América Central a Estados Unidos pasando por Veracruz, el mundo ha visto a un montón trepados en el lomo de “La bestia”, así llamado el ferrocarril que se mueve de sur a norte del país.
Unos, viajan en el lomo. Pero muchos también en los vagones. Y en las escalerillas de los vagones.
Pero pocos saben, por ejemplo, lo siguiente:
Los ilegales trepados en el lomo compran el espacio a los malosos, los carteles y cartelitos, delincuencia común incluso, que disputa tales espacios como negocio.
Así, en cada región del país por donde pasan (desde Oaxaca y Chiapas, hasta Tabasco, Veracruz, Puebla y el Distrito Federal) los malandros se les aparecen y les cobran otra cuota, de tal forma que el viaje en ningún momento sale de gratis, pues en cada pueblo van dejando su pago.
Tal cual los malosos se han repartido las parcelas de poder.
Y, bueno, la fama pública es que si algunos se niegan al pago, entonces, en automático, los pueden lanzar del lomo de “La bestia”, y/o en todo caso, los incautan como halcones, es decir, como informantes.
Y, por supuesto, los bajan del tren y son asignados al jefe de la plaza en turno.
En el caso de las mujeres, son habilitadas para el servicio doméstico tanto para cocinar como para lavar la ropa hasta que cubran su cuota.
Ahora, no obstante, a partir de que las empresas ferroviarias redoblaron la vigilancia, el éxodo de migrantes a través del ferrocarril ha disminuido y ahora viajan por carretera, de igual manera, pagando su cuota.
A cada rato, por ejemplo, el Instituto Nacional de Migración incauta a migrantes en tales condiciones, los retiene y cabildea en automático con los cónsules de sus países en Veracruz para la deportación.
BALAUSTRADAS: Muchas historias se han tejido alrededor del éxodo de migrantes en “La bestia”.
Por ejemplo, una de las más canijas:
En América Central (Salvador, Honduras y Nicaragua), los Maras entrenaron a un niño de unos 12 años que por equis razones de su familia se soñó parte de la banda.
Un día, lo comisionaron para buscar en el viaje de “La bestia” a un migrante incómodo e indeseable para los Maras.
Y durante un tiempo el chico se trepaba armado con su pistola al tren buscando cumplir su misión.
Hasta que un día encontró a la persona en un viaje pasando por Coatzacoalcos a Medias Aguas, y quien al momento estaba acompañado de su esposa y dos hijos.
El chico sacó la pistola y delante de todos, sin pruritos de ninguna naturaleza, le descargó la pistola, en tanto la esposa, con los hijos, se tiraban del lomo de “La bestia” al vacío para salvar la vida.
El chico fue detenido por el resto de indocumentados y consignado a la delegación federal de Migración en Veracruz, donde permaneció varios días mientras efectuaban los trámites para su entrega al cónsul y de ahí el viaje a su destino centroamericano.
Doce años, preparado para matar.
Ansioso y deseoso de aventuras intrépidas donde la bilirrubina alcanza su máxima dimensión.
Desde luego, se trata de una historia truculenta, como hay tantas, y que ahora pueden mirarse al rojo vivo en la última película sobre el caso, dirigida por el cineasta Jonás Cuarón, “Desierto”, filmada por Gael García, quien actúa como migrante, y en donde narra la historia de los compitas que buscar entrar a Estados Unidos por la frontera entre México y Estados, a través del desierto de Sonora.
Y/o por el desierto de Yuma, tiempo aquel en el sexenio de Miguel Alemán Velazco, cuando trece paisanos de Atzalan, Veracruz, abandonados por el coyote, fueron cayendo muertos uno por uno, sedientos y hambrientos y sin un rumbo fijo.
ESCALERAS: El delegado federal de Migración en Veracruz, José Tomás Carrillo Sánchez, mantiene un cabildeo permanente con los cónsules de América Central para estar pendiente del estado de cosas de los migrantes.
Pero, además, cabildea con las ONG y grupos sociales ligados al tema, entre ellas, por ejemplo, con el grupo de “Las patronas” de Amatlán de los Reyes, de quienes está pendiente.
Es más, y lo que resulta inverosímil, mientras el gobierno de Veracruz ha lanzado a sus tribus en contra del sacerdote José Alejandro Solalinde Guerra, director del albergue “Hermanos en el camino”, con sede en Ixtepec, la relación del delegado del INM con el cura es fuera de serie.
Ambos están conectados en la misma tesis de los migrantes y, con frecuencia, se coordinan para tareas específicas.
Desde luego Solalinde tiene su agenda, a tal grado que se ha vuelto un ministro de Dios incómodo que desean matar como él mismo ha dicho, en tanto Migración de igual manera tiene su programa definido.
Pero entre ambos cruzan y entrecruzan información para una política humanista con los ilegales, sin conflictuarse, toda vez que mientras el sacerdote sueña ahora con el llamado gobierno del pueblo, Carrillo es un priista.
Lo importante son los vasos comunicantes en favor de los migrantes.