Agencias
Una defensora guatemalteca de derechos humanos calificó este lunes de «tragedia» que el comediante de televisión y candidato presidencial por el partido derechista Frente de Convergencia Nacional (FCN-Nación) sea favorito para convertirse en el mandatario del país.
Morales logró una aprobación electoral preliminar de 26.64%, con cerca del 65% de los votos escrutados. La jornada electoral en Guatemala se dio pocos días después de la renuncia y detención del expresidente Otto Pérez Molina, a causa de un esquema de defraudación fiscal conocido como La Línea.
La activista defensora de los presos políticos, Alba Cecilia Mérida, dijo a la agencia EFE que Morales «es un comediante racista» que está «ligado a la gente de Otto Pérez Molina» y cuyo partido está «alimentado por militares».
El candidato se enfrentará a una segunda ronda electoral el 25 de octubre, tras la que podría ser declarado presidente de Guatemala.
A pesar de que Morales señala ser un candidato diferente y se ha intentado desvincular de la clase política con el lema «Ni corrupto ni ladrón», enfrenta una serie de críticas por el pasado del partido FCN-Nación, donde milita, ya que fue fundado en 2008 por militares retirados que grupos de derechos humanos vinculan a crímenes cometidos en la guerra civil guatemalteca.
Morales ha negado la presencia de militares en sus filas, según AFP.
Su hermano Sammy salió en su defensa: «Un comediante… Un simple comediante puso a toda la clase política a temblar y a invertir millones de quetzales y todo tipo de recursos para desacreditarlo y para bajarlo de la moto», escribió en su cuenta de Facebook, de acuerdo con la agencia francesa.
Morales, de 46 años, busca emular a uno de sus personajes cómicos, Neto, un vaquero ingenuo que se convierte en presidente.
«La gente en la calle me pregunta si soy Nito o soy Neto. Soy Neto, no soy bonito pero soy coqueto», es una frase común para Morales al momento de iniciar sus discursos y afianzar sus esperanzas de conseguir la banda presidencial, señala la agencia AFP.
Durante su campaña, Morales capitalizó el rechazo de la población a los políticos tradicionales, en medio del escándalo aduanero de La línea para prometer que no decepcionará a sus votantes, a pesar de que ha confesado carecer de un plan de gobierno claro.
«Soy una clase nueva de político que respeta acuerdos y no compra voluntades, que no hace negocios para vender plazas (de trabajo)», declaró Morales a medios nacionales, según AFP.
Para Mérida, la popularidad de este personaje «solo se explica a partir de la idea de la antipolítica» que busca «dar la oportunidad a gente que no tiene historia de gobernanza», ya que la política tradicional se asocia con «ladrones y corruptos», explicó a EFE.