Paridad en Veracruz
Luis Velázquez
La secretaria General del CDE del PRI, Corintia Cruz Oregón, vive una de las peores luchas políticas de su vida.
Desde el alto cargo partidista está dando la pelea estelar por lo que antes se llamaba cuota de género y ha transfigurado en la paridad.
Es decir, si luego de la mañosa redistritación electoral hay en Veracruz unos 30 distritos para diputados locales, entonces, lograr que mínimo, unas 15 mujeres de norte a sur y de este a oeste sean nominadas candidatas a la 64ª. Legislatura.
Además, claro, de las candidaturas pluris, que serán otras veinte, y por tanto, la mitad para la población femenina.
Y más porque si revisamos la nómina del aparato gubernamental una vez más se fortalece la versión y la percepción de que la elite gobernante es un club de Tobi.
Por ejemplo, en el gabinete legal del duartismo sólo hay dos secretarias. Protección Civil, con Yolis Gutiérrez, y Educación, con la profe de Juan Nicolás Callejas Arroyo, Xóchilt Osorio.
Además, de las 212 presidencias municipales sólo 23 son mujeres.
Y de los 50 diputados locales, trece son mujeres.
Y de los 30 diputados federales que acaban de terminar de igual manera 13 eran mujeres.
En la actual LXIII Legislatura federal sólo nueve diputados son mujeres.
Y del trío de senadores, los tres, hombres.
El club de Tobi, pues, con todo y el discurso patriotero cortándose las manos, dominando la vida pública.
Y si alguna duda existiera bastaría referir una anécdota vivida por Corintia:
Una vez, luego de un acto partidista en algún pueblo, todos caminaron de prisa y aprisa, ánimas en pena, para treparse en la primera y segunda camioneta y salir corriendo al siguiente evento.
Corintia quedó atrás, pues nunca, jamás, podrá compararse el paso del hombre ante el paso de la mujer.
Y cuando llegó a las camionetas, todos los asientos estaban ocupados.
Incluso, uno de los tripulantes exclamó con orgullo, pavoneándose:
“¡Ya no hay asientos!”.
Y el par de choferes se fue como en estampida y ella sólo quedó mirando.
Fue, además, la misma experiencia que alguna viviera como estudiante en la facultad de Leyes de la Universidad Veracruzana, cuando sus compañeros nunca, jamás, la tomaban en cuenta para una cartera en la sociedad de alumnos.
“Tú eres la maestra de ceremonias”.
Entonces, y en nombre de su dignidad protestó y se inconformó y ahí mismo renunció a seguir de maestra de ceremonias, argumentando, entre otras cositas, que más del 60 por ciento de la población estudiantil eran mujeres.
Así, ha luchado, contra viento y marea, desde cuando decidió abrazar la carrera política como ejercicio vocacional.
DAR LA PELEA CON GRAN COMPETITIVIDAD
El corresponsal de Proceso en Veracruz, Noé Zavaleta, quien la conoce desde su tiempo de regidora en el Ayuntamiento de doña Elizabeth Morales, asegura que la secretaria del CDE del PRI es una joven política entrona y luchona, con un gran sentido social; pero también con formación política.
Es más, dada la coincidencia de valores y principios en la vida, sueños, utopías, son amigos.
Por eso mismo mira con optimismo la batalla partidista que ahora emprenderá para que el partidazo en el poder se abra a plenitud a las mujeres.
Y más porque aun cuando faltan algunos meses podría escribirse que la pelea ya se está dando, de tal forma que seleccionan con lupa a los posibles candidatos en los 30 distritos.
Por lo pronto, Corintia Cruz lanzará unos cursos de capacitación legislativa para las mujeres con liderazgo social y arrastre popular en sus municipios y distritos y de paso aplicar la lupa detectando y reafirmando a las mejores.
Y es que, según dice, en ningún momento se trata de cumplir por cumplir con la llamada paridad ni tampoco enviar a mujeres a perder, sino de ofrecer y garantizar una firme y segura competitividad.
DEMASIADOS FRENTES ABIERTOS
El túnel de la paridad en Veracruz es demasiado extenso y peligroso, acentuado, digamos, por el machismo del club de Tobi, que en ningún momento data del sexenio actual, sino que se deriva de un proceso cultural y educativo.
Por ejemplo, el regateo tradicional a las mujeres para ocupar una cartera partidista y/o un cargo público y/o una candidatura a un puesto de elección popular.
Por ejemplo, el ninguneo machista para condicionar una oportunidad política a las mujeres de acuerdo con su fachada y contrafachada.
Por ejemplo, la tendencia de la elite masculina de ofrecer en todo caso una opción; pero como suplente, cuando Fernando López Arias aseguraba que suplente… ni de Dios.
Por ejemplo, la proclividad de un cargo público pero de escaparate, sin funciones específicas, nomás para tapar el ojo al macho.
Y sin duda, el juego y rejuego de las llamadas barbies, reinis y ladies que tanto dañan la participación femenina en la política.
Pero en fin, alguien por ahí afirmaba que la vida sin problemas resulta insípida y por eso, a las mujeres con vocación política y social en Veracruz, como en el resto del país, sólo queda seguir empujando la carreta…