jueves, abril 18, 2024

Barandal

  • De Calles a Javier Duarte
  • El crimen de Álvaro Obregón
  • El homicidio de Rubén Espinosa

Luis Velázquez

PASAMANOS: Ahora cuando el gobernador de Veracruz se ha dolido de un linchamiento político hacia su persona a partir del multihomicidio en el Distrito Federal, donde al fotógrafo Rubén Espinoza y a la activista Nadia Vera les dieron el tiro de gracia, la historia nos remite al 17 de julio de 1928, cuando el caricaturista y fanático religioso, José León Toral, asesinó al general Álvaro Obregón, quien tenía 17 días de haber sido reelecto presidente… Entonces, el 90 por ciento de los generales, que eran leales a Obregón, acusaron del crimen al presidente Plutarco Elías Calles y a su entrañable amigo y aliado, Napoleón N. Morones, secretario de Trabajo y Previsión Social… Incluso, a la voz popular le dio por preguntarse unos a otros en son de chunga “¿Quién mató a Obregón” y la respuesta era la siguiente: “Cálles/e, señor”… Incluso, entre los generales se habló de una rebelión en contra de Calles y, no obstante, en ningún momento “El turco” levantó la voz para modificar la creencia popular ni tampoco la percepción militar, ni tampoco cabildeó en la prensa para que lo defendieran sus texto/servidores… En el palacio presidencial, Calles aguantó vara, en tanto la mayor parte del ejército federal, que era obregonista, sopesó el levantamiento armado, pero terminaron cada uno reclutándose en su zonas militares esperando a que las aguas se calmaran… Es más, hasta entrevieron que de pronto, Calles los mandaría a fusilar… Tres semanas después del asesinato, el partido tejedista de Veracruz, con el general Adalberto Tejeda Olivares de gobernador, se pronunció por Calles para un nuevo mandato por dos años, y en automático, su homólogo de Puebla, el general Bravo Izquierdo “se plegó a ese llamado” según cuenta el historiador Tzvi Medin en su libro “El minimato presidencial: historia política del Maximato, 1928-1935”…

BALAUSTRADAS: Ahora, sin embargo, y ante el multihomicidio en el DF, el gobernador de Veracruz parece estarse ahogando en un vaso con agua, pues ante las presiones de los reporteros de Xalapa, México y el extranjero clamando justicia ante el crimen de Rubén Espinoza y Nadia Vera, ha utilizado la rueda de prensa del día lunes de cada semana (que ha reanudado) para expresarse como una víctima del linchamiento político hacia mi persona… Pero más aún, para asegurar que tal linchamiento en ningún momento es contra su persona, sino contra el jefe del Poder Ejecutivo Estatal, que representa a Veracruz… Tal cual, el góber de la Complutense se adueña de la frase de Luis XIV y dice que “El Estado soy yo”… Es decir, y como asegura el politólogo Carlos Ronzón Verónica, cuando me atacan a mí atacan a Veracruz… Peor tantito, luego de que en Huatusco, el secretario General de Gobierno, Flavino Ríos Alvarado, rechazó ante los reporteros que el góber fuera un asesino y después de que los evangélicos se lanzaron en el puerto jarocho en contra del sacerdote José Alejandro Solalinde Guerra, exigiendo que por ningún concepto “hable mal de Veracruz”, el góber salió en defensa de sí mismo, lo que nunca haría Plutarco Elías Calles… Dijo: 1) “No tengo absolutamente nada que ver”… 2) “No lo hice”… 3) “No lo mandé a hacer”… 4) “No tengo nada que ver”… Y, bueno, habría de referir un adagio jurídico de que toda alabanza en boca propia es vituperio; pero, además, y en la lógica de Ronzón, que explicación no pedida es culpabilidad… En todo caso, corresponde a la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal dictaminar sus conclusiones, y la que todavía sigue con el expediente abierto, pues falta por de capturar a un tercer sospechoso…además, de tantos bandazos tsunámicos, donde lo peor que han manejado es que el multihomicidio se trató de una orgía de cortesanas orgiásticas y adictos…

ESCALERAS: Desde la espada que Flavino Ríos tiró en prenda en Huatusco en defensa del gobernador y el discurso broncudo de los evangélicos en contra de Solalinde a la rueda de prensa del señor Javier Duarte el lunes 31 de agosto hay la sensación de que los señalamientos del gremio reporteril de Veracruz, el país y el extranjero le causaron mella… Incluso, él mismo llegó a dolerse de que hasta escritores, políticos e intelectuales, un premio Nobel de Literatura, entre ellos, lo lincharon… No obstante, y con todo, el problema de fondo es la impunidad que permea, cierto, el asesinato de los 18 trabajadores información (tres de ellos desaparecidos, el primero en el mes de septiembre del año 2011), pero también el secuestro y desaparición y asesinato de más de mil personas, entre ellos, 144 menores de edad… Tal cual, por un lado, la inseguridad que flagela la vida cotidiana de la gente sencilla que vive con sencillez, y por el otro, la mala, pésima, decepcionante administración de la justicia que se ha traducido en la peor impunidad en la historia política y social de Veracruz… Si el góber, por ejemplo, asestara un manotazo para un ultimátum a su gabinete policiaco y de seguridad con el único objetivo de frenar el tsunami de crímenes, desde hace ratito los asesinatos habrían disminuidos por completo… Pero como los malandros miran que cometen un crimen y otro y otro y nada pasa, entonces han crecido al castigo… Y, por eso mismo, la ira colectiva que llevó a muchos a linchar, digamos, al gobernador en la marcha pública… Plutarco Elías Calles actuaba, y en peores circunstancias, con más sangre fría, pues ni modo que hubiera convocado a rueda de prensa para decir una y otra vez que él nunca, jamás, había asesinado ni ordenado asesinar a Álvaro Obregón…

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