- A los amigos del gobernador…
- Siempre les va bien…
- Como el caso de Vicente Benítez
Luis Velázquez
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Desde hace rato, el chileno Vicente Benítez González, Oficial Mayor de la secretaría de Educación de Veracruz, se promueve para un cargo de elección popular.
Pero lo peor: utilizando los recursos oficiales.
Y lo peor: que en ningún momento, el Instituto Electoral de Veracruz, IEV, controlado por Gabriel Deantes Ramos, secretario de Trabajo y Previsión Social, lo registre.
El chileno se dio a conocer en el país como «El hombre de las maletas voladoras» cuando ideó enviar a uno de los suyos con un cargamento millonario integrado con billetes de 500 y mil pesos, nuevecitos, olorosos a tinta, amarrados con ligas, en unas petacas negras, en un viaje de Xalapa a Toluca.
Y, bueno, cuando la policía federal incautó a los mensajeros y al dinero, hasta el secretario de Finanzas y Planeación de entonces, Tomás Ruiz González, salió al quite (nadie le creyó) que el dinerito era para pagar las festividades de la Candelaria en Tlacotalpan, el Tajín en Papantla y el carnaval jarocho.
Tal cual, El chileno salió ileso de aquel rafagueo, y luego de ser removido apareció como fundador de un periódico en el sur de Veracruz, en Jáltipan, soñando con la candidatura priista a diputado federal.
En aquella aventura periodística, sin duda, simple hipótesis, con cargo al erario, se asoció con la diputada local, Gladys Merlín Castro, hija del cacique Helidoro Merlín Alor, quien también soñaba con la curul federal.
Ambos, no obstante, fracasaron y dejaron colgados de la brecha a los trabajadores de la información, a quienes, incluso, les quedaron a deber varias quincenas.
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Luego fue manejado que en realidad buscaba la candidatura priista a diputado federal por Los Tuxtlas, toda vez que es originario de Catemaco.
Y, bueno, si fue cierto, nunca pudo tumbar del caballo a Jorge Alejandro Carvallo Delfín, quien resultó.
Ahora, su identidad ha aflorado y se conformaría con la candidatura tricolor a diputado local por Los Tuxtlas el año entrante.
Y desde la SEV se está promoviendo con recursos oficiales, manipulando el programa de becas que ahora maneja; además, también lleva las relaciones con los más de quince sindicatos de profesores y burócratas.
Pero, incluso, el gobernador le ha concesionado hacha, calabaza y miel para empujar la carreta y, como fue publicado en La Jornada Veracruz (Yahir García, 25 de agosto 2015), las dependencias a su cargo (Recursos Humanos, Nóminas, Recursos Financieros, Contabilidad y Control Presupuestal Adquisiciones, Arrendamiento y Mantenimientos de Inmuebles, Servicios Generales e Informática) que eran subdirecciones fueron elevadas al rango de direcciones.
Es decir, más poder burocrático en la toma de decisiones que, bueno, convierten -como ha sido costumbre duartista- a la titular de la SEV en una figura ornamental.
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El simple hecho de manejar las becas estudiantiles a su antojo a través de la dirección del Sistema Estatal de Becas otorga a El chileno una fuerza descomunal, pues se vuelve dueño del hambre, la miseria, la pobreza y la jodidez de la población electoral de Los Tuxtlas.
Y más porque el presidente municipal de San Andrés, el siempre indigno Manuel Rosendo Pelayo, con sórdido pasado como director de la Juntas de Mejoramiento del gobierno de Veracruz, se le ha tirado al piso sin ningún pudor.
Y más en estas horas cuando más de 33 mil alumnos con derecho de beca están atrapados en la calle de la amargura con el atraso en la entrega desde hace 4 y 5 meses.
Es más, todavía Adolfo Mota Hernández titular de la SEV, una parte considerable de los estudiantes becarios se amotinaron frente a palacio y la dependencia reclamando el pago puntual
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Ahora, El chileno tiene el látigo por la mano.
Forma parte del llamado equipo químicamente puro del duartismo y como tal es uno de los dueños de la pelota.
Y, bueno, el señor Javier Duarte lo ha dicho con una frase bíblica que por sí sola se explica:
“A los amigos del gobernador les va bien”.