sábado, abril 27, 2024

Veracruz, cruento y sórdido

  • Hacia finales del V año del llamado sexenio próspero, cada familia y sector productivo tiende a protegerse a sí mismo
  • El Estado de Derecho ha sido rebasado por el Estado Delincuencial, con un secretario de Seguridad Pública minimizado

Luis Velázquez

Aun cuando el secretario de Seguridad Pública cree que los trabajadores de la información somos unos “¡pinches medios!”, hay cositas insoslayables en el Veracruz sórdido, revuelto y turbulento que vivimos y padecemos.

Por ejemplo:

En Tuxpan, la Tuxpan de Jesús Reyes Heroles y César “El tlacuache” Garizurieta, la Canaco ha promovido un manual de seguridad para sus agremiados como recurso desesperada para prevenir el secuestro, la desaparición, el fuego cruzado y los muertos.

Pero también, garantizar la seguridad en la vida, en los bienes y en el negocio.

Ellos han de estar conscientes de que un perrito que ladre en el día y en la noche, como lo recomendara el titular de la SPP, resultó insuficiente para la paz provinciana.

Y también fracasaron desde prender el foquito en la noche hasta los candados en las puertas y ventanas.

Y por tanto, elaboraron un manual que han entregado a los agremiados, más de mil, para soñar así con la utopía de que en automático los robos, por ejemplo, disminuirán.

Tal cual significa una nueva versión de las guardias comunitarias y el vecino vigilante que meses anteriores proliferaron de norte a sur y de este a oeste de Veracruz y de los que ahora ya nadie habla, quizá, acaso, porque en Michoacán, la policía federal encarceló a los líderes de las primeras guardias populares nacidas para enfrentar los estragos de los carteles.

Y, bueno, se ignora, si con el manualito los comerciantes tuxpeños dormirán tranquilos.

Y más, cuando en el mismo norte de Veracruz, el diputado local por el distrito de Tantoyuca, el panista Joaquín Guzmán Avilés, conocido como “El chapito”, ha solicitado la Gendarmería Nacional para restablecer la paz perdida en el territorio jarocho.

Y más cuando el senador Héctor Yunes Landa de igual manera solicitó la Gendarmería, luego del multihomicidio en la colonia Narvarte, en el DF, donde asesinaron, entre otros, a la activista Nadia Vera y al fotógrafo Rubén Espinosa, la primera chiapaneca y el segundo defeño; pero quienes durante muchos años vivieron y se ganaron la vida en la ciudad de Xalapa.

Peor tantito: la psicosis sobre la inseguridad ha llegado a tanto que desde hace ratito la Procuraduría General de la República publicita en las páginas de unos periódicos una recompensa de hasta medio millón de pesos por quienes informen sobre el paradero de algunas personas secuestradas en el territorio jarocho.

Y por añadidura, ahora resulta que también la Fiscalía General de Veracruz ha ofrecido hasta 250 mil pesos a quien aporte datos para ubicar a Gemma Mávil Hernández, de 29 años de edad, secuestrada el 3 de mayo de 2011.

Y es que tales hechos se han producido luego de que en Poza Rica un estudiante de la Universidad Veracruzana fue asesinado y un maestro de la UV ejecutado en Coatzacoalcos, con lo que de nuevo la violencia causa estragos en el ámbito académico, como en los años 2011 y 2012.

DEL ESTADO DE DERECHO AL ESTADO DELINCUENCIAL

A estas alturas, cuatro años, ocho meses y 26 días después, todas las familias jarochas tienen un pariente, un compadre, un conocido, un vecino, secuestrado, desaparecido y/o asesinado, y lo peor, sepultado en una fosa clandestina.

Y no obstante, por alguna razón, de los 80 cambios, despidos y enroques que el gobernador ha efectuado de su gabinete legal y ampliado, sólo mantiene a un par de ellos, a saber: los secretarios de Desarrollo Económico, Érik Porres Blesa (saludos de los jornaleros agrícolas del Valle de San Quintín y de los campos de Coahuila), y de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita.

Y por más y más que en el imaginario colectivo y la percepción ciudadana exista la sensación de que la inseguridad constituye el peor talón de Aquiles del duartismo, el general de West Point, condecorado por la Interpol, inmortalizado en un mural dibujado por un policía, famoso por su holding hotelero y un rancho con animales exóticos, resulta inamovible en el cargo.

Por más, incluso, que la Comisión Nacional de Derechos Humanos decretó que el secuestro y asesinato de Gibrán, el cantante de “La Voz México” de Televisa, significó una desaparición forzada, en venganza a que le bajara la novia al hijo del titular de la SSP.

Hay, pues, un Veracruz sórdido y cruento, donde al paso que vamos cada familia, cada sector productivo de la población, sigue apostando a protegerse a sí mismo, porque el Estado de Derecho fue rebasado por el Estado Delincuencial.

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