viernes, septiembre 20, 2024

Escenarios

  • El góber odia el diálogo
  • Apóstol del monólogo
  • El incienso de los suyos

Luis Velázquez

1

El gobernador de Veracruz tiene algo en común con Francisco Franco: la vocecita.

Pero también algo en común con Rafael Leónidas Trujillo: pasarse los semáforos en rojos, pues siempre lleva aprisa y siempre llega tarde.

Pero con quien tiene más parecido es con Franco. Igual que el dictador español durante 33 años, odia las preguntas en las conferencias de prensa.

Le disgusta el diálogo con los medios, por eso las ruedas de prensa han terminado en un monólogo.

Está prohibido preguntar.

Claro, en corto, con los suyos, los reporteros y columnistas afines, es un político simpático y cordial, que suele carcajearse con todos sus pulmones de un joven sano, propio de las personas a quienes disfrutan la vida, pero también se les resbala.

Un día, cuando uno a otro de los 18 trabajadores de la información fueron cayendo asesinados y desaparecidos, apostó a las ruedas de prensa los días lunes.

Incluso, hasta citaba al gabinete legal y ampliado para sentirse apoyado y/o, en todo caso, como estatuas de piedra, para tomar nota de la agenda pública.

Otro día, sin explicación de por medio, la suspendió.

Después, una o dos las ha repetido.

Pero en todos los casos, el monólogo, el mismito que gustaba a Francisco Franco, pues siempre le hacían preguntas incómodas, indeseables, perturbadoras.

Y como el góber es temperamental por naturaleza, explosivo que llega a la iracundia, ene millón veces el monólogo con los medios que la rueda de prensa, que en su esencia pura, significa un diálogo, digamos con optimismo democrático.

2

Nada en común tiene el góber jarocho, digamos, con Tony Blair, el exprimer ministro de la Gran Bretaña, heredero de Winston Churchill.

Blair dialogaba con la prensa y también con los legisladores en el Congreso.

Y con frialdad leía las plumas ácidas y se reinventaba, a tal grado que también dialogaba con los partidos políticos opositores a base de preguntas y respuestas.

Pero, bueno, con todo, si Tony Blair fue conocido en todo el mundo, el góber jarocho de igual manera.

Todos los habitantes de la tierra, hasta los lectores del mundo árabe, han leído notas, reportajes, crónicas y columnas sobre el estilo personal de ejercer el poder del señor Javier Duarte.

Sin duda, el más polémico y controvertido de los 73 gobernadores de Veracruz, que al mismo tiempo se ha reinventado a sí mismo, como por ejemplo, pudiera constatarse con el rostro iluminado, el resplandor en los ojos y la sonrisa de sandía del conductor de TELEVER, Rogerio Pano, a quien cada vez que el góber le habla por teléfono estando al aire los ojos le tintinean según ha observado el politólogo Carlos Ronzón Verónica, quien gusta de escrudiñar contenidos en tal noticiero.

3

A quince meses y nueve días del fin del sexenio, el góber jarocho es un mutante.

Católico, se ignora si católico demócrata, la elite priista de su partido lo adora.

Y lo adora, por ejemplo, porque es el político que en la elección de 7 de junio logró quince de las 21 diputaciones federales para los suyos, más cinco curules pluris para sus recomendados.

Pero más: obtuvo una victoria arrolladora porque con sus 21 legisladores en el Congreso de la Unión se convirtió en la segunda fuerza legislativa de la nación, luego de Eruviel Ávila, el góber presidenciable del estado de México.

Por eso, en ningún momento le ocupa, preocupa y menos deprime el rechazo social de los habitantes del mundo con un Veracruz convertido “en el peor rincón del mundo para el ejercicio reporteril”.

De igual manera, el periodismo ácido le vale y nunca, jamás, le ha interesado el diálogo con los demás ni tampoco, claro, con quienes piensan diferente.

El góber vive en su castillo de arena y para alcanzar la felicidad basta y sobra el incienso de su primero, segundo y tercer círculo de amigos y las flores que le tiren sus barbies.

4

En el duartismo se han dado más disparates y ocurrencias como parte del estilo personal de gobernar que obra pública.

Incluso, en muchos casos han incurrido en el histrionismo y la comicidad como por ejemplo, aquello de que en Veracruz sólo roban Frutsis y Pingüinos y que aquí no pasa nada y “los pinches medios” y las mujeres (desaparecidas) que huyeron con el amante y los hombres (desaparecidos) porque se internaron en una granja etílica.

Es decir, la ironía ante los graves y grandes pendientes sociales.

Tal fue, entonces, la peor herencia social de Fidel Herrera a la población.

Así, el góber fogoso agigantó su imagen, de tal manera que los diputados panistas sopesan plantarse en el Congreso local con una manta enorme solicitando perdón a Fidel y clamando su regreso.

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