- El soñador Renato Tronco
- El otro candidato independiente
- La gubernatura, en la mira
Luis Velázquez
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Un día, Jimmy Carter se plantó en una calle de su pueblo y empezó a saludar a los peatones con la siguiente leyenda:
“Soy Jimmy Carter. Soy cacahuatero y quiero ser presidente de Estados Unidos”.
Y, claro, lo tiraban a loco.
En los talleres portuarios de Polonia, Lech Walesa decía a los compañeros obreros:
“Seré presidente de Polonia”.
Y lo tiraban a loco.
En la Primera Guerra Mundial, Adolf Hitler era un ayudante, ni siquiera soldado del ejército alemán. Y decía:
“Seré presidente de Alemania y lucharé contra el mundo”.
Y se reían de su cuerpecito de baja estatura, cara de payaso y cómico.
Napoleón Bonaparte decía:
“Con otro José María Morelos y Pavón conquistaré el mundo’’.
Y, bueno, solo el frío de Rusia lo impidió.
Ahora, el diputado local, Renato Tronco, dice:
“Sólo estudié la escuela primaria. Soy candidato independiente y seré gobernador de Veracruz’’.
Tal cual, si algún habitante de Veracruz cree en Renato Tronco, apresúrese y póngase a su servicio como activista y promotor del voto, pues quien quite y en una de esas gana la cereza del pastel.
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Sigmund Freud afirmaba que para querer a los demás el ser humano primero ha de quererse a sí mismo.
Así es Renato Tronco: enamorado de sí mismo, con un gran cultivo a la personalidad, que es la suya.
El diputado que un día llegó a caballo al Congreso local y otro día en un automóvil norteamericano para dar audiencia.
El mismito que convocara a un gran concurso estatal para encontrar a su doble.
El mismito que se filmó un video trepado en su caballo favorito en su rancho, oh Joan Sebastian.
Pagado de sí mismo.
Por eso, si se quiere a sí mismo, entonces, en la lógica freudiana, mucho, muchísimo ha de querer a los demás.
Menos, claro, al otro candidato independiente, Gerardo Buganza Salmerón, a quien llamó prostituto político.
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Renato Tronco camina Veracruz.
Lo han visto en el norte y en el sur, su feudo electoral, y más si se considera que en el año 2010, el priista Javier Duarte ganó la gubernatura con los votos del sur, de Acayucan pa’lante, el centro, Córdoba y Orizaba, y el norte, Poza Rica.
Anda con un bajo perfil, reuniéndose con los ciudadanos, de quienes escucha inquietudes y pendientes sociales, y levanta la esperanza.
Dice tener el suficiente recurso económico para de acuerdo con el tope de campaña establecido por el Instituto Nacional Electoral, INE, mantenerse en campaña de aquí a la primavera del año entrante y luego durante la jornada cívica.
¿Podrá Renato Tronco posicionarse en el alma colectiva y encabezar la preferencia, digamos, ante Gerardo Buganza, Miguel Ángel Yunes Linares si sale candidato panista, y/o Pepe Yunes Zorrilla y/o Héctor Yunes Landa si van por el PRI?
Si existe un hartazgo y coraje popular arraigado en el corazón del estado jarocho y solo falta un líder, un gran líder social que aglutine tales expectativas, ¿será Renato Tronco?
¿Podría, acaso, mirarse a Tronco como el Jimmy Carter jarocho, el Lech Walesa?
Mucho se duda.
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Y se duda, por ejemplo, por las siguientes circunstancias:
Una. Según Dante Delgado, para ganar la gubernatura se necesitan dos mil millones de pesos.
Claro, el chico de 24 años que ganó la curul federal en Zapopan, Jalisco, dice que ganó la diputación con menos del dinero establecido como tope por el INE.
Pero de cualquier manera, moverse con su equipo, más su equipo trabajando la vía electoral, significa un gasto excesivo.
¿Tendrá Renato Tronco un mecenas millonario, además de su fortuna para alcanzar el sueño político?
Dos. La maquinaria priista (desde el gobierno de Veracruz hasta el partido oficial, más los alcaldes priistas) se antojan invencibles.
¿Podrá Renato enfrentar al dinosaurio tricolor que nunca ha permitido la alternancia democrática de gobernador en Veracruz?
Tres. El ranchero sureño se ha lanzado a una aventura que se antoja romántica.
Y más, porque carece del voto duro del PRI, el PAN y el PRD.
¿Su estrategia incluirá cubrir tal frente?
Cuatro. Cierto, MORENA, con Andrés Manuel López Obrador como figura icónica, ganó un par de diputaciones federales en Veracruz el 7de julio.
Pero, bueno, Renato Tronco está años luz de López Obrador.
De aquí a la elección del año entrante, mediados, ¿levantará, podrá levantar, se posicionará con suficiente fuerza ciudadana ante la población electoral para volverse competitivo?
Renato Tronco, como Dante Delgado, tira a la luna.
Está consciente de que nunca, jamás, llegará, pero de todos sería quizá, acaso, el que más lejos llegue, digamos, como el cacahuatero de Estados Unidos, Jimmy Carter, a la Casa Blanca.
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Y es que, bueno, si existe hartazgo social.
Si el ciudadano está desencantado de los partidos políticos.
Si está hasta la eme de la corrupción política.
Y si un gobernador pasa y otro llega y la mayoría de la población sigue igual de jodida, es hora, pues, con tal campo de cultivo favorable, de una gran revolución electoral.
¿Será Renato Tronco el Mesías tan esperado por el pueblo jarocho?