Luis Velázquez
El senador Pepe Yunes Zorrilla es el político de Veracruz más serio, más confiable, más honesto, más vertical de los aspirantes y suspirantes a la candidatura a gobernador.
Es, además, un político de palabra y con palabra, que honra con los hechos y las acciones la palabra empeñada.
Nunca, por ejemplo, ha sido envuelto en un escándalo de corrupción y deshonestidad, ni tampoco, menos, de enriquecimiento ilícito, ni menos, mucho menos, de barbies y ladies encaramadas en el poder político, con privilegios y canonjías tan abundantes como el poder hedonista que significan.
Tampoco es un político que en el ejercicio del poder y la tarea de gobernar sea violento, iracundo, capaz, por ejemplo, de agarrar a morunazos a un reportero incómodo e indeseable.
Menos ha traficado influencias con otros hombres del poder para favorecer a los suyos.
Jamás, por ejemplo, cuando ha sido engañado y/o estafado por la cúpula en el poder se ha sublevado ni pataleado como chivo en cristalería ni mentado madres a diestra y siniestra ni rafagueado a sus enemigos y adversarios a través de la línea ágata.
Fue presidente municipal de su pueblo, presidente del CDE del PRI, diputado local y federal, senador ahora, y nunca ha utilizado el poder con sentido patrimonialista ni tampoco para andar por el mundo, con cargo al erario, cursando, como otros dicen, posgrados en varias naciones.
Quizá nunca fue un niño de dieces como otros alardean, y más porque nunca una boleta así, un diploma, un título académico te vuelve mejor persona, que es lo más importante en la vida.
Por eso, tampoco jamás suele burlarse ni pitorrearse de los demás creyéndose, menos, poseedor de una inteligencia suprema.
Es un joven político firme en sus decisiones, que en ningún momento requiere de mostrarse bronco ni broncudo, ni tampoco peleador callejero como otros.
Más aún: es un político serio en sus compromisos. Nunca engaña a nadie cuando, por ejemplo, le solicitan peticiones, incluso, personales. Si mira posibilidad de apoyar lo hace con empeño. Si no puede, lo dice.
Pero más todavía: es cuidadoso. Y si cree y siente que por su deslinde, por ejemplo, del duartismo, puede exponer a una persona lo advierte con claridad para que así nadie salga daño.
Digamos, incluso, que hasta paternalista es.
LA DIGNIDAD, LO ÚNICO QUE LEVANTA A LA PERSONA
Es un político congruente… de los pocos existentes. Quizá, acaso, en extinción.
En el año 2010 fue engañado con la candidatura a gobernador. Incluso, hasta a su padre, don José Yunes, estafó la elite priista de entonces, y aguantó vara. Sin indisciplinarse ni emberrincharse ni patalear.
Siempre se opuso, por ejemplo, a reducir la gubernatura de seis años a dos por un solo periodo, el siguiente.
Y desde entonces marcó su raya, de igual manera como otros que por ahora sucumbieron al canto de las sirenas, Ulises camino a Itaca.
Pero más aún, ha abundado en su tesis de rendición de cuentas y transparencia en la tarea de gobernar, y por tanto, ha acuñado como suyos términos universales como, digamos, la bancarrota de un gobierno, el desorden administrativo, el colapso financiero y la corrupción política en el Veracruz de hoy.
Un día, cuando lo señalaban de tibio, su padre dijo:
“No lo conocen”.
Otro día, también precisó: “Un día, como alcalde quiso arreglar los problemas a base de madrazos. Y le dije: Para eso estoy yo. Tú estudiaste y soluciona los pendientes con diálogo”.
Sin embargo, y dadas las circunstancias apuesta a la denuncia pública del Veracruz que vivimos y padecemos, que algún día, quizá, acaso, pudiera mudar en denuncia penal.
Y tal cual, por la congruencia con que vive.
“Nunca llegues a un cargo público a costa de tu dignidad” le dijo su padre.
Y es que, bueno, cuando un hombre permite que mancillen, lesionen, lastimen, hieran su dignidad… todo está perdido, pues en medio del lodazal y el cochinero, la dignidad es lo único que levanta al ser humano.
Y porfis, que nadie confunda la dignidad con la soberbia, pues son cositas diferentes, aun cuando, claro, a otros les vale y hasta se pitorrean de tales valores y principios.
LA FRESCURA DEL CAMPO
Pepe Yunes es un político sencillo. Incluso, afectuoso. Cordial y amable. Seguro de sí mismo. Hombre sin rodeos. Firme.
Por ejemplo, por lo regular siempre anda solo. Él mismo conduciendo su camioneta sencilla que ha de llegar a unos 300 mil pesos, quizá.
A veces, claro, en largas y extenuantes jornadas lo acompaña un amigo y/o, en todo caso, un empleado del rancho San Julián, propiedad familiar desde 450 años antes de Cristo, que su padre le asigna.
Pero, además, es un hombre puntual en sus citas y fino y delicado que si por alguna razón se atrasa entonces envía mensajes al celular para una disculpa y avisar la altura geográfica donde está para llegar a la cita. El imprevisto.
Claro, nació en pañales de seda. Tal cual fue criado. Pero, al mismo tiempo, con la cultura del trabajo que inicia en el rancho en la madrugada cuando la oscuridad y la neblina y la lluvia y el frío causan estrago y/o, mínimo, concitan a darse la vuelta y seguir durmiendo un ratito más.
Así, la convivencia con los amigos del campo, los trabajadores, los jornaleros, los agricultores, y sus familias, el senador ha conservado la frescura y la sencillez. Confiable. Honesto. Vertical. Integro.