- Sea quien sea el candidato priista a gobernador, los vientos que soplan son adversos con un duartismo en el descrédito
- Un gabinete legal excluyente donde ahora todos están contra todos y en donde los pendientes sociales les han valido
Luis Velázquez
Para el priismo hay un escenario complejo de cara a la sucesión del gobernador Javier Duarte. Lo refiere el politólogo Carlos Ronzón Verónica, graduado en Ciencias Políticas en la Universidad Complutense, de Madrid.
Las características son las siguientes, entre otras:
Una. Parte del gabinete está fuera de control en una especie de ajustes de cuentas entre ellos mismos. Ricardo García Guzmán contra Mauricio Audirac Murillo; pero también contra Gerardo Buganza Salmerón. Tomás Ruiz contra Buganza. Antonio Gómez Pelegrín contra Armando Adriano Fabre. Arturo Bermúdez Zurita contra Luis Ángel Bravo Contreras. Tomás Ruiz contra Gómez Pelegrín.
Y, bueno, cuando Fidel Herrera gobernaba, por aquí un funcionario se salía del huacal daba el manotazo y controlaba la situación.
Dos. La elite priista en el poder sexenal ha marcado la raya del resto de la población, mejor dicho, de los actores sociales y políticos. Ellos integraron un club. El club de Tobi. Solo son ellos. Solo ellos existen. El primero, el segundo, quizá el tercer círculo del poder. La cúpula en lo más alto. El gobierno de Veracruz, visto con sentido patrimonialista.
Tres. En cuatro años con siete meses y 17 días se han dado 58 cambios y enroques de funcionarios, lo que manifiesta una política administrativa errática. Si el jefe máximo se equivoca, simple y llanamente, cambia de barajas y lo que sigue. Además, sin rendir cuentas a la población electoral. Lo anterior manifiesta grandes bandazos en el estilo de ejercer el poder. Y más, cuando en el sexenio anterior se fue subsecretario y secretario de Finanzas y Planeación. Y más, cuando de por medio existe un doctorado en Economía.
Cuatro. Lo anterior incide en un gobierno sin ton ni son, al día. Como si hubieran perdido la brújula en el camino. Improvisando, incluso, sobre la marcha. Todavía hoy, cuando siguen creando dependencias y nombrando funcionarios. Lo peor, inventando cosas, por ejemplo, la subsecretaría de Fomento Ambiental para una chica de 23 años, inexperta, sin el mínimo conocimiento en la materia, sin fogueo, sin mirada de Estado.
GOBERNAR ES ROBAR
Cinco. En el fondo, una sola explicación: les vale gobernar con sentido democrático. Con ellos, gobernador ha adquirido un nuevo significado: gobernar es robar. Gobernar, con sentido hedonista. Pero lo más terrible, gobernar con indolencia. Les vale. Simple y llanamente, Veracruz les ha valido, pues todo se les resbala y hasta se pitorrean. Lo peor, se burlan. Son unos cínicos. Cínicos del poder.
Seis. Nadie, ninguno, ha tenido una visión de desarrollo. Todos, cortoplacistas. Nunca la mirada de Estado. Ningún plan de rescate financiero, por ejemplo. Sólo gestionar créditos para abonar al empréstito anterior. Con Fidel Herrera, dos créditos jugosos. Con Javier Duarte, van 27 créditos. Tampoco, medidas para ampliar la base tributaria. Y cuando las han tomado, por ejemplo, el reglamento de tránsito, por un lado, la irascibilidad social, pues hasta a los peatones quisieron multar, y por el otro, el revire en una parte del articulado, cuando el nuevo de reglamento de tránsito ya se vende en cien pesos.
Siete. El lodazal financiero: los últimos cuatro años con seis meses, más 17 días, el sexenio la ha pasado envuelto en el escándalo. El escándalo de la deuda pública. El escándalo de las empresas, grandes, medianas y pequeñas, a las que deben cantidades, incluso, millonarias. El escándalo de los abonitos a los deudores. El escándalo de las marchas públicas reclamando pagos, incluso, hasta pensionados, estudiantes y deportistas discapacitados. El escándalo del desvío de recursos, irregularidades detectadas por la Auditoría Superior de la Federación. Tal cual, la deuda pública y una SEFIPLAN ahorcada, ha llevado al descrédito.
Oh paradoja: les vale. En el altiplano político, la frase bíblica es famosa. No pasa nada.
Pero, además, y como el primer círculo del poder lo sabe y lo sabe con certeza, en efecto, no hay dinerito para unas cosas. Pero para otras, la llave está abierta.
La estrategia, pues, consiste en aguantar vara y quedarse callado. Apechugar, entonces, las marchas y las protestas y una que otra evidencia mediática. En el fondo, les vale, porque ellos incrementan el patrimonio personal y el patrimonio familiar.
Además, con la más alta complicidad del ORFIS, Órgano de Simulación Fiscal, y la Comisión de Vigilancia del Congreso, donde el presidente, Francisco Garrido, fue convicto en el penal de Topo Chico de Nuevo León.
LES VALE A TODOS ELLOS
Ocho. También les valen los secuestrados, desaparecidos, extorsionados, muertos, fosas clandestinas. Desde el año 2011 tal ha sido el gran pendiente. La inseguridad, la zozobra, la incertidumbre. Pero les vale. Tan es así que mientras en el 90 por ciento del gabinete legal y ampliado los titulares han sido cambiados y reciclados, el secretario de Seguridad Publica permanece, intocable, y cada vez con más fuerza policiaca y económica.
El valedrismo es la característica sexenal.
Nueve. Por un lado, 27 créditos, al momento. El último, de 1,380 millones de pesos. El antepenúltimo, de cinco mil millones de pesos. Nadie, sin embargo, conoce el destino social de tales empréstitos. Se habla de deuda millonaria que según el diputado local, Fidel Robles, llega a los 140 mil millones de pesos y según Mauricio Audirac, cuando despachaba en la SEFIPLAN, era de 40 mil millones. De cualquier manera, cero obra pública trascendente a nivel regional y local. Nadie, sin embargo, conoce el destino de los recursos.
Y en medio del vendaval, el silencio de los 50 diputados locales. Y el silencio de los 30 diputados federales. Y el silencio de los tres senadores de Veracruz. Y el silencio de los líderes sindicales. Y el silencio de la cúpula eclesiástica. Y el silencio de una parte sustancial de la prensa, una parte de cuyos dueños viven con la mano extendida para que les paguen el adeudo de unos dos mil millones de pesos que, bueno, pudieran ser más.
Tal cual, el escenario será complejo para el candidato priista a gobernador, quien sea.
Pero, bueno, Érick Lagos, diputado federal electo por el distrito de Acayucan, ya demostró su estrategia para ganar, teniendo incluso el mundo en contra, y ganar hasta con 72 mil sufragios en las urnas. En política, lo ha aplicado siempre porque así se lo enseñó su maestro, el fogoso, todo lo que se compra con dinero, sale barato.
Por eso Dante Delgado Rannauro, exgobernador, exsenador de la república, fundador de un partido político nacional, que se acaba de encumbrar en Jalisco donde gobernará a más del 60 por ciento de la población, dice que a precios actuales una candidatura cuesta dos mil millones de pesos.
Mil millones por arriba de la mesa y mil millones en las sucias cañerías de la política para quedarse con la gubernatura al precio que sea.