sábado, diciembre 21, 2024

Escenarios

Dobla las manos Seguridad Pública

En Veracruz hay autodefensas

También operan los malandros

 

Luis Velázquez

 

I

En algunas de sus primeras ruedas de prensa como procurador de Justicia, Luis Ángel Bravo dijo al mundo que por aquí tomara posesión… los carteles habían huido de Veracruz a las regiones montañosas de otras entidades federativas, escondiéndose, quizá, acaso, en las cuevas rupestres.

Ahora, el subsecretario de Seguridad Pública, SSP, Federico Rivas Valdés, ha sido contundente.

Uno. En Veracruz, la delincuencia organizada se ha filtrado en las autodefensas ciudadanas integradas en la zona norte.

Es decir, por un lado da fe y testimonio público de que los barones de la droga siguen operando entre nosotros.

Y por el otro, da fe y testimonio de la existencia de guardias comunitarias… que por ejemplo, tanto ha rechazado el titular de la SSP.

Dos. Pero más aún, da fe y testimonio de la relación entre las autodefensas y “su negativa al ingreso de los elementos policiales” y que describe como “un pretexto de los delincuentes para evitar ser identificados, arrestados y procesados legalmente”. (Juan David Castillo Arcos, El Heraldo de Veracruz, 7 de julio, 2015, propiedad de los hermanos Sánchez Macías, uno de los cuales es diputado local, sobrinos del abogado del siglo, Antonio “Tony” Macías)

Tres. El subsecretario insiste en la estrategia de operar de los malandros:

“Se infiltran para desacreditar con estas campañas de descontrol o de paranoia en la ciudad, que giran por las redes sociales y Whatsapp”.

Es decir, los malandros están aliados con las autodefensas y a las que tienen más, mucha más confianza a los carteles y cartelitos que a la SSP, no obstante la campaña oficial para que el ciudadano común que todos los días vive con sencillez siente a los elementos policiacos como parte de una comunidad dolida y doliente con tantos muertos, secuestrados, desaparecidos y sepultados en fosas clandestinas y tirados en la vía pública.

II

Cuatro. Peor tantito en la parada del subsecretario de SP al Fiscal General de nueve años y al mismo titular de la SSP.

Habla, por un lado, de toques de queda, y por el otro, de extorsiones, que valida y convalida en un Veracruz turbulento y convulso y que, entre otras cositas, ha originado, por ejemplo, la migración de cientos de familias de sus pueblos natales a otras latitudes, quizá de Veracruz, acaso a otras entidades federativas, quizá al extranjero.

Cinco. De paso, el funcionario arrasa con la eficacia y la eficiencia de la dirección de Comunicación Social del gobierno de Veracruz cuando acepta el éxito “del esquema de propaganda de la delincuencia organizada en contra de la seguridad”.

Y más claro, ni el agua.

Seis. Una vez más, da fe y testimonio de las autodefensas en la tierra jarocha y que tanto tanto tanto ha negado el general de West Point.

“Las autodefensas son ilegales y por eso la autoridad del programa Veracruz seguro se ha reunido con agentes y subagente para atender el problema de la delincuencia a fondo”.

Ajá.

Es decir, las autodefensas van ganando terreno a la Secretaría de Seguridad Pública, hartos los ciudadanos de la incertidumbre y la zozobra en la vida cotidiana.

Pero, también, los malosos que han seducido más, mucho más que el gabinete policiaco del gobierno de Veracruz a las autodefensas.

III

El subsecretario se refirió así a una zona conflictiva del territorio jarocho, como es la sierra de Zongolica y el eje de Cuitláhuac a Acultzingo, pasando por Nogales, Mariano Escobedo y Maltrata, allí mismo donde semanas anteriores los ciudadanos incendiaran varias patrullas, hartos, hartísimos de la influencia y el dominio de los malosos ante la manifiesta incapacidad oficial.

También fue específico con Soledad Atzompa, donde su alcalde (de militancia perredista) ha erizado los pelos de parte del gabinete legal del duartismo y advertido por el delegado de la Secretaría de Gobernación que le podrían levantar una denuncia penal por organizar marchas pacíficas, acusado, digamos, de azuzar a la población, es decir, rebelarse, gritar, inconformarse, protestar ante la indolencia duartista.

En tiempo de Érick Lagos Hernández en la Secretaría General de Gobierno apareció en Zongolica, digamos, la primera autodefensa.

Entonces, en nombre del gobierno de Veracruz, Laguitos citó en palacio al dirigente y en palacio dialogaron y de ahí el líder salió convencido, quizá acaso con un buen fajo de billetes, caminando derechito por el sendero de la legalidad en un Estado de Derecho.

El dirigente aquel desapareció de Zongolica y de los medios; pero, al mismo tiempo, las autodefensas, está claro, siguieron integrándose como ahora lo ha reconocido el subsecretario.

¡Bienvenidos, pues, a la realidad! como decía el enmascarado de Chiapas.

Vamos bien, porque por vez primera desde el poder público han aceptado, primero, que las autodefensas existen, y segundo, que también los malosos.

¡Ay de aquel tiempo cuando el fotógrafo Félix Márquez tomó gráficas de las autodefensas de los llanos de Sotavento y el general, condecorado por la Interpol e inmortalizado en un mural pintado por un policía, lo amenazó con la cárcel por el fotomontaje!

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