sábado, diciembre 21, 2024

Escenarios

En Poza Rica, electorado se volteó al PRI

Por eso el discurso sobre el narcotráfico

Ninguna prueba sobre narco/reporteros

 

Luis Velázquez

 

I

Es fácil decir, como en el discurso de Poza Rica, que hay policías, políticos, empresarios, abogados, notarios y reporteros ligados con el narcotráfico, digamos, al trío de carteles que según la procuraduría General de la República opera en Veracruz, a saber, los Zetas, Jalisco Nueva Generación y del Golfo.

Pero más aún, es fácil advertir a los trabajadores de la información que están fichados como boletineros de los narcos, cuando desde entonces ha transcurrido más de una semana y ninguna prueba ha sido aportada.

De hecho y derecho, y a los ojos de los expertos, resulta difícil demostrar y probar con testimonios jurídicos, inapelables, que hay reporteros, por ejemplo, trabajando para los carteles.

Peor tantito, a veces hasta resulta imposible probarlo.

Por eso, y con la investidura del cargo público significa una temeridad lanzar tales denuedos, y más, mucho más, cuando se trata de una excusa socorrida de quien se niega a aceptar los errores de su equipo político y su equipo gobernante en la tarea de ejercer el poder público.

Incluso, el discurso de Poza Rica más bien se entendería como una especie de venganza y desquite, porque la población electoral se le volteó al PRI con su candidato a diputado federal y se expresó con libertad el 7 de junio por el candidato del PRD al Congreso de la Unión.

Y, por eso mismo, la catilinaria en Poza Rica, días antes de que en Medellín trascendiera la muerte del reportero Juan Mendoza Delgado, director general del portal de noticias, Escribiendo la verdad, según el Fiscal General, por atropellamiento, cuando nadie, ni los niños, creen tal versión.

II

Cierto, cierto, cierto, cuando los reporteros necesitan combinar dos, tres trabajos a destajo para llevar el itacate a casa.

Y cuando desde el poder público, caso el diputado federal, Rafael “El loco” Acosta Croda, se lapida a los reporteros como unos muertos de hambre.

Y cuando desde el poder les regalan desde computadoras, Ipad, hasta automóviles en el día de la llamada libertad de expresión.

Y cuando desde la secretaría del gabinete legal y ampliado otorgan el embute al reportero que extiende la mano…

Entonces, resulta fácil pronunciar un discurso en Poza Rica asegurando que tienen la ficha de narco/reporteros.

Y por tanto, una vez más, la convocatoria paternalista de Pórtense bien.

En tanto, los días y las semanas están pasando y en ningún momento ha existido una prueba al respecto.

III

Hacia mediados del año 2011, unos reporteros fueron asesinados, y a una de ellos hasta la decapitaron y tiraron su cabeza y su cuerpo por separado en una calle de Boca del Río.

Entonces, los texto/servidores publicaron la filtración oficial de que estaban ligados al narcotráfico y hasta que operaban como sus jefes de prensa.

Pero nunca, jamás, fue demostrado ni menos, mucho menos, fue abierta una denuncia penal, un expediente, un juicio.

Se ignora si se trató de un acuerdo, un pacto verbal, entre las partes involucradas, pero en todo caso la duda fue sembrada, y por añadidura, el medio periodístico fue dividido.

Ahora, de nuevo la pedrada fue lanzada en Poza Rica y a partir de la fecha unos a otros trabajadores de la información se miran con sospecha y habrá quienes hasta de plano han satanizado a los otros por el simple hecho de que mira como narco, camina como narco, habla como narco, se viste como narco y gasta dinero como narco.

Incluso, con tal política discursiva se ha satanizado peor a los reporteros asesinados:

A unos, por ejemplo, luego de su crimen los acusaron de que en ningún momento eran periodistas, sino taxistas.

A otros, los victimizaron porque eran reporteros empíricos que se hacían pasar por diaristas.

A unos que los mataron porque sostenían relaciones ríspidas con los vecinos y los vecinos se vengaron.

A otros que porque eran borrachos peleoneros y rijosos en la cantina y ni modo, los ejecutaron por un pleito etílico.

En fin, que si en la Poza Rica de Juan Alfredo Gándara y su amigo, Pablo Anaya Rivera, la población electoral se le volteó al PRI y ganó el PRD, ningún reportero es culpable para que se le haya crucificado de tal manera en una diarrea discursiva sin soporte al día de hoy.

Todavía peor si se considera que los reporteros de otras regiones de Veracruz (desde Orizaba y Córdoba hasta Xalapa y el puerto jarocho hasta Los Tuxtlas y el sur) se preguntaban si el discurso de Poza Rica se refería solo a los diaristas de tal municipio y/o a la entidad jarocha.

IV

Aquí se publicó que si el gobernador pronunció tal perorata en contra de los medios, sin duda tenía pruebas de narco/reporteros.

Y entonces, lo correcto era proceder abriendo un expediente.

Pero al momento todo indica que aquel discurso fue flor de un día. Mejor dicho, una especie de desahogo, a menos que el Fiscal esté ocupado rastreando al expresidente municipal de Medellín, Omar Cruz, por el asesinato del reportero Moisés Sánchez Cerezo, y por tanto, el asunto de Poza Rica esté en lista de espera.

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